—Mi amado Dred, el cielo está llorando conmigo. —susurra ella mirando al lugar que nunca llegaremos nosotros —Nunca me ha gustado el color en que se torna el cielo cuando llueve, ese azul grisáceo es de lo peor. Pero sabes me encanta cuando tiene ese color azul celeste vivaz, es igual que el color de tus ojos. Pero creo que pronto dejaré de deleitarme con ellos, creo que lo más aterrador de morir es que no voy a poder ver esos ojos tuyos...
—Shhh calla no vas a morir, pronto va a llegar Justine y ella te salvará. —digo mientras la sostengo en mis brazos arrodillado. Ella solo sonríe y un hilo de sangre se desprende de su boca. —Serene por favor... resiste amor —comento con un nudo en la garganta.
—Lo siento Dred, dañe el vestido de novia de tú madre. Lo pagaré porque aunque no lo creas tengo muchos ahorros —dice Serene cada vez con la voz más apagada, yo tan solo sonrió mientras siento como mis ojos se nublan.—No, no llores amor. Que este no es el fin de nuestro amor, aunque el destino se encargue de separarnos, haremos todo lo posible para vencerlo. Y para eso tienes que prometerme que me buscarás dentro de cien años.
—Cariño estás del... —intenté comentar yo pero ella puso su dedo índice en mi boca.
—Prometemelo... Dred —músita obligando a su voz salir. Yo tan solo asiento con mi cabeza y ella sonríe. —Te amo. —y dicho esto su mirada se pierde en el cielo.
—Serene, Serene —comienzo a agitarla bruscamente para que me hablé, pero es fallido su cuerpo no responde. —Amor... no me dejes —comienzo a llorar y mis lágrimas caen en su rostro. Lanzó varios gritos desgarradores. —Serene, eres la mujer más hermosa, risueña, amable y extrovertida que he conocido, tú terquedad y persistencia hicieron posible este amor. Tú me diste a conocer un mundo que no estaba lleno de guerras, ni de traiciones, ni de soledad. Tú fuiste mi mayor redención, y yo fui tú peor pecado. Y así como tú te opones al destino así mismo yo lo haré, por eso te juro que dentro de cien años te buscaré donde sea, así tenga que ir hasta el mismísimo cielo juro que te encontraré. Adiós mi redención. —comento mientras que en cada frase mi voz se iba desgarrando.—Te...—tomó aire ya que mi voz no sale. —amo.
—Dred, lo siento amigo —dice Daven a mis espaldas, pero él no lo puede sentir ya que no es su esposa Justine la que se murió.
—Rey Dred, que no se te olvide Daven, desde hoy soy rey Dred. —digo mientras me levanto con Selene en mis brazos. La lluvia se hace más fuerte, pero eso no es imposibilidad para que yo camine con mi esposa hacia el palacio. Daven grita varias veces mi nombre pero hago caso omiso a sus palabras y sigo con mi camino, mi alma si es que tenía se fue con Selene.
Cien años... eso no es nada para alguien que es inmortal. Espérame amor mío, que dentro de poco iré por ti.
Actualidad
—Alex, Alex —comento mientras muevo a mi hermano mellizo para que se levanté de mi cama. Él tan solo suelta un bufido, y se arropa aún más con las cobijas.
— Ni modo, me dormiré en el cuarto de él.—le digo a mi mamá que esta e en el umbral de la puerta.
—Podrías echarle agua, y así de paso te vengas por las veces que él te ha hecho eso. —mi mamá es una sádica en potencia, yo lo sé.
—Este pobre cuerpito ha vivido en carne propia esa trágica situación que me ha puesto al borde de la muerte —digo con pose dramática de telenovela. —Y no podría poner en tan espantosa situación a mi hermanito.
—Yo diría más bien, que ese pobre cuerpito quiere mucho al espantapajaro que esta desparramado en la cama y por eso no se atreve a hacerle eso —comenta mi papá rodeando con sus brazos la cintura de mi madre.
—Ese espantapajaro esta mucho mejor que el cuerpito porque fue capaz de quitarle el novio —comenta esa mujer que abraza mi papá.
—Bueno ya paren con el bulliyng. Y como han herido mis sentimientos buenas noches señora Hanna y buenas noches señor Arthur. —comento y los dos se ríen de mí.
—Que descanse señorita Tiamat —dicen los dos al unísono y todos nos dirigimos a los cuartos. Me aman lo sé.
Apenas entro al cuarto de mi hermano su cama ya me está diciendo mamá. Me lanzó y me hago un ovillo debajo de las cobijas ya que esta haciendo mucho frío.
...
Dos horas, dos malditas horas han pasado desde que me acosté y Morfeo no ha tocado las puerta de mi habitación.
Aunque eso ya es típico. Yo amo dormir pero lastimosamente sufro de insomnio. Llevó con eso desde chiquita así que no me sorprende estar dando vueltas en la cama. Y tengo mucha pereza y frío para ir hasta mi cuarto, por las pastillas.
Voy a intentar los viejos métodos y me concéntrare en no pensar bobadas.
Una ovejita, dos ovejitas, tres ovejitas... una amiga me dijo que yo tal vez en mi vida pasada fui un vampiro, se imaginan que locura debió ser. Ojalá haya sido muy poderosa pero dejando eso de lado las secuelas de mi antepasado me están afectando mucho, como osa quitarme mi precioso sueño... ¡Mierda! Termine pensando en bobadas otra vez.
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Editado: 10.10.2018