Revive

6: Lagrimas

–Nuestro padre era una gran persona, pero la muerte de mama hizo que callera en el alcohol, desde ahí se descontrolo todo hasta llegar al punto de no reconocerlo, protegí todo lo que pude Heleine, pero toda su vida solo conoció a un alcohólico como padre– conté.

–Hiciste lo que pudiste, tu hermana está bien gracias a ti, deberías estar orgullosa de eso– Hablo Lance.

–Es verdad, ustedes están aquí vivas y es lo que importa, pero también compréndela sabes mejor que nadie por todo lo que ha pasado, que no es fácil, mucho menos en esta situación, ella necesita que la apoyes– siguió Aidan– creo que por hoy fue suficiente, mañana seguiremos.

Me sentía abrumada, el pensar en todo lo que sucedía y lo que nos espera, es muy abrumador. Tenía miedo por Helene, por ellos y por mí, pero Aidan tenía toda la razón en este momento Helene necesita de mi apoyo no que la contradiga. Me levante de la mesa agradeciéndole a los chicos por sus palabras y dándoles las buenas noches, me dirigí hacia la planta alta justo en la habitación de Helene junto a la mía, toque la puerta.

–Quiero estar sola, vete.

Ignore su respuesta y entre a su habitación, ella se encontraba sentada en la cama recostada hacia la pared con las piernas hacia su pecho. Me miro y varias lagrimas recorrieron sus mejillas.

–¿Acaso no escuchaste lo que dije?¡Vete!

–Aunque lo digas mil veces no hare caso, ya sabes lo terca que soy.

Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, me acerque a ella con cuidado hasta ponerme en la misma posición.

–Lo siento, ignoré tus sentimientos con respecto a papa, sé que tienes razones para odiarlo, pero debes saber que no todo el tiempo fue así, aún recuerdo cuando se enteró que mama estaba embarazada se puso muy feliz.

–No lo odio, sé que era diferente y me duele el hecho de haberlo conocido esa parte de él, pero no lo culpo. Después de la muerte de mama no le quedaba más que odiar a la persona que lo causo –Dijo mientras trataba de contener las lágrimas.

–Tu no la mataste, tú no eres culpable de que ella no pudiera aguantar el parto. Ella te amaba y sé que, si te escuchara decir eso de nuevo, este donde este se enojaría muchísimo– dije y me voltee a abrazarla.

–Gracias... tu siempre me protegiste y cuidaste de mí, tú has sido la razón por la quiero vivir, eres mi ejemplo y quien me impulsa a seguir adelante, pero cada vez que las miro – toco mis cicatrices– me culpo, yo te las cause y no sé qué hacer para recompensarte por todo.

–Estas cicatrices las causo el alcohol en papa, no tu. Eres mi hermanita menor no necesito una recompensa para tirarme a salvarte de una forma descabellada, lo volvería a hacer una y mil veces.

Ella sonrió y dejo caer las lágrimas que reprimió por muchos años, me quede junto a ella hasta que callo dormida, su rostro estaba hinchado de tanto llorar, la deje acostada en su cama y salí de la habitación, Si quiera era pasada la media noche, pero mi cuerpo no respondía al cansancio, si me acostaba en ese momento solo lograría dar mil y una vueltas. Recordé la grandiosa vista del valle así que salí a tomar un poco de aire.

Cuando una ventica elevo mis cabellos, me di cuenta que no estaba sola, recostado al barandal de madera se encontraba Aidan, este se voltio cuando sintió mi presencia.

–¿No puedes dormir? – pregunto.

–La verdad, ni lo he intentado.

–Deberías, hoy fue un día muy largo.

–Espera – dije y cerré los ojos fuertemente –¡Oh cerebro, duérmete!

Esto hizo escapar una gran carcajada de Aidan y mía, que no paro hasta que sintiéramos dolor en el vientre.

–Tú y Lance se llevarán muy bien.

–No lo dudes –dije secándome una lagrima de tanto reír.

Me acerque hasta ponerme a su lado, nos quedamos varios minutos en silencio mientras presenciábamos aquella maravillosa vista.

–¿Como esta Helene? – pregunto.

–Bien, hoy pudo dejar salir todo lo que reprimió por varios años.

–Qué bueno, ustedes han sido muy fuertes y ¿tu, como te sientes?

–Si soy sincera me siento perdida y aterrada, Aun no recuerdo nada de lo que allá paso y siento que son detalles muy importantes, además que temo no podamos sobrevivir a esto.

–Entiende me sentí de igual cuando descubrimos todo, recuerda no somos personas ordinarias detrás de nosotros hay grandes poderes.

Alzo su mano a mi vista, de ella broto una pequeña flama esta se dividió en cuatro partes y empezaron a dar vueltas entre sí, hasta que cada una se tornó de un color diferente: Rojo, Celeste, verde y turquesa. Lueg0 de una pequeña danza estas se consumieron sin dejar ningun rastro en su mano.

–Eso... fue hermoso.

–Qué bueno que te gustara – sonrió.

Esa sonrisa era igual o más hermosa que el espectáculo que me acababa de enseñar, pero no podía decírselo lo mejor es que no piense en ello, no hay tiempos para romances ahora, así que aparte mi mirada de él.

–¿Estas bien? –pregunto y toco mi brazo.

Enseguida me aleje de un salto.

–Lo siento, solo estoy cansada lo mejor será que me valla –dije

Me acerque a la puerta y mire de reojo como su rostro cambio, su expresión se volvió ruda y su cuerpo se puso tenso.

–Que descanses.

–Igualmente – respondí.

Me dirigí a mi habitación, me recosté y automáticamente mis ojos empezaron a cerrarse para sumergirme en una de los sueños más vividos y largos que he tenido.

 



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En el texto hay: edad media, vampiro, reencarnacion magia romance fantasia

Editado: 29.08.2022

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