Revive

13: Heloise Parte 3

Un día salí al bosque con Benjamín buscaríamos algunas plantas medicinales para un guento. Me mostro los nombres y uso de cada uno. Luego de horas de caminar nos detuvimos a descansar, mis pies estaban hinchados ¿Acaso camine demasiado? Me senté en un pequeño tronco.

–¿Ya le dijiste al padre? –hablo Benjamín dejándome sin palabras.

–¿Qué? –pregunte incrédula.

–¡Ay, primita! tu pecho creció, vas más al baño y se hinchan tus pies. Todos son síntomas de que estas embarazada– dijo.

–¿Estás seguro Benjamín? –pregunte preocupada.

–Si, según creo has de tener unos dos meses de embarazo.

–¿Por qué no me dijiste nada?¡Rayos! ¿ahora que voy a hacer?

–Pensé que lo sabias, tienes dos opciones: tenerlo o me puedo encargar de que no haya niño...o niña– dijo.

–Tengo que hablar con Leo, pero la última carta que recibí de él fue hace una semana.

–Podríamos contratar un mensajero, pero cobrara bastante, más si queremos que no sea visto– sugirió.

–Ya lo pensaremos, tenemos que llegar a casa– dije.

–No te esfuerces demasiado primita– sonrió y seguimos con nuestro camino.

Durante esos meses habíamos practicado bastante, Benjamín se hizo mi maestro y Thiago el de Yarah. Todo iba bien, aunque extrañaba a Leo y mi repentino embarazo estaba feliz, pero todo duro poco. Aquella noche golpearon la puerta, cuando abrí la puerta me encontré frente a frente con el cuerpo de aquel chico que llevaba las cartas entre los chicos y nosotras, estaba muerto, una espada atravesaba su corazón, su cuerpo fue empujado hacia mí y varios hombres entraron al lugar. Nos tomaron por sorpresa y no estábamos preparados para defendernos de sus armas, alado mío vi caer a Thiago con una navaja en su pierna, parado frente a él estaba un soldado agarro una espada y la atravesó en el pecho de Thiago.

–¡Hijo de puta! –grito Yarah lanzándose contra el hombre, pero este fue más rápido y noqueo a Yarah.

–¡Te dije que no lo mataras, idiota! –grito un hombre que cargaba inconsciente a Benjamín.

–Era demasiado fuerte, era él o yo– dijo sacándose un pedazo de vidrio del hombro.

–Solo quedas tu– dijo un hombre frente a mi antes de golpearme en la cara.

Cuando desperté Yarah estaba a mi lado, me levanté rápidamente

–¿Dónde estamos? ¡Thiago! –dije desesperada.

–Está muerto– dijo Benjamín.

Sentí como si mi corazón se partiera, estábamos en una celda Yarah y yo estábamos juntas, pero Benjamín estaba en otra aparte, frente a nosotras, estaba sentado recostado a la pared, de lejos pude ver como una lagrima salía de sus ojos. Se criaron juntos y ahora uno de ellos está muerto debe ser muy doloroso para él.

–¿Qué podemos hacer? Nos mataran si nos quedamos aquí– dijo Yarah.

–Si Thiago estuviera vivo tendríamos oportunidad de salir, yo rechace aprender de él y me dedique a la sanación, no puedo sacarlas de aquí– dijo sin mirarlos.

–Pero yo si– hablo una voz que reconocí al instante.

–¡Leo! – exclame–¿Qué haces aquí? – pregunte mientras él se acercaba a la cerradura con los dos broches en la mano.

–¿Entre en una casa a punto de derrumbarse por ti y crees que no vendría a salvarte de nuevo? –dijo mientras forzaba la cerradura, segundos después esta ya se encontraba abierta y le di un enorme abrazo, estaba feliz de verlo.

–Escúchenme Abel está afuera con los caballos, el lugar tiene varios guardias, tenemos que ser cautelosos– dijo mientras forzaba la puerta de Benjamín– iremos en fila, yo al frente y tu atrás, debes cuidarnos la espalda– se dirigió a Benjamín.

–Claro, sin problemas– dijo Benjamín.

Luego de sacar a Benjamín nos colocamos como nos indicó Leo y caminamos fuera de la habitación con cuidado de no hacer ruido. Se empezaron a escuchar pasos hacia nosotros, Leo señalo una puerta y entramos para no ser vistos.

–¡Han escapado! –grito un soldado.

Muchos soldados empezaron a deambular por el lugar, no podríamos salir así, necesitábamos una distracción.

–A mi señal corremos, síganme y corran lo más rápido que puedan– susurro Leo, se acercó a mí y me dio un beso rápido ¿Qué planeaba hacer?

–¡Vamos!

Empezamos a correr tras de él, cuando viramos a la esquina nos encontramos con unos soldados al fondo del otro extremo.

–¡Sigan corriendo, la salida está a la vuelta! –dijo, pero el freno su paso dispuesto a correr hacia los soldados.

–¡Que vas a hacer Leo! – le grite.

–Lo necesario para que vivas– dijo

Pero alado nuestro quien salió corriendo sin previo aviso fue Benjamín, aunque supiera defenderse con sus dones, eran demasiados.

–¡Él debe saberlo! –grito antes de lanzarse contra ellos y hacer volar algunos con un hechizo de suspensión.

–¿Qué haces? ¡Regresa! –grito Yarah llorando.

–¡Largo de aquí! –Grito antes de que un cuchillo se clavara en su hombro y lanzara un grito de dolor.

Leo agarro a Yarah cuando estuvo a punto de correr hacia ellos. Teníamos que salir vivos o no serviría de nada el sacrificio de Benjamín.

–¡Suéltame, tengo que ir por el! –gritaba Yarah, forcejeando con Leo.

Me acerque y agarre su rostro.

–Escúchame, si no salimos de aquí no servirá de nada su sacrificio– le dije y aunque no quería aceptarlo Yarah dejo de pelear, pero su llanto no cesaba, igual que el mío.

Logramos salir del lugar y nos encontramos con Abel, nos esperaba con tres caballos, apenas Yarah lo vio corrió a él.

–¿Están bien y sus primos? –dijo Abel, Yarah se apretaba a Abel y lloraba, Abel lanzo una mirada a Leo y el solo negó con la cabeza. Leo me abrazo fuertemente y agradezco que lo hiciera, lo necesitaba.

–Tenemos que volver, estaremos mejor en casa– dijo Abel.

Luego de eso subimos a los caballos y empezamos el viaje, como Yarah y yo no sabíamos montar fuimos cargadas con ellos, me sujete fuertemente a la espalda de Leo, el viaje fue largo.



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En el texto hay: edad media, vampiro, reencarnacion magia romance fantasia

Editado: 29.08.2022

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