–¿Qué están haciendo? ¡Suéltenos! – grité al momento que se cerró el agujero en nuestras caras, ¿Por qué puedo sentir la tierra a mi alrededor, pero no pudo usarla?, mire a los lados Aidan y Helene luchaban contra las personas que nos agarraban.
–¡No puedo perderla de nuevo, no así! ¡Por favor déjenme ir por ella! –exclamó mi hermano luchando contra quienes lo retenían, logro dar unos golpes y soltarse por un momento, pero nuevamente estas personas lo agarraban como si sus vidas dependieran de ello.
Por todo el alboroto no me di cuenta en donde estábamos, era una habitación inmensa, una biblioteca, todas las paredes estaban llenas de libros hasta el techo parecía sin fin. Nos dieron media vuelta aun sujetados, alrededor nuestro había un gran grupo de personas, ¿Cómo no me di cuenta antes de ellos? Frente a nosotras una mujer se acercó a pasos lentos, era joven, pero su espíritu demandaba rudeza.
–– ¿Y la otra chica? ––pregunto, uno de los hombres que sujetaban a Aidan negó con la cabeza, su expresión cambio, no era tristeza, era como si le quitaran la esperanza.
La multitud a nuestro alrededor al igual que quien suponemos era su líder cambio de expresión, empezaron a murmurar, también se escuchaba como sollozaban, el ambiente se convirtió en algo melancólico, ¿Pero qué está pasando?
–– ¡Lance, ahora o nunca! ––me aviso Aidan y mire a mi lado a Helene antes de forzar a que me soltaran, logramos soltarnos preparándonos para pelear.
–– ¡Alto, suéltenlos! ––dijo fuertemente la mujer que estaba frente a nosotros, de inmediato los demás hicieron caso y retrocedieron.
Mire a Helene y Abel, nadie entendía lo que pasaba, pero no bajaríamos la guardia, la mujer se acercó lentamente hasta estar frente a nosotros, estábamos listo para pelear, pero en vez lanzar un golpe, se arrodilló ante nosotros pegando la cabeza al suelo.
––Perdonadme elementos, fue mi culpa que muriera, yo los envíe ahí.
Esas palabras bajaron nuestra guardia, Helene cayó de rodillas llevándose las manos al rostro, lloraba. Aidan al contrario estaba furioso apretaba sus manos con fuerza, su mandíbula estaba fuertemente apretada, sus ojos vidriosos demostraban sus verdaderos sentimientos, pero no dejo caer ni una lágrima, yo no era la excepción, aún estaba analizando lo que había pasado, la habíamos perdido.
Aidan se acercó a ella a paso rápido, estaba muy agitado, agarro de la camisa a la mujer y la levanto dejándola de puntillas.
–– ¿Crees que con esto cambiara algo? ¿Por qué nos enviaste ahí?, ¡Confiábamos en ti! ––la agitó con fuerza, ella hizo una mueca de dolor y los hombres tras nuestro tuvieron el impulso de salir a defender a su líder.
––No se muevan–– ordeno ella y estos hicieron caso, pero sus rostros demostraban desagrado ante su orden, me acerque a Aidan rápidamente y lo sujete del brazo.
––Suéltala Aidan, la estás lastimando.
–– ¡Ella la mato! ––grito con furia sin mirarme, sus ojos solo miraban con odio a la mujer que tenía al frente.
––No, ella no la mato, lo hizo el Conde ––Helene apareció del otro lado de Aidan––, él mató a mi hermana, ella solamente hizo lo que creía correcto, bájala.
––Pero...
–– ¡Bájala Aidan! ¡Ahora! ––exigió Helene con fuerza, lágrimas aún rodaban por sus mejillas, logro que Aidan la soltara de mala gana haciéndola tropezar y caer de espaldas. Helene se acercó a ella y le brindo la mano para ayudarle, ella la tomo agradeciendo. Aidan dio media vuelta y empezó a caminar en círculos, halando su cabello, me acerqué a él.
––Aidan, yo sé que duele, pero ella no...––estaba acercando mi brazo a su hombro, pero de un manotón me alejo dejándome helado.
––No me vengas con eso, tú aún la tienes a ella, no lo entiendes no puedes decirme que entiendes este dolor cuando, no lo has experimentado ni una vez hermano.
––Maldita sea Aidan yo también morí y sé lo que paso, también se me fue arrebatada.
–– ¿Tú viste como suplicaba por su vida? ¿Cómo gritaba mientras el fuego recorría su piel? ¿Acaso escuchaste cuando su voz se apagó? ––se acercó bruscamente a mí ––¡No, lo hiciste! Tú moriste antes de ver como moría la persona que más amabas y déjame decirte hermanito que corriste con mucha suerte, yo tuve que verla morir por segunda vez. ––Grito con fuerza, haciéndome retroceder. Apreté los puños, y lancé un golpe directo a su rostro el cual hizo que se cayera.
–– ¿Crees que eres el único que sufre aquí? No te hagas el muy importante, tal vez si, yo no sufrí como tú lo hiciste, pero ella–– apunte hacia Helene–– estuvo codo a codo con ella, quien murió fue su hermana y ella no se está comportando como un gran idiota.
––No lo entiendes Lance ––me miro desde el suelo, tenía la intención de volver a golpearlo, pero aquellos hombres al redor nuestro me sujetaron, por un momento me olvidé de todas estas personas.
––Déjame ir de nuevo ahí, solo eso te pido, te suplico que me dejes ir con ella–– suplico Aidan desde el suelo a la líder del grupo.
––Lo siento, pero eso no será posible, ya perdimos a uno de ustedes, no me arriesgaré a perder a dos, fue mi error enviarlos ahí, pero no se repetirá. Necesitan tiempo a solas para analizar las cosas y llorarle a su ser querido, se les dará habitaciones y si necesitan algo no duden en decírmelo–– hablo la líder, Aidan únicamente se resignó a seguir órdenes, yo me quede con Helene, apenas nos quedamos solos en la habitación dejo su fachada de fuerte y se rompió en llanto, su hermana lo era todo para ella.
Esa noche las lágrimas no pararon, el tiempo se hizo eterno y cada segundo era un golpe de realidad a la cara, cuando al fin cayó dormida Helene empezaba a amanecer, su rostro estaba hinchado y su cabello desaliñado, la acomodé en la cama para que descansara, me quede unos segundos contemplándola, me baje de la cama y me senté en el suelo recostando mi cabeza en el filo de la cama, cerré mis ojos y solté un gran suspiro, todo se había salido de control ¿Qué haríamos ahora?