El bullicio de las personas se podía escuchar por todo el gran gimnasio. Había ido a la dirección que la dulce florecitas le había dado esa misma mañana. Se encontraría con la persona que la metería en una de las organizaciones más poderosas de la ciudad. Soltó un suspiro al observar las caras del lugar, en su totalidad eran hombres mayores que ella, algunos tenían marcas de cuchillos o rasguños, pero lo que todos tenían en común eran los guantes de box
— Adivino. Eres Julieta —un moreno alto de gran proporción se acercó a la pelinegra con una amplia sonrisa— Lorenzo. El contacto de Camille
— Oh, mucho gusto —le dio una tenue sonrisa mientras agarraba más fuerte el mango de la mochila. Necesitaba estar alerta— ¿Eres entrenador de boxeo?
— No —el moreno se giró para caminar hacia la única oficina del lugar— Este solo es un punto de distribución de drogas de los Rakushka. Los jóvenes vienen a entrenar y se llevan mercancía
— Un escondite a simple vista —dice con un leve sonido de sarcasmo que el moreno simplemente ignoró— ¿Hace cuanto trabajas con los Rakushka?
— Desde que inició
— ¿Nunca los traicionarias? —la pelinegra observaba la oficina bajó la mirada seria del moreno— Perdón, soy curiosa
— No lo eres —el moreno la miro seria para negar— Eres informante, pero tienes algo más
— Asesina —dijo viéndolo. Su mirada era fría pero con una pizca de ira— Todos en este mundo lo somos, ¿no?
— Cuando asesinas tu humanidad se va. Trato de que mis chicos nunca tengan que hacerlo
La pelinegra asintió tratando de ignorar el tema. Ella nunca olvidaría a la primera persona que miro a los ojos y le pidió perdón con un simple lloriqueo silencioso.
Las personas tal vez perdían un pedazo de su humanidad cuando soltabas el gatillo de la fría arma, pero ella había perdido más siendo criada por un monstruo vestido de un elegante traje de color negro con detalles rojo vino. Su padre no era bueno con ella, sus expectativas sobre su pequeña mentira eran tan grandes como el camino de sangre que él seguía
Pero un Walker siempre sigue un camino de sangre desde que nace
— Cami le contó sobre que hago aquí —lo miró incómoda. El olor de sudor se podía sentir incluso al hablar— No tengo entendido el porque me necesitan
— Quieren un informante para su hijo mayor —la pelinegra lo miró sin entender el punto— Felix confía en Camille, cuando él contó su preocupación sobre la vida de su hijo mayor al ser heredero. Ella sugirió que lo mejor tenerlo vigilado —soltó un suspiro mientras abría el casillero que se encontraba detrás del escritorio— Pero no pensé que ella misma eligiera a la espía
— Prefiero el término divulgadora
Lorenzo soltó una leve risa mientras negaba, aun dándole la espalda. Era de hombros anchos incluso tenía una pequeña línea tatuada de hombro a hombro, tenía algunos tatuajes por su espalda, pero uno era particularmente familiar hacia la pelinegra: Su primera misión
— ¿Por qué una dalia?
— Me gustan las dalias
Emma negó levemente mientras seguía viéndolo por detrás.
La dalia significa fuerza. En la antigüedad las primeras familias en formar la sociedad roja utilizaban a la dalia de símbolo. Un símbolo que significaba que eran fuertes sin importar los problemas, pero ciertamente ninguna dalia sobrevive en una guerra.
— Ten —se giró quedando enfrente de la pelinegra. En sus manos tenía un arma blanca con detalles dorados y un collar con el símbolo de un búho sobre algún árbol de flores— Usa el collar para entrar al bar donde va siempre él. Te ayudará a abrir puertas en esta ciudad, pero el arma no la uses. Llevar una blanca significa…
— Que solo es protección —lo interrumpió tomando el objeto blanco. Sonrió al sentir el peso, era ligero y balanceado. Perfecto para cualquier ocasión— Conozco las reglas de armas de los Walker. No soy novata en esta ciudad
— ¿Por qué nunca he oído de ti?
— Prefiero ser silenciosa
Tomó el collar y caminó hacia la salida de la oficina. El lugar estaba empezando abrumar con demasiada testosterona y sudor.
Condujo por media hora hasta llegar a la linda casa en donde había crecido o donde había sido abandonada con solo seis años. Se preguntaba cuándo saldría de aquel lugar. Tenía la esperanza de que algún día su madre volvería por ella y se irían a vivir a la playa, pero incluso cuando era mayor y sabía a la perfección que ella jamás volvería. Mantenía la esperanza de que la sacara del manicomio que era su vida.
Detuvo el auto en el garaje, a un lado del de su mellizo. Su hermana era una fanática del orden
— ¿Qué tal? —Ethan se recargó en la puerta del auto asustando un poco a la pelinegra que le dio una mirada seria— No hay audio aquí. Papá lo quito después de que Mike trajera alguna chica aquí
— Es traumático escuchar los gemidos de ese pelinegro —Emma lo miró divertida— Todo va demasiado bien, lo cuál me preocupa
— ¿Crees que sepan que eres una Walker?
— Creo que saben que algo tramo, pero no creo que sean suficientemente inteligente para notar que soy una Walker —caminó hacia la puerta de salida seguida de su hermano— Me acosté con Camille y luego fuí a ver a Monica
— Tu si que tienes serios problemas —dice el castaño oscuro negando mientras se ponía a lado de su hermana mayor— Aparte estas comprometida
— No por mucho, bueno, si es que mi amenaza sirvió —Ethan soltó un bufido— Lo sé, ninguna amenaza sirve con el trio del mal
— Excepción de que tienes un punto a favor —le dio una sonrisa ladina— Tu mellizo daría la vida por ti. Eso sí es preocupante
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Editado: 11.06.2024