Ricordami Sempre

Capítulo 15

ANGELINA

Ya sentados en una mesa pude admirar mejor el ambiente de la cafetería; no era muy sofisticada o elegante pero si estaba limpia y era un lugar acogedor, de esos que uno prefiere para merendar algo cuando camina por la ciudad, estaba muy bien decorada y el olor de las papas fritas te llegaba al instante. Enseguida se nos acerca una señora de unos 40 años aproximadamente, tenía un traje de camarera, ahora entiendo porqué necesitan personal, me dí cuenta que la pobre mujer era la que atendía todo el local sola.

— ¿Qué van a querer jóvenes?— nos pregunta amablemente a pesar de que se ve muy cansada.

— ¿Cuánto sería dos hamburguesas junto a dos malteadas de chocolate con crema?— le pregunto antes de que al tonto de David se le ocurra pagar antes que yo, es capaz de eso y más.

— Serían unos 16 dólares ¿Prefiere pagar ahora?— me dice en tanto anota el pedido en su pequeña agenda.

— Si aquí tiene, quédese con el cambio— apuntó algo más.

— Muchas gracias por su amabilidad, ahora les traigo su pedido— se aleja hacia el mostrador de manera apresurada. Le dirijo una mirada triunfadora a mi acompañante que me mira divertido.

— Sin comentarios— me dice él mientras daba pequeños golpes a la mesa con sus dedos. Me incorporo un poco en la silla, lo suficiente como para coger mi celular que lo tenía en el bolsillo trasero de los vaqueros. Lo enciendo y cuando iba a jugar  un poco ese tonto juego de cartas que me gustaba por alguna razón, llegó la señora de antes con nuestros pedidos así que lo guardé en la mochila. Puso ante nosotros dos hamburguesas que se veían súper bien y otras dos malteadas con crema. Le agradecí y enseguida comenzé a comer mi hamburguesa, me sabía a gloria, hace mucho tiempo no comía una con tanta despreocupación. Me llegó a la mente el recuerdo de mi perro.

— Por favor, dime que has alimentado a Loki antes de ir al cole y que no lo has dejado hambriento y a su suerte mientras yo me como esta deliciosa hamburguesa— le dije a David de forma histérica. Quién no conociera mi personalidad decente y recatada, diría que soy una psicópata en toda regla.

— Claro que lo he alimentado Angie, incluso lo he sacado un poco al parque, ¿Por quién me tomas?— dijo y le dió otro sorbo a su malteada de chocolate.

— Es verdad, había olvidado que eres una persona tan responsable y decente— agregué con sarcasmo.

— Sabes que sí— pequeño tonto-pensé.

Terminamos de comernos las hamburguesas y salimos de la cafetería, quedaba todavía media hora para llegar al puente así que fuimos casi corriendo al auto. 
Mientras David conducía no podía dejar de sonreír y pensar en esa exhibición de fuegos artificiales, me gustan los fuegos artificiales, se que podía parecer algo un poco tonto pero me encantaba la manera en la que explotaba en millones de puntos de colores mientras formaba diferentes figuras.
A la velocidad a la que íbamos llegamos en 10 minutos, buscamos un lugar donde aparcar entre el montón de autos, motocicletas y bicis que había y nos dirigimos a donde todos estaban reunidos. Había venido mucha gente, algunas conversaban y otras simplemente bebían cerveza.

— Que te parece si nos tomamos una cerveza— me preguntó David rascándose la cabeza.

— Claro ¿Por qué no? vamos— iba a caminar pero el me detuvo poniendo una mano en mi hombro.

— No quédate aquí no te preocupes, enseguida regreso— lo veo marcharse y perderse entre la multitud sabrá Dios donde. Me acerco lentamente a la barandilla del puente y miro abajo, como es de noche no se puede ver mucho más que oscuridad total. Siento que alguien me toma el hombro dándome un susto de muerte, pensando yo que era David me giro con una sonrisa en el rostro; sonrisa que se borra cuando ví de quién se trata, sentí ese cosquilleo de nerviosismo en el estómago. Ante mí está parado Bruno, se veía serio, esperé por unos segundos a que dijera algo, pero como él no tenía intenciones de hacerlo decidí dar el primer paso.

— ¿Qué haces aquí?— le pregunto confundida.

— Eso te pregunto yo, ¿Qué haces tú aquí?— no se veía muy contento, pero eso me importaba poco.

— En primera yo no tengo que darte explicaciones y en segunda yo pregunté primero— rodó los ojos.

— No estoy de buenas para tus juegos Angelina, ¿Qué coño haces aquí?— no entendía porqué estaba enfadado conmigo,  era él el que se había acercado.

— Vine con un amigo para la exhibición de fuegos artificiales ¿Contento?— pregunto, colocando las manos en jarra.

— Un amico..— dijo como sopesando mi respuesta con su típicos cambios al italiano— ¿Qué amico?

— Déjate de tonte...— iba a reclamarle pero aparece David con una cerveza en cada mano. Mira a Bruno y luego me mira a mí.

— Había mucha fila, ya sabes como es— miró de nuevo la cara seria de Bruno— ¿Quién es él?

— Soy el chico del que está locamente enamorada— dijo como si nada, como si nos estuviera contando un chiste de mal gusto, de muy mal gusto. David me miró abriendo los ojos sorprendido, creo que reprimía una sonrisa.

— Claro que no— me apresuré a decir— él no es nadie, porque estaba a punto de irse, ¿No es cierto?— Abro los ojos para que entienda que debe irse, el me mira con sus intensos ojos azules.

— Nop, no es cierto, en realidad.. — mira las manos de David y le quita una cerveza sin previo aviso y bebe de ella con toda la calma que lo caracteriza— ..mis amigos ya se fueron así que ahora estoy solo. ¿Y tu qué eres de ella?— le pregunto a mi amigo, parece que se le había olvidado que hace un segundo atrás le había dicho que era mi amigo.

— Soy David, su mejor amigo— le responde David con orgullo mientras se arreglaba sus gafas de pasta.

— Que bonito— dice el sarcasticamente.

Puse los ojos en blanco, me pegué a la barandilla y cruzé los brazos en el pecho mientras miraba a la oscuridad. David se para a mi lado y me ofrece la cerveza que había quedado, la tomo sin miramientos y comienzo a beberla con enojo; el otro chico a mi lado me enojaba. De un momento a otro explota en el cielo un fuego artificial y me da tal susto que dejo caer la botella al vacío y comienzo a reír como loca, siempre me ha gustado la parte en la que los fuegos artificiales me toman por sorpresa.El cielo se ve en millones de colores, es hermoso. Cuando se acaba ese, vuelven a lanzar otro fuego artificial y todo está de nuevo en colores con formas de corazones y circulos perfectos. 
Miro por un momento a Bruno a mi lado y me doy cuenta que ya me está mirando sorprendido. Nuestras miradas chocan y nos quedamos viendo por no se cuanto tiempo, porque el tiempo se había detenido para mí, yo aún seguía sonriendo alegre cuando ví como se le empezaba a formar una pequeña sonrisa. El brillo de los fuegos hacían que sus ojos brillaran como dos estrellas, me sentía tan bien cerca de él en aquel momento, no importaba que no fuera mi novio, que no quisiera estar junto a mí, solamente me importaba que fuera feliz con quién quisiera, aunque eso no me incluyera; y aunque me dolía porque sabía que nada había cambiado para mí..., que aún lo quería..., no podía hacer nada. Mis ojos se me empezaban a empañar porque tenía deseos de llorar así que volví a mirar al cielo, esa mezcla de estrellas y fuegos artificiales me parecían algo nuevo que solo yo había descubierto.



#21388 en Novela romántica
#3696 en Chick lit

En el texto hay: amnesia, romancejuvenil, fobia

Editado: 10.04.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.