ANGELINA
Me encontraba sentada en la pequeña mesa de un club nocturno de la ciudad junto a Perla y otras chicas del grupo, seguía pensando en lo que había pasado momentos antes mientras muevo el líquido de la copa entre mis manos con despreocupación. No podía creer que en serio Bruno había golpeado a Dexter, me resultaba raro porque nunca había visto a Bruno golpear a alguien por visiblemente ninguna causa, porque según yo, no había ninguna razón para que eso sucediera, a no ser que... no, obviamente eso no puede ser real, él nunca me va a querer de la forma en la que yo desearía.
Bebí nuevamente de mi margarita y continúe compadeciéndome de mi misma. Era tan tonta que hasta me alegraba que los amigos de Dexter lo hallan logrado parar antes de que le devolviera el golpe a Bruno. Debería estar deseando que le dieran una buena golpiza a ese imbécil. Uff que frustrante, pienso mientras paso una mano por mi despeinado cabello.
—Angie, únete a nosotras vamos a bailar un poco anda, ya llevas aquí un buen rato y no has disfrutado nada. Es que nisiquiera te has terminado esa margarita— Perla intenta levantarme de mi asiento pero yo me niego y vuelvo a acomodarme en él, no tenía ganas de bailar ni nada parecido.
—Perli, en serio te adoro, pero no quiero bailar, es más, creo que pronto me tendré que ir, no puedo dejar a Loki solo tanto tiempo, incluso y aunque esté con Mindy— comento dándole otro trago a mi margarita, que en mi opinión me sabía más a jugo de piña que a otra cosa, apenas y tenía alcohol, tenía que conducir a casa y no quería que me sucediera nada en el camino.
—No me voy a cansar de decirte que eres una aguafiestas de primera, lo sabes— bromea sonriendo antes de volver a la pista mientras bailaba al compás de la música del momento, creo que era una de Imagine Dragon, se escuchaba genial. Sonreí para mí mientras observé a las chicas bailando y riendo. Me levanté de la mesa junto con mi copa a medio llenar y me dirigí a la barra, sentía un poco de frío y pues el traje de animadora que todavía llevaba no me hacía nada fácil la situación. Intenté caminar entre todos los cuerpos que se cruzaban en mi camino, aveces podía encontrar a alguien del cole, cuando me decían algo, apenas y podía escuchar por la fuerte música pop. Llegando a la barra coloqué la copa sobre esta, cuando ya me iba a voltear miré distraídamente hacia un lado del club y algo llamó mi atención; Joel venía junto con Bruno, Joel lo traía por el brazo como a un niño pequeño, y por los pasos en zig zag de Bruno, suponía que estaba borracho. Me acerqué a ellos a pasos lentos, talvez y podía ayudar en algo, me era difícil no querer acercarme a ayudar. En cuanto llego a donde estaban le toco el brazo a Joel y le pregunto con la mirada que estaba pasando. El se sorprende de verme por un momento pero casi al momento le echa un vistazo a Bruno y luego me hace una seña en dirección al baño, comienzo a caminar hacia allá y me aseguro de que él y Bruno me seguían. Cuando llegamos me detuve y él se detuvo frente a mí, como la música se escuchaba un poco menos ahora si podíamos hablar mucho mejor.
—¿Sabes por casualidad donde está Teodore? necesito encontrarlo para que me dé las llaves del auto de Bruno, está borracho y pues será mejor que lo lleve a casa— me comenta rascándose la nuca.
—Lasciati di estupideces.... io no estoy... borracho— le dice Bruno arrastrando las palabras, sonreí divertida, que deplorable era su situación.
—Yo no he visto a Teodore pero ¿sabes qué? no te preocupes, yo voy a llevar a Bruno a su casa, ya casi me iba y además no he tomado prácticamente nada. Dile a Teodore que mañana le entregue sus llaves en el cole— le dije a Joel sin pensar bien en lo que había dicho.
—¿En serio? gracias, en realidad no tenía ningún deseo de irme de la fiesta— acerca a Bruno hacia mí y al momento me pongo nerviosa, lo agarro por la cintura y Joel pone el brazo derecho de él sobre mi hombro. Tragué grueso antes de empezar a caminar hacia afuera de aquel lugar. De momento sentí una calidez en el cuello y paré en seco, miré de reojo y ví como Bruno había colocado su cabeza también en mi hombro y había cerrado los ojos. Hice una mueca de fastidio y continúe caminando lo mejor que pude, el bello durmiente no me facilitaba nada, podía sentir como suspiraba lentamente en mi cuello, era realmente torturante.
— Hueles genial... piccolo latosa, lo sapesti?— lo escuché murmurar, no me quedó de otra que ignorar sus tonterías. Solo está borracho Angelina, solo eso, concéntrate. De seguro mañana no se acordara siquiera de que dijo estas estupideces. Abrí la puerta de salida y al momento el aire puro batió mis cabellos y levantó un poco mi falda, llevé mi mano de manera apresurada hacia ella y me aseguré de mantenerla en su sitio, al menos hasta que llegara a la seguridad de mi auto. Seguí caminando a pasos torpes por entre la hilera de coches a mi alrededor. De un momento a otro sentí como la mano de Bruno dejó de estar en mi hombro para colocarse en mi cintura, al apretarse a esta un escalofrío recorrió mi espalda y sentí aquel extraño sentimiento en la barriga. Divisé mi auto a poca distancia y me apresuré a llegar. Saqué la llave del pequeño bolsillo interno de mi falda y cuando el seguro se desactivó abrí la puerta del copiloto y con mucha dificultad lo dejé allí. Le dí la vuelta al auto y antes de entrar dí un suspiro profundo, apenas y he salido del club y ya casi sufro un infarto, no quiero ver después, nisiquiera sé en qué carajos me he metido. Entré al auto y me obligué a no mirar al asiento a mi lado. Decidí enviarle un mensaje de texto a Perla para que al menos supiera que me había ido a casa, saqué mi celular de la guantera y lo encendí apresurada.
—Angie
Perla, me fuí a casa, no te preocupes, todo está bien, te veo mañana en el cole, un beso.
Después de volver a guardar el celular, puse el auto en marcha y comencé a conducir en dirección a casa. Habían pasado prácticamente dos minutos y no había escuchado ningún sonido por parte de mi acompañante así que no me quedó más que echar un vistazo en su dirección para al menos saber si estaba bien. Bruno se encontraba recostado al asiento mirando por la ventanilla con una mirada tranquila, cualquiera que lo viera no pensaría para nada que estaba borracho. Vuelvo a mirar al camino mientras conduzco con el mayor cuidado de lo que soy capaz, no quisiera tener que estar implicada en nada más hoy.