Capítulo 17

«Pijamada»
 

El sonido de la campana fue música para mis oídos, porque era la última vez que la escucharía hasta que volviera a clases en dos semanas.

Casi corrí a mi casa para llegar lo antes posible, Tori se quejaba de mi velocidad y mi hermano simplemente se quedó atrás.

Llegamos a casa y el WiFi se activó automáticamente en mi teléfono. Recibí un mensaje de papá que decía que hoy pasaría la noche afuera. No dijo dónde estaría, pero supongo que con Patricia.

—Tenemos que comprar golosinas o no será una pijamada de verdad —dijo Tori.

—No tengo dinero.

—Yo sí. Mi papá me dio un poco la última vez que nos vimos.

Mi amiga sacó su billetera y varios billetes estaban en ella.

—¿Un poco? —pregunté.

—No es mi culpa, está obsesionado conmigo.

—¡Tobías! —grité.

Escuché los pasos de mi hermano acercándose y él dijo—: ¿Qué?

—Papá no vendrá esta noche, Tori y yo vamos al supermercado ¿necesitas algo?

—No.

—Dile que nos acompañe —susurró Tori.

—¿Para qué?

—Solo dile.

—¡Tobías! —grité otra vez.

—¿Qué?

—¿Nos acompañas?

Silencio. Luego pasos. —Traeré mi suéter —dijo Toby.

La emoción de Victoria en su cara era inmensa. No entiendo por qué se emociona si solo iremos al supermercado.

Caminamos lento, gracias a Tori que le encanta el paso tortuga. Tardamos diez minutos en llegar al supermercado.

Las puertas automáticas siempre me han parecido terroríficas, me da miedo quedar aplastada entre ellas, así que entro corriendo y me veo muy ridícula, pero lo vale.

Fuimos directo al pasillo de frituras y golosinas, dejé que Tori eligiera todo porque ella iba a pagar. Mi amiga no dejaba de tomar cosas diferentes que después íbamos a devorar. Lo que me recordó a la vez que Toby y yo casi entramos en coma diabético.

Hablando de Toby... Se encontró con un chico del equipo de fútbol y se quedó conversando con él.

—¿Cuál es el dulce favorito de tu hermano? —preguntó Tori.

—Los dulces ácidos.

—Entonces llevaré tres.

—Es nuestra pijamada, no la conquista a Tobías —reclamé.

—No es una conquista, es un simple gesto amable para el chico más hermoso del mundo que pueda existir.

No podía comprender por qué Tori estaba tan enamorada de Toby. Él no es del todo feo, pero hay muchos que lo superan. Amor de hermanos.

Después de que Tori gastó mucho dinero en golosinas, llegamos a casa. Mientras veíamos una película romántica (con la cual lloré) nos comimos todas las golosinas, excepto las ácidas, esas eran exclusivamente para Toby que se encontraba jugando videojuegos en su habitación.

La película terminó, recordé el motivo de esta pijamada, aclararle a Tori el tema de Franco. El problema era que ni siquiera yo sabía que pasaba con Franco, ¿por qué si lo odiaba tanto de pronto dejé de hacerlo? Desde que me contó la historia de su vida no era tan detestable.

No es que me haya convertido en su amiga, ni que me haya enamorado de él... pero su amabilidad con los demás y arrogancia conmigo me parecía algo interesante, ¿por qué se comporta arrogante conmigo?

¿Qué cosas digo? Odio a Franco Villareal.

Lo bueno es que mi amiga no recuerda el tema principal de nuestra pijamada.

—Julia, tengo algo que preguntarte —dijo Tori. Tal vez pensé muy rápido que ella no lo recordaría—. ¿Alguna vez se ha atrasado tu periodo?

El corazón me dio un vuelco, porque sabía lo que venía. Ella tiene un atraso, y obviamente yo sé que Tori no es virgen.

—Solamente un día, ¿cuánto llevas de atraso?

Ella se sorprendió al ver que yo sabía a lo que se refería, pero es que es muy lógico. —Seis días.

Rayos. —¿Y últimamente has...?

—En mi cumpleaños.

—¿Usaste protección?

—¡No lo sé! ¡Estaba muy ebria! —casi gritó. Tori comenzó a llorar.

—Shhh, tranquila Tori. Todo va a estar bien. —La abracé para tratar de tranquilizarla, y tranquilizarme a mí misma. Había una pequeña posibilidad de que mi mejor amiga estuviera embarazada y eso me asustaba mucho.

—Tengo mucho miedo, Jul. No quiero tener un bebé a los 18 años como mi madre, no puedo seguir con esa cadena.

Su madre se embarazó de ella a esa edad, por esa razón es que a Victoria le hizo falta tanta atención, su madre era demasiado joven para dejar sus aventuras atrás y dedicarse solo a su hija. Además, su madre se emborrachaba de vez en cuando, por la depresión posparto.

—En caso de que estuvieras embarazada, ¿sabes quién es el padre?

—Sí.

Eso fue todo lo que dijo, y no la obligaría a hablar más. Le traje una toalla húmeda para que limpiara su maquillaje corrido y nos decidimos por jugar UNO.

Tori puso su penúltima carta y no dijo nada, esperé dos segundos para darle una oportunidad.

—No dijiste uno —señalé.

—¡Carajo! —Ella tomó sus dos cartas de castigo.

Era la tercera vez que mi amiga olvidaba decir «Uno». La tercera vez hoy, pero de todas las veces en nuestras vidas que hemos jugado UNO ha olvidado decirlo la mayoría del tiempo.

—No creas que he olvidado sobre lo que tenemos que hablar —anunció Tori. Rayos—. ¿Qué está pasando con Frank?

—Nada.

—Julia.

—En serio, no pasa nada.

—Entonces, ¿por qué Emiliano dice que te gusta Frank?

—Sabes muy bien que Franco no me gusta. Lo detesto desde séptimo grado.

—Bien. Repite la razón por la cual lo detestas.

—Es amable con todos, pero arrogante solamente conmigo y está a mi nivel intelectual, lo que lo convierte en mi competencia.

—¿No te cansas de odiarlo tanto?

—A veces...

—Entonces deja de odiarlo.

—¡Ya lo he intentado! No es fácil.

No es fácil, principalmente porque cada vez que tenemos una conversación tiene que dejar salir un comentario arrogante, o sacar a la luz que él es mejor que yo en algunas cosas, como los deportes. Lo curioso es que con Franco puedo iniciar una conversación cuando quiera, como si le tuviera confianza, pero ¿de dónde venía esa confianza?