«Tener la razón»
No había una palabra para describir lo nerviosa que me sentí al ver que Franco me ofreció su brazo para tomarlo y entrar a la fiesta. Me quedé paralizada unos nanosegundos, pero pasé mi brazo alrededor del suyo. Sentí la estática en todo mi cuerpo al hacer contacto con su delgado brazo, me provocó un escalofrío.
Aún no me cabía en la cabeza que esto estuviera pasando, jamás me hubiera imaginado esta escena con Franco, nunca hubiera pensado en tomarlo del brazo. Lo único que me imaginaba con Franco era competir y competir, estaba tan extrañada.
Al entrar a la fiesta analicé sus colores, me recordó al cumpleaños del padre de Franco, la casa tenía la misma vibra elegante y adinerada. Las paredes estaban pintadas de blanco, solo había una pintada de gris que le daba más profundidad al lugar, las decoraciones eran celestes al igual que los sofás. Cada sofá tenía dos cojines turquesa y dos grises, me fascinaba el orden de las cosas. Los grandes ventanales en la parte de atrás daban una vista directa al patio trasero, donde estaba la mayoría de la gente.
Franco me había dicho que no sería una cita muy larga porque no era muy fan de las fiestas de los amigos de su padre, pero eso no me molestaba en absoluto, tampoco quería quedarme mucho rato.
La fiesta tenía lugar en la casa de un empresario amigo de Bernardo Villarreal y los demás señores «importantes» de la ciudad, incluyendo al director del colegio, el Sr. Fuentes, lo que significa que su hija está aquí con él y fue la primera persona que vimos al entrar. La ex de Franco está aquí, frente a nosotros tomados del brazo, esto debe estar en el Top 10 de las cosas más incómodas del mundo.
Bajé mi mirada porque no sabía qué más hacer. Quise soltarme de Franco porque estaba demasiado incómoda, pero apenas él sintió que hice un intento por apartarme apretó su brazo y no me dejó sacar el mío. —Hola, Clarisa —mencionó.
—Hola, Frank —contestó ella—. Hola, Julia.
Su saludo me hizo levantar la mirada, la saludé de vuelta. Ella tenía cara de culo, pero me pareció maduro de su parte solo saludar sin soltar ningún comentario respecto a nosotros, creía que ella me odiaba, pero quién soy yo para decir que sé lo que es el odio si estoy con el que creía mi mayor enemigo en una fiesta tomados del brazo.
Mis pensamientos se fueron a la basura cuando ella pasó junto a mí y susurró—: Ojalá lo disfrutes, es lindo al principio.
En realidad no fue un susurro, lo dijo lo suficientemente alto para que Franco escuchara, él puso una expresión muy seria y me miró. De nuevo estaba jodidamente incómoda, siendo sincera su comentario me hizo cuestionarme por un momento si había sido una buena idea venir aquí y si debía dejar a Franco y salir corriendo... otra vez.
Reflexioné un rato y me di cuenta de lo desgraciada que sería si dejara a Franco aquí solo. Me empeñé en ignorar el comentario de Clarisa y disfrutar la noche, Franco y yo nos pasamos un gran rato hablando sobre la personas que estaban en la fiesta.
—Frank, ven acá —escuché. Esa voz tan grave llamó mi atención y a la vez me daba la sensación de que era una persona de la que debía alejarme, había demasiada autoridad en la voz de Bernardo Villarreal, sentía que sus palabras eran como golpes por lo rudas que sonaban.
Bernardo estaba acompañado de dos señores, uno parecía más joven y el otro más viejo, aunque ambos superaban los 40 años. Todos tenían un porte elegante, pero Bernardo era el que llevaba su cabeza más alta y actitud de jefe con una copa de whisky en su mano y la otra en el bolsillo de su pantalón. Apesar de su porte, Bernardo no era nada atractivo, no comprendía como podía haber engendrado tal obra de arte.
¡Julia!
Franco se enderezó y esta vez fue él el que se soltó de mi brazo rápidamente. —Papá —dijo un poco asustado.
Y yo estaba ahí, en modo planta, sembrada en el suelo viendo hacia todas partes esperando que alguien notara mi existencia hasta que Bernardo comentó—: ¡Vaya, vaya! La hija de Humberto, emm... Es algo con J de juventud... —Chasqueó sus dedos tratando de recordar.
Sentí el brazo de Franco alrededor del mío de nuevo, miró a su padre directo a los ojos y dijo—: Se llama Julia, papá. Sería bastante útil que memorizaras su nombre, lo vas a necesitar.
Ja. ¿Qué?
¿Qué quiere decir? ¡Dios mío! ¡Piensa traerme otra vez! ¿Esta no es la única cita? ¿Voy a ver a su padre más seguido? ¿Me va a llevar a su casa?
Wow. Detente justo ahí.
Dejé mi paranoia un segundo y me limité a comentar—: Buenas noches, señor Villarreal. Mi padre le envía saludos.
Mi padre ni siquiera sabe que estoy aquí, solo dije que iría a una fiesta, pero no con quién.
—Dale saludos de mi parte también —respondió Bernardo—. Buena elección para traer esta noche —le dijo a Franco con una sonrisa.
—No lo digas como si fuera ganado, papá, o como si tuviera un montón de donde elegir. —Franco miró a su padre con una mirada retadora. Los amigos de Bernardo se veían incómodos con el comentario de Franco.
Apesar de que Franco era muy arrogante conmigo la mayoría del tiempo, él era muy educado. Trataba a los profesores y otras personas con respeto, pero pude notar que su padre perdió ese respeto por completo hace tiempo, supongo que la razón es lo que me contó el otro día de su carácter de mierda.
La sonrisa de Bernardo se borró de su cara, movió su copa de whisky en círculos y dijo—: De acuerdo... Cambiemos de tema. Julia, te conozco muy poco para ser la hija de mi mejor amigo, cuéntame algo tuyo, por ejemplo ¿qué quieres estudiar?
—Me apasiona la física, así que ingeniería física no estaría nada mal —respondí.
—¿Ingeniería? —se cuestionó Bernardo con la nariz arrugada—. Eso es un poco para hombres, ¿no crees?
—¿Qué carajos? Estamos en el siglo XXI—dijo Franco incrédulo.
Me quedé esperando a que dijera que su comentario machista era una mala broma, pero no lo era, hablaba en serio. Aparte de la rabia que me dio su comentario sentía decepción de lo estúpida que podía ser una persona al soltar tal barbaridad. ¡Él es ingeniero civil! Yo creía que todos los ingenieros eran inteligentes.