En algún lugar en el frente balcánico, 1942:
Querida, Leah:
Hoy será mi primera misión contra los fascistas, debo admitir que tengo mucho miedo, ni siquiera logro dormir. Soy el único novato en este batallón, aunque tampoco es que haya alguien que lleve mucho tiempo aquí, el más antiguo tenía, quizá, a lo mucho un mes, lo cual es todo un logro.
Te extraño mucho, llevo tu fotografía conmigo en el pecho, según todos, una foto no va a salvarme de una bala, pero no importa. Más que salvarme, yo la llevo por si una bala me alcanza, de ser así, te llevaría conmigo.
Por otra parte, nadie sabe que soy un Rockwell, tan solo el capitán, quien me ha prometido no revelar mi nombre, incluso me ha dado una segunda identidad. Eso sí, nadie sabe sobre mis "dones" y temo que tarde o temprano los descubran. ¿Crees que me usen de saberlas? En fin, espero que no.
Me despido con un beso a la distancia, sabes lo mucho que te amo y, en caso me pasara algo (Dios no lo permita), sabes que siempre te voy a amar.
Te ama con locura, Franz.
Estaba a punto de dormir cuando un silbido cortó el silencio de la oscura, fría y húmeda noche, nadie lo presenció, hasta que un estruendo tremendo se escuchó cerca del campamento.
—¡¡MORTERO!! —grité, sin embargo, todos se encontraban aturdidos entre el sueño y los constantes bombardeos— ¡¡EMBOSCADA!! ¡¡ESPABILEN!!
Casi al unísono saltamos todos de los camarotes, nos vimos obligados a cambiarnos en un santiamén, tomar nuestras armas e ir a visitar a la muerte en el frente de batalla. Todos se dirigían nerviosos como ovejas al matadero a formar con sus pelotones, sin embargo, busqué al corresponsal y le entregué mi carta, nada me importaba más que esta llegara a manos de Leah. Luego de eso, me uní al fin con el batallón y nos internamos en aquella pequeña selva urbana con Nox como aliada.
La oscuridad era casi absoluta, las calles del pequeño pueblo balcánico estaban desoladas, transformadas por completo en un campo de batalla. Caminábamos sigilosamente en una calle abierta mirando en todas direcciones, pero en el momento menos esperado se oyó un fuerte disparo. Ni siquiera tuve que voltear, a mi lado estaba el cuerpo inerte de un soldado con un enorme agujero que le atravesó el casco y cráneo como lo haría una aguja con la tela.
—¡¡EMBOSCADA!! —gritó otro soldado, pero a duras penas logró terminar la palabra, sí, otro disparo y este último cayó muerto. No fue hasta entonces que noté lo petrificado que estaba, sabía que la gente moría a diario y mucho más en un campo de batalla, sin embargo, no esperaba que sea de esta manera, tan rápida.
—¡Mierda! —espetó un soldado bastante alto— ¡¡FRANCOTIRADORES!! ¡¡TODOS A CUBIERTO!! —gritó mientras me jalaba de un brazo con tanta fuerza que por un momento creí que me desprendería de él. Increíblemente justo cuando estoy entrando en el callejón al cual me jaló una bala pasó frente a mis ojos— ¡¿En qué demonios piensas, ¿eh??! ¡¿En tu noviecita?! Si quieres volver a verla y follar con ella, primero deberías salir con vida de acá, imbécil.
—Y–yo... yo —intenté hablar, pero de inmediato salió toda mi cena lastimándome la garganta—. L–lo siento señor.
—Tranquilo, rookie —dijo mientras me palmeaba en la espalda tan fuerte que sentía mis pulmones estallar—. Todos en algún momento hemos visto a la muerte por primera vez, pero eso no implica que nos quedemos embobados con su belleza, mucho menos cuando unos hijos de puta francotiradores fascistas o nazis están jodiéndonos como un grano en el culo, ¿me entiendes?
—Sí, señor —respondí limpiándome la boca con un pañuelo.
—Muchachos, de cuántos francotiradores estamos hablando —dijo Robert—. De momento, solo he visto a dos.
—Puede que sean tan solo dos, señor —dijo otro soldado algo mayor—. Sin embargo, eso significa que han estado muy cerca de descubrir el campamento, por no decir que ya lo descubrieron. Yo opto por dividirnos, si lo hacemos podemos tomarles por sorpresa desde los tejados, nosotros también tenemos francotiradores, si los detectamos, probablemente les mandemos a desayunar con el demonio en persona.