Nadie se imagina la que está próximo a ocurrir. Un alma herida es capaz de todo con tal de obtener venganza.
Puede fingir modestia cuando lo requiere, ser la mejor guerrera para impresionar e intimidar para que no sea el centro de atención de las miradas curiosas.
La chica de la oscuridad ingreso al palacio del rey Criptón con la frente en alto. Como si nada le afectara en lo absoluto. Necesitaba que ellos se creyeran su fortaleza ocultando su verdadero dolor.
Avanzaba por los pasillos mientras todos a su alrededor cuchicheaban su deplorable aspecto. No le importaba su opinión, pero el rey preguntaría que paso así que empezó a buscar entre tantas ideas una convincente.
-Pluto me persuadió con el polvo de hipnotización para ayudarlo a escapar también arrastro con nosotros a... - no se atrevía a pronunciar su nombre porque dolía demasiado su corazón partido.
Con la vista fija en la enorme puerta de los aposentos del rey hizo una reverencia para pedir una autorización a sus guardias. Estos se inquietaron ya que todos estaban al corriente de lo sucedido, aunque no tardaron en darle una respuesta favorable.
Mostro una sonrisa tan falsa como sus ganas de matar a cada persona que dijera algo sobre la fuga. Cruzo ambas manos en su espalda emitiendo una poderosa mirada de frialdad recorría la habitación decorada con plantas, musgo negro en las paredes y varias velas encendidas en cada rincón.
- ¡Vaya la princesa se dignó a aparecer! – exclamo lleno de satisfacción con su regreso – Cuéntame ¿Qué pretendían tus amigos y vos?
Bebía de su copa una sustancia para poder descansar, ya que se encontraba muy alterado por la desaparición de su hija. Por momentos, la creyó muerta, sin embargo, se decía a si mismo que Critonita era muy fuerte para dejarse vencer sin antes haber luchado.
-Nada interesante – dijo clavando sus oscuros ojos que su padre no pudo descifrar sus intenciones – Pluto utilizo el polvo gris para manipularlos y que nos fuéramos con él.
-Mmmmm suena interesante – se movía en círculos rodeando su figura desarreglada – Y Ander ¿Dónde se quedó? No ha venido contigo.
Al escuchar esas letras sentía que la rabia se apoderaba de su cuerpo. Tenías ganas de ahorcarlo ahí mismo causándole tanto dolor como el que la obligaron a sentir a ella.
-Desapareció en las alturas cuando nos atacaron los dragones guardianes del universo – mintió y se le daba tan bien – Además ¿Para qué lo quieres? Solamente es un ser insignificante que no nos sirve para nada.
- ¡Bravo! – aplaudió eufórico el rey – Me llena de orgullo saber que has entendido que no debes exponerte a híbridos que no tienen un lugar en nuestra vida.
"No la tienen porque tú lo distantes así" pensó para sus adentros imitando su sonrisa.
Por dentro peleaba para mantenerse firme en el plan que había trazado desde que puso un pie en la ciudad Oscura. Es la única capaz de enfrentar al rey y dar por finalizadas sus horribles leyes, que llevan a la tiranía de los poderosos, el abuso de los fuerte sobre los débiles y el miedo que profesan convirtió a un planeta odiados por todos.
-Bien, ya me puse a sus órdenes y conté lo sucedido así que me marcho para descansar – giro sobre sus talones, pero si mano la retuvo - ¿Si?
-Una última cosa – murmuro a centímetro de ella – Quiero que continúes con el objetivo las esferas ¿Entiendes?
-Claro, meditare una estrategia para traerlas a todas.
-Es lo que más anhelo desde que soy rey, princesa.
Haciendo una reverencia se despide sofocada por el odio a su propio padre. Nunca había tenido ese sentimiento hasta que le quitaron a Ander.
De forma, apresurada y casi corriendo iba a su recamara. Ahogaba sus lágrimas por dentro para que nadie las viera. Su primer paso salió mucho mejor de lo que imaginaba.
El rey había mordido el cebo y pronto comenzaría la cacería por obtener lo que tanto lo hace desear la ambición de ser invencible.
Critonita cayó sobre su cama derramando el torrencial de lágrimas acumulada desde que entro al palacio, pero no se dejaría vencer porque ellos ganarían la batalla.
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Rojo llevaba varios días durmiendo profundamente. No quería despertar. Estaba soñando con uno de sus mejores momentos desde que tiene uso de razón.
La niña pequeña de cabello idéntico al fuego corría de un lado hacia otro para que su padre no la pudiera alcanzar.
-Papá no me dejare atrapar – gritaba y sonreía como nunca lo había hecho.
-Claro, que voy a atraparte y te meteré en el río – alzo la voz para que lo oyera.
Jugaban cerca del río Primegeo, uno de los más caudaloso y, además, se destacaba por la preciosidad de sus aguas. Cuando el sol resplandecía en el cielo estaba turquesa, cuando llovía se volvía azul y en días grises solamente era transparente.
Muchas personas acudían para pedir deseos, sanar alguna enfermedad o simplemente tener comida en sus mesas. También es conocido por la Fuente de los Deseos de los Necesitados.
- ¡Wow, wow, wow! – exclamo la niña al borde del río - ¡Que hermosa agua, papá!
-Verdad, que sí – una tierna sonrisa se dibujó en sus jóvenes pómulos – Desde niño siempre venia acá y aquí mismo le pedí casamiento a tu madre.
-Ya veo el motivo por el cual es tan especial para ustedes.
Su padre arranco una flor blanca y bordes verdes colocándosela en su oreja. La niña se sentía tan afortunada y feliz de tener una familia unida.
-Esta flor es sinónimo de esperanza – Rojo jugueteaba con sus dedos metidos en la melena de su amado padre – A donde quieras que vayas o donde nazca una significa que todavía se puede dar batalla. Nada es eterno, pero esa flor ilumina a las almas perdidas mostrando un camino en su travesía, que es la vida.
- ¿Qué pasa si muere la flor? – preguntó inocentemente la niña.