Megan se dedicó a darme un tour por la ciudad. Me mostró las paradas de los trenes y los buses por si requería comprar en el centro, cuando hacíamos una que otra parada comprar snacks, me contaba anécdotas que había vivido con sus amigos en el lugar, mencionó que no veía a su hermano Axel desde hace más de año y medio porque él, se negaba a viajar a una ciudad tan calurosa y estresante como Nueva Orleans. Supongo que ya estaba habituado al ambiente relajado que llevábamos en Michigan.
A pesar de que Megan era una chica que llamaba la atención, realmente se desenvolvía de forma humilde y alegre contando sus historias. Incluso me arrastró un par de veces hasta las tiendas o bares donde trabajaban varios de sus amigos que salían a saludarnos como si fuéramos amigos de toda la vida. Raros. Hicimos un recorrido rápido en el Mardi Gras World donde se estaban preparando las carrozas que iban a participar en el desfile de la semana entrante.
Cuando retomamos el viaje en auto, estaba muy cerca de anochecer, así que mi compañera decidió que ya era hora de que conociera el Barrio Francés. Me advirtió que estábamos cerca de llegar, logré entrever por una de las ventanas las hermosas edificaciones antiguas que formaban parte de esta zona de la ciudad. Muchas de estas tenían sencillos o muy elaborados balcones de hierro con plantas y coloridas paredes que le daban vida a las calles. Megan decidió estacionar justo al lado de una de las construcciones, esta en específico tenía paredes recubiertas de pequeños bloques cubiertos por floridas enredaderas, cuando bajó del auto me instó a seguirla.
- Aquí es donde vivirás- dijo señalando el edificio - pero primero ¿Estas lista para conocer el mejor bar de jazz de todo Estados Unidos? – preguntó dándome una sonrisa mientras nos acercábamos a un local cercano que tenía un cartel con luces de neón en forma de un saxofón parpadeante.
- ¿Dónde estamos? – pregunté curiosa mientras entrabamos al abarrotado lugar.
- Este es uno de los locales más antiguos de la zona, muchas de las personas aquí han crecido escuchando el Jazz saliendo de estas paredes. Cada vez que puedo me acerco a pasar el rato. Aquí conocí a muchos de mis amigos y me hubiese gustado que Axel viniese a conocer el ambiente. Estoy segura de que lo disfrutaría – mencionó mientras buscaba una de las pocas mesas libres. En cuanto nos sentamos uno de los camareros se acercó para tomar nuestra orden. Megan pidió una cerveza artesanal para cada una, que según dijo el camarero eran muy buenas.
En cuanto nos trajeron las peculiares jarras de vidrio, que bien podrían ser para un gigante, volteamos con atención hacia donde el grupo de jazz estaba ubicándose para comenzar a tocar. Este estaba conformado por seis personas, un hombre en la batería, otro con un saxofón, una mujer con una especie de flauta, que Megan señaló como clarinete, una con una reluciente trompeta y el vocalista que tocaba una guitarra eléctrica.
Cuando estuvieron listos, comenzaron con una canción muy sensual, inmediatamente explotó en mi piel calosfríos que me hicieron estar consciente de todo lo que me rodeaba. Personas balanceándose en su lugar, otros siguiendo el ritmo y algunos como yo, mirando sorprendidos la actuación de los músicos. Casi finalizando la canción, hicieron una especie de puente que dio paso a la próxima. La única mujer del grupo dio un paso al frente y comenzó a cantar una letra que reconocí rápidamente. Era un cover de la canción de The White Stripes de Seven Nation Army. Realmente impresionante.
***
Cerca de media noche, Megan decidió que ya habíamos tenido suficientes tragos. Así que pagamos la cuenta y salimos dando tropezones hasta que llegamos donde dejamos el carro. Saqué con algo de dificultad mis cosas del maletero y caminé para darle alcance a mi loca amiga hasta el tercer piso del edificio, tomando en cuenta que eran edificaciones realmente viejas, no contaban con ascensores. La parte positiva es que cuando regresara a Michigan tendría piernas de infarto.
Megan sacó un juego de llaves de una de sus botas de tacón, hasta ahora es que me había parado a notar que ella estaba vestida con un vestido veraniego en un tono cremoso, que combinó con botas marrones de corte bajo de donde acababa de sacar su alijo de llaves. Luego de empujar la puerta, ingresamos a un apartamento tipo estudio que bien podría ser para una persona. La puerta quedaba justo enfrente de la sala de paredes color melocotón. A la izquierda había un sofá de tres plazas de cuero negro frente a una televisión con cornetas tipo estéreo.
Cruzando la sala había un arco que llevaba hasta la cocina y justo al lado un pasillo pequeño que supuse que llevaba a las habitaciones y al baño.
- Acompáñame – me indicó Megan siguiendo con uno de mis bolsos – La puerta de la izquierda es mi habitación. La de la derecha será la tuya, al final del pasillo está el baño, pero en tu cuarto hay una ducha extra, así que no creo que choquemos la una con la otra – dijo mientras abría la puerta de mi ahora habitación – espero te sientas cómoda. No sé qué te haya mencionado Axel, pero he tenido compañeras un poco locas.