Viktor Frank
20 de septiembre del 2018
Los días han pasado y mi sospecha es cierta estoy en cinta y temo que es niña, y aún nadie lo sabe, espero que nadie se entere aun.
Pero desearía que fuera normal, una niña feliz y corriente, nada más. No obstante, se que no será así sino que tendrá el mismo destino trágico que yo, la muerte la persiguiera hasta el fin de su tiempo.
Hasta robar su último aliento, quitándole el tiempo, la vida y quedando sin nada más que siendo polvo.
Te escribo para desahogarme, siempre fuiste muy bien consejero y atento a mis palabras.
Mi ángel...
Liz
La leí una y otra vez, esta la encontré en la cabaña abandonada, era la única y tenía una dirección que era hacia la casa del lago en la cabaña de las ultimas vacaciones con mi madre.
—Evans tengo que saber algo más... —. Él supuso cuál era mi pregunta por ese motivo asintió para que continuara—¿Cómo sabes todo esto?
Él comenzó a jugar con mi cabello, haciéndole una trenza mientras hablaba con una voz casi inaudible, y confesó su gran secreto.
—Como habrás notado nada de esto es normal, en el aspecto de lo que se considera normal en este lugar, y existen muchas cosas que no saben. Que tampoco sabes tú por estar aquí y ser criada como normal. Así lo deseaba tú madre, para cuidarte pero también te aisló de todo lo bello de donde deberías haber vivido. Yo vengo de ese lugar más allá del bosque, existe tres cosas: una entrada a mi mundo y una al mismo limbo o el averno.
»Solo los que saben el camino pueden llegar, y deben ser sangre o descendencia de hados. Yo sé todo esto porque soy uno de los descendientes, soy un hado. Es decir, que yo soy tu ángel guardián asignado por ello te cuido. No todos tienen a uno, solo las familias tradicionales. Y tú una de las últimas de tu linaje, quizás la única que queda.
Cuando terminó la trenza paro de hablar dejándome procesarlo pero acababa decirme algo que no podía si quiera imaginar.
—Nunca fue una coincidencia ser vecinos y amigos en mi infancia, ¿cierto?
Cuestione y él me miro con una sonrisa cautivadora mientras asintió con la cabeza.
—¿Todo este tiempo lo sabias? ¿Fingiste no conocerme y ser mi amigo? Tú me mentiste y engañaste desde el primer día que nos vimos.
Pregunté y pregunté cada vez sintiéndome como una niña tonta y débil que las personas en las que más quería y confiaba la trataban como alguien que no podía entender nada.
—Es difícil decirle a una pequeña niña que va a morir joven. —Fue su respuesta quedándose de brazos cruzados y luego añadió—: mi intención nunca fue lastimarte ni engañarte. Pero así eran las reglas y debía cumplir con mi deber.
—¿Eso soy para ti? ¿Un deber? —refunfuñe molesta porque él siempre estaba allí cuidándome como si fuera su hermana pero al mismo tiempo nunca me sentí mas traicionada.
—No, y tú lo sabes. Ronnie, sabes que para mi significas mucho más que eso. Pero tengo prohibido hablarte de esto, si lo hago es porque siento que no saberlo es peor. Quiero que estes salvo y viva.
Mire hacia su brazo donde tenía un tatuaje de un objeto que había visto antes, tenía forma de una estrella, y un infinito en el centro, símbolo que tiempo atrás tenia mi madre en su cuello.
—¿Qué significa? —señale hacia su cuello, era un tatuaje difícil de olvidar y el primero en todo su cuerpo porque él no era de tatuar su cuerpo.
—Significa que perdí a un compañero. Este símbolo representa a los caídos, los perdidos que son mis seres queridos.
Respondió con sinceridad en sus palabras y con un tono casi afligido por su pérdida.
—¿Quién era esa persona?
—Tú madre. La muerte de tu madre esta tatuada en mi cuello y la de mi madre esta tatuada en mi brazo.
La madre de Evans había fallecido cuando ellos era chiquitos, pero nunca pregunté de que solo sabía que por ese motivo ellos habían venido a vivir aquí con su padre.
—¿Como era ella?
—Tienes muchas preguntas, Ronnie. Nunca antes preguntaste por mi vida, mi familia ni tampoco pensé que te importara. —Dijo con sinceridad y eso fue como una daga en mi corazón. En realidad, nunca sentí esa necesidad de preguntar por nada sobre Evans, simpre muy callado y serio que me acostumbre a su presencia sin hacer preguntas—. Ella fue una mujer valiente y fuerte, como tú, y también fue muy guapa pero era muy enferma por motivos que desconozco, tenia una enfermedad que la carcomía hasta el último de sus días pero se fue luchando como siempre. Era una persona increíblemente obstinada y cabezota.
—Así que Ronnie has memoria en su nombre y vive como si fuera para siempre, vive por las dos. Ella se llamaba también Verónica, te llamaron así en su nombre.
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Editado: 22.10.2021