Un instante lo cambia todo y eso lo sabía muy bien. Sentía que me faltaba alguna parte de mi que perdí, y no hallaba llenar ese vacío dentro de mi alma.
El dolor no era nada a comparación de los recuerdos insólitos que se desvanecían en mi memoria, veía rostros y sombras, y ninguno de aquellos reconocía a ciencia cierta. Por lo menos, no completamente segura aunque un extraño familiar acechaba en los pasillos de el instituto.
—Han dicho que eres adoptada —alego detrás de mi quien poseía extraña mirada hacia los demás—. ¿Es cierto lo que dicen?
Pregunto indiscreto y se acercó a mi espacio, invadiendo el espacio personal, y susurro en mi oreja como si me contara un secreto prohibido.
—Dicen que Asesino a sangre fría te mando viva por una venganza —y señaló hacia quien entró con gafas al salón hasta sentarse al final de la cafetería. Y consigo su grupo donde estaba Cam y Will, aquellos llamaban demasiado la atención—. Ademas se piensa que la tribu de extraños no son normales al igual que tú, ¿que escondes, Ronnie Miller?
Levante mi cabeza para dirigirle una de esas miradas que se estaban volviendo común en estos momentos, de angustia y desesperación, los ángeles no habían vuelto aunque en el fondo sabía que pronto aparecerían. ¿Y sí había estaban allí? Camuflados y ocultos como Toby, quien esquivaba siempre a las personas hasta perderse entre la multitud, y trataba de sobrevivir.
Habían pasado alrededor de casi dos semanas donde lo extraño seguía persiguiéndome en los sueños y lo que había logrado descubrir era poco en comparación de todo lo que seguía sucediendo en el pueblo.
Ya nadie confiaba en nada, ninguno parecía estar cuerdo cuando más cuerpos se hallaron cerca de un lugar ocultos en el bosque, ese lugar daba escalofríos porque lo que sucedió nadie planeaba argumentarlo en voz alta.
Lo que hallaron fueron más que cuerpos sin vidas de jóvenes sino que niños pequeños y un adulto con traje militar. Aquel lugar fue sellado para el público; pero todos sabían que lo que sucedió en ese lugar pronto saldría a flote.
—¿Qué esconde este lugar? —argumentó Felicia masticando unas papas con mayonesa mientras miraba extrañada a su compañero de copas—. ¿Quién quiere ir a ver ese subterráneo donde encontraron los cadáveres de tantos niños pequeños? ¿Tendrá que ver con el Asesino a sangre fría?
—No, yo creo que no —alegó separándose de mi, fijando su vista en la rubia de estatura pequeña que se acercaba a sentarse junto a aquel grupo de recién ingresados—. Me parece ilógico porque sucedió con niños mientras que ahora ataca a jóvenes de cabello rojizo, su patrón no coincide, y más que lleva mucho tiempo oculto ese lugar.
—¿Están en ruinas? —cuestione sin tener la información completa. Sabía que lo encontraron casi que abandonado a excepción de algunas evidencias de cámaras de grabaciones antiguas, y corría el rumor que eran citas de cada víctima—. Yo voy si logro deshacerme de los agentes judiciales.
Estaba uno de guardia al final del comedor y el otro en la puerta principal del lugar, custodiada para seguridad de si atacaban de nuevo contra mi, pero algo me decía que ellos no podrían protegerme de algo que desconocían y era siniestro.
Los pasos se detuvieron al llegar a la mesa del centro, precisamente donde estaba, y allí estaba de nuevo aquella agente que parecía querer desenterrar algo de mi vida que debía mantenerse oculto.
—Miller, puedes acompañarme un momento —sugirió pese a que su sutil tono era una orden directa. Seguía sin saber el motivo de su vigilancia sobre mí en específico cuando debían buscar al culpable. Por el contrario, en vez de darme seguridad su presencia causaba un desasosiego en mi—. Necesito hablar contigo a solas.
¿Descubrieron una pista? ¿Hallaron al culpable? Entre en su mente; sin embargo, solo logré ver un libro lleno de mucho descontrol.
—¿Qué sucede, agente? —cuestione dubitativa y mi nerviosismo aumentó cuando no respondió sino que me enseñó una foto.
Evans D’angelo
Su cuerpo había aparecido, y no había rastro de vida en su rostro, solo quedaba aquella mirada de ojos grises que te envolvían en sus nebulosos pensamientos.
—Encontraron su cuerpo abandonado en un cesto de basura en una propiedad privada, a nombre de Dylan Lee, ¿lo recuerdas? —¿Cómo olvidar a ese lunático? Efectivamente, recordaba cada rasgo de su cara después del secuestro hacia aquel extraño lugar lleno de rosas—. En este momento el psicólogo es el principal sospechoso. Tienes algún recuerdo sobre si se conocían o porque tu vecino fue hallado apuñalado en la propiedad de aquel psicólogo tuyo.
Porque era un ángel y por ello lo mataron por protegerme de su especie.
—No, no tengo ninguna idea —me cruce de brazos, ¿que demonios podía decir que sonará coherente? Ella pareció notar mi incomodidad y parecía desconfiar de mis palabras pero no añadió más—. ¿Su cuerpo está en la morgue?
—No —negó y también movió sus manos en un ademán de indecisión si contarme los detalles sobre que sucedía con el caso—. Fue trasladado con el criminalista y forense antes de que lo puedan enterrar y su funeral. Su cuerpo está en condiciones normales, pese a que lleva desaparecido mucho tiempo. Se piensa que murió en antes de ser abandonado porque no hay rastro de sangre. Todo esta limpio, no hay ninguna pista.
La detective no mencionó más después de eso; pero por su parte sentí que estaba en un laberinto que no sabía donde hallar una esperanza. Así que abrí mi boca y su curiosidad salió a flote al pronunciar la información que guardaba solo para mi.
—¿Se halló su cuerpo y también un crucifijo en su cuello? —pregunte a lo que ella giró sobre su eje y asintió sin comprender cómo lo sabía.
Era irrelevante tal vez para ellos porque cualquiera podía traer eso en su cuello en esos momentos de tanta inquietud e intranquilidad. Pero yo sabía que tenía un significado más profundo cuando ese collar también lo teníais hermano en el cuello el día que lo vi.
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Editado: 22.10.2021