Rosalie y Emmett, su historia

El ángel

*Narra Rosalie:

Llegué a casa, al fin. Aún latía su corazón.

Carlisle me esperaba en la puerta, por supuesto. Su mirada era compasiva. Al menos mi nueva adquisición fue bien recibida.

-Rose, ¿lo has hecho tú?. - preguntó cauteloso.
-¡NO!. Como crees, sabes que sería incapaz. - Me defendí. - Un oso lo atacó. Debes salvarlo. - Supliqué. - Debes salvarlo sólo como tu sabes.
-Cariño ¿estás segura de ésto?.
-Como nunca. El me pertenece.
-Esme preparó la habitación del fondo. -Dijo en un tono más apurado.- Ya sabes, su instinto maternal; llévalo allá.

En un segundo estaba en la puerta de la habitación. Esme me esperaba con toallas humedecidas para limpiar la sangre. Para todos, menos para Carlisle, era muy dificil tener ese olor tan cerca.

Lo recosté con cuidado y rapidamente limpiamos sus heridas. Esme lo tocaba como si fuese un recién nacido. Por un segundo recordé a su hijo. Pero debía concentrarme ahora en este hombre.

-¡Carlisle!. -Grité, inutilmente ya que él podía oir hasta mis susurros.
-Estoy acá, traje algo para suturar las heridas y p… .
-¡Es imposible!. Debes transformarlo, las heridas son mortales. Yo no pude, es demasiado para mi. Carlisle, él te necesita.

Mi voz se quebró en ese mismo momento. Carlisle me miró con compasión.

-Deben salir. - Ordenó. - Necesito concentrarme en ésto.
-Pero… .
-Vamos cariño, sabes que todo saldrá bien, ve con Esme.

Pero que fastidio, aquel extraño para mi moría y ¡me importaba!. Quería estar con él en este momento. El veneno es demasiado fuerte, necesita que alguien lo ayude. Aún recuerdo como quemaba ese fuego, como si bajases al infierno para transformarte en un vampiro. Pero sólo sería ese último dolor, el se ve fuerte. ¿Sobrevivirá no?. Entonces un grito de dolor captó toda mi atención. Venía de la habitación. Quise entrar en el acto y sólo en ese momento me di cuenta que Esme tenía sus manos sobre mis hombros de forma tranquilizadora y protectora. Me detuvo. Llena de rabia forcejeé pero sabía en el fondo que todo estaría bien.

Carlisle salió de la habitación, pero los gritos todavía se sentían. Su voz hacía temblar los cuadros colgados y las ventanas. Era como el oso que casi lo mata.
¿Cuánto debería estar sufriendo?. ¿El veneno era demasiado insoportable para él?. ¿Qué pasa por su mente?. Me va a odiar cuando se detenga la transformación, lo sé.

-No, no lo hace. - Dijo Edward calmadamente.
-Deja de leer mi m… . ¿Qué dijiste?. - Dije sorprendida.
-El no te odia, puedo leerlo. Está sufriendo como todos nosotros sufrimos alguna vez. Pero él… .
-¡Él que, Edward!. - Dije desesperada.
-Él te ve como su salvadora, él te considera un ángel.

Un ángel.

Esa palabra hizo eco en mi cabeza. Él me consideraba un ángel. Me lo habían dicho antes pero era la primera vez que realmente me importaba.
Carlisle volvió a entrar en la habitación con una inyección de morfina.

-Quiero intentar algo. - Dijo colocándole la aguja en el brazo izquierdo.

Esperamos por algún cambio pero ya era tarde, el veneno estaba tan adentrado que nada humanamente posible podía atenuarlo. El seguía retorciéndose de dolor, pero al menos no me odiaba.

-¿Cuánto tiempo?. - Pregunté con dolor.
-Quizás dos días o tres. - Dijo Carlisle pensativo.

Y me quedé a su lado, acompañándolo en su dolor, esperando el momento en que fuera como yo, en que ambos fuesemos vampiros.

*Narra Emmett:

Era casi imposible creer lo que me llevaba entre sus brazos… . Era lo mas bello que nunca antes había visto… , como… , ¿un ángel?… , si, un ángel precioso que me llevaba hasta el último paso de la muerte. ¿Nos dirigíamos al cielo?. Necesito abrir los ojos por completo… , quiero hablarle… , no me quería perder un segundo de la belleza que me sostenía. Pero no pude. El dolor de las profundas heridas me quitaron las mínimas fuerzas que apenas me quedaban.

Quedé inconsciente hasta que sentí que me recostaron como si yo fuera algo realmente de vidrio, frágil… , pero, ¿Por qué?. ¿No debería estar aliviándome ya?. ¿Estoy en el cielo no?.

Escuchaba voces confusas muy lejos de mi… . ¡Quiero despertar ya!. No soy tan débil… , eso creo… . Grité dentro de mi pero era absurdo.
Creo que me están ayudando… , pero es inútil, tuve la oportunidad de ver un ángel y no quiero despertar si no lo voy a ver nuevamente… . ¿Dónde está?.

Sentí una voz gritar… , si, estaba seguro que era ella… , el ángel que me trajo aquí. Estaba pidiendo que hicieran algo por mi.
Pero de un momento a otro su voz se alejó. Ya no estaba cerca de mi.

De pronto sent

í algo sobre mi cuello… , y luego el ardor mas grande e inexplicable que sentí nunca. Era realmente terrible… . ¡Paren ya por favor!. Di un grito de dolor… . Tan fuerte que me dolió aún más. Grité nuevamente. Sentía como si un fuego recorriera mi cuerpo, me estaba quemando completamente.
Quería seguir gritando… , y lo logré pero no pude pronunciar nada más que eso… , sólo gritos… . ¿Esto qué es?. ¿A qué Dios me presentaron?. ¡¿qué es esto?!.

El dolor era terrible pero… . ¿Qué?. ¿No entienden la verdadera razón por la cuál quiero abrir los ojos?. Quiero ver al precioso ángel que me trajo hasta aquí, quiero ver a Mi Ángel.
Soportaría cualquier dolor si la tuviera nuevamente a mi lado y poder mirarla una vez más. No pido nada más.

Algo en mi brazo, como una inyección… , algo mucho menos brusco que lo anterior a mi cuello me hizo sentir su presencia nuevamente. No calmó para nada mi sufrimiento pero… . Ella estaba aquí. La sentí. No supe como, pero fue lo que me hizo seguir luchando para poder mirarla nuevamente. Quise pedirle que no me dejara solo. Pero no necesité pronunciar palabras… . Sabia que no lo haría.



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En el texto hay: amor

Editado: 09.09.2023

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