¿Quien es el oso?

*Narra Rosalie:

Tenía miedo, si. Yo misma fui una neófita y sabía lo tentador que podía resultar los primeros años la sangre humana. El era mil veces más fuerte y no lo digo por su tremendo físico; cualquier recién nacido poseía una fuerza sobrenatural. Sería difícil detenerlo si un humano pasaba cerca de nuestro lugar de caza.
Carlisle decidió acompañarnos también sólo por si acaso. Esme se quedó ya que reparaba una mesa antigua en un estado que sólo ella podía arreglar.

-Ok, chicos, vamos más al este, lo más posible alejado de las personas. -Ordenó Carlisle.
-Edward, ve más adelante para captar cualquier cosa antes que nosotros por favor. - Le pedí a mi "querido hermanito".
Emmett soltó un gruñido. Toqué su hombro para tranquilizarlo. Era demasiado instintivo. Sus celos se disparaban. Pasaría mucho tiempo antes de que no viera a Edward como una "amenaza amorosa".
-¿Qué prefieres como primera cena?. - Cambié de tema.
-Un oso, ojo por ojo. -Su tono carmesí se prendió.

Edward iba un kilómetro más adelante, podía oir que no cazaba, sólo vigilaba. Emmett era peligroso para los humanos, aunque aceptaba el hecho de cazar animales… , hasta ahora. A pesar de su sed, disfrutaba de la velocidad, de cada salto que daba, de cómo podía botar un árbol con el mínimo esfuerzo. Parecía un niño en una juguetería. De repente se puso en posición de ataque, instintivamente. Soltó un gruñido que me sorprendió. ¡Que hombre!. ¡Cada movimiento suyo me hacía desearlo con todo mi ser!.
-Déjate llevar por tus sentidos, huele, oye… , sabrás encontrarlo. -Le enseñó mi padre.

Inhaló profundamente y cerró los ojos con una sonrisa perfecta. Medio segundo después iba en marcha al norte, gruñendo. Parecido al sonido de un terremoto.
Los pájaros de los árboles volaron al asustarse por el ruido, y muchas hojas cayeron. Miré a Carlisle con una expresión como preguntándole si lo seguíamos.

-Sólo de lejos, lo suficiente para saber si algo sale mal.

-Lo seguimos. Nos quedamos quietos y asombrados al ver la pelea. Emmett perfectamente podría haber matado al oso en el tiempo que nos llevó llegar ahí pero parecía gustarle el hecho de pelear, buscar estrategias. Pero siempre atacando. Olvidaba quien era el oso a veces, él tenía tanta potencia. ¡Me enamoraba cada cosa de él y no lo podía evitar!.
Era tan distinto a mi vida pasada, no me importaba su clase social, ni que dirán de nosotros. Sólo estaba él y lo nuestro. Sólo eso bastaba.

Llegó a nosotros con sus ropas rasgadas, con su cara de niño como siempre, pero un tanto apenado por haber hecho tanto desastre. Miré al oso y luego a él. Puse cara de alivio.
-¿Te gustó?.
-No está nada mal, calmó eso en mi garganta. Ya sabes. ¿Qué tal lo hice?.
-Nada mal, aprenderás a quedar menos impresentable con el tiempo ja-ja-ja. – Dije tomando los pedazos de ropa que casi se le caían. Edward volvió con una sonrisa burlesca mirando a Emmett de pies a cabeza.
-¡Deja esa risita tonta!. – Le miré furiosa.
Emmett al verme enojada dio un paso adelante listo para atacar. Carlisle puso su mano en el hombro deteniéndolo. Pero Emmett estaba dispuesto a pelear… .

-¡No Emmett, para!. – Grité corriendo para alcanzarlo… .

*Narra Emmett:

La verdad es que no me importaba que Carlisle decidiera acompañarnos en el primer día de caza. Mi primer día.
Al que no quería cerca era a Edward , cerca de mi ángel. No me gustaba la idea para nada. Y no sabía si ella estaba de acuerdo conmigo en eso, pero mis sentimientos hacia la mujer que en realidad era un verdadero ángel en la tierra eran mucho mas fuerte que cualquier otra cosa.
Mis ganas de saciar la sed que sentía, crecían cada vez mas, y Carlisle nos ordenó alejarnos del este para así estar lejos de las personas. No me importaba en que lugar estar si no cazar algo ya.

Di un gran gruñido al escuchar a Rose pedir a Edward que fuera adelante para que captara algo antes que nosotros. Yo podía hacerlo, no tenia que pedírselo a él directamente ¿o si?.
Aunque su don le favorecía. ¿Le agradará eso a Rosalie?. ¿Que sentirá realmente por ese vampiro que llegó antes que yo?. – Ella puso su mano en mi hombro para que me tranquilizara.
-¿Qué prefieres como primera cena?. - Me pregunto dejando atrás lo de Edward
-Un oso, ojo por ojo. - Después de todo a eso vine. Si tengo la oportunidad de calmar mi sed, lo haré feliz vengándome del animal. Aunque no fuese el mismo.

Me agradaban todos los olores que sentía, cada movimiento que realizaba me sorprendía. Recordé el sonido que sentí ese día que mi amigo no me acompañó a cazar, cuando pensé que alguien me estaba jugando una broma. Yo podía causar ese mínimo ruido y ninguno a la vez para moverme, con una velocidad y agilidad superior a las de un animal como ese. Me di cuenta que sin esforzarme demasiado podía derribar árboles y cualquier cosa que estuviese a mi alrededor.
De pronto sentí un ruido y estaba dispuesto a atacar. Gruñí. Pero ¿como comenzar a hacerlo, como atacar?. En realidad no me importa. Lo haría.
-Déjate llevar por tus sentidos, huele, oye… , sabrás encontrarlo. - Me enseñó Carlisle.

Corrí en busca del animal, gruñendo a la vez. Estaba feliz de moverme con esa rapidez. Me reí al pensar que cualquier criatura que fuese lucharía igual que yo para poder defenderse. Pero esta vez yo no era la victima. Lo encontré al fin. El oso estaba ahí, seguramente pensando que él seria el que atacaría primero pero fácilmente di un salto hacia él y comenzó la pelea. Sentí como luchaba para liberarse de mis brazos pero no lo dejé. Me estaba rasgando la ropa. Perfectamente nos mezclamos, como si yo fuera un oso al igual que él. Seguimos luchando.
Lo ataqué sin mucho esfuerzo, presioné mis dientes en su cuerpo. Su sangre me resultó deliciosa pero no suficiente. Aunque ya no sentí sed. Obviamente el oso ya no estaba vivo y todo me resultó fascinante. El lugar estaba completamente destrozado, y no me sentí muy bien cuando vi que mis ropas no estaban en su estado original.