*Narra Rosalie:
Alice nos tomó a mí y a Esme para comprarse ropa nueva, aunque vi mucha ropa de ella que obviamente no tenía uso. Accedimos ya que, además de que nos faltaba renovar el closet, queríamos conocer a ésta nueva integrante. Era tan… , hiperactiva. Nos llevó a la única tienda de Port Ángeles que había decente según ella. Era muy exigente y eso que aún no la veíamos comprar.
Entramos e inmediatamente empezó a mirar zapatos. Llamaba al asistente para que le trajera chanclas y zapatos en distintas tallas y colores. Cuando no le gustaba como le quedaban se las lanzaba al pobre tipo mientras le decía que quería otras. Esme y yo nos quedamos mirándola perplejas. Llevábamos exactamente siete minutos en la tienda y Alice ya había elegido cinco pares de zapatos. Nos miró extrañada.
-Ustedes dos. Vengan. Esos zapatos son de la temporada pasada, ¿lo saben?. Oh Rose, estos zapatos azul marino vendrían perfectos contigo. – De repente yo era la maniquí de Alice.
Así pasamos el resto de la tarde, Alice dejando estresados a los trabajadores de las tiendas. Esme y yo éramos sus maniquís perfectos. Yo dejaba que hiciera lo que quisiera. Adoraba que eligiera la ropa perfecta para mí. Esme quería conocerla más así que nos invitó a sentarnos en la plaza de Port Ángeles, la cual era muy amplia y hermosa.
-Esme, es mejor que platiquemos en la casa, en cualquier momento puede salir el sol.
-No, no saldrá, ya lo he visto, el clima será igual hasta mañana. – Decía Alice con la mirada perdida.
-Oh perfecto querida. Ese don tuyo es realmente increíble, ¿desde cuándo lo tienes?. – Comenzó Esme.
-No estoy segura.
-¿Y cómo llegaste a ser vampiro?. – Pregunté cautelosa de que no hubiera nadie cerca escuchando.
-No lo se, no recuerdo. No sé realmente porque. Desperté sola. Visioné a Jasper y fui a buscarlo y resultó ser mi compañero. – Sus ojos dorados brillaron.
-Se ven el uno para el otro a pesar de que son tan distintos. – Esme le tomaba la mano. Ya la quería supuse.
-Gracias Esme. Pero bueno cuéntenme de ustedes chicas. – Me miró.
-Bueno Carlisle me encontró un día… , herida… , y me transformó. Dos años después encontré a Emmett herido también y lo llevé a la casa para que lo transformaran. Desde hace más de un año que pasó y lo amo desde que lo vi. – sonreí orgullosa.
-Oh – Se perdió su mirada de nuevo. – Ya veo. - ¿Tuvo una visión?. – Esme cuéntame de tu vida.
Esme bajó su mirada y le vi un poco triste.
-Oh Esme no te preocupes, ya lo he visto. Es terrible. Pero ambas son muy afortunadas en tener ésta nueva oportunidad de vida – Me miró como si supiera de mi vida humana, ¿acaso vio que yo le iba a contar de mi historia?.
-No estoy muy segura de eso. – Bufé
-¿Por qué dices eso Rose?. – Alice abrió sus ojos como plato mientras que Esme tomaba mi mano.
-¿Por que debe ser genial ser un vampiro?. Mis sueños de vida se vieron interrumpidos al ser esto. Nunca podré ser madre Alice, nunca. – La voz se me cortó en la última palabra. Esme me abrazó pero me corrí. No quería mostrarme débil.
-Es mejor que regresemos a casa. Los chicos ya nos deben esperar. – Opinó Esme, quien se paró y tomó sus bolsas.
Alice se me acercó y susurrando me dijo un "lo siento".
-Está bien Alice, no tienes la culpa, perdóname tú a mí. Que mala forma de comenzar nuestra amistad. Es sólo que aún no me acostumbro totalmente. Si no fuera por Emmett… .
-Calma Rose, no es fácil para nadie. Te comprendo.
Tomamos rumbo a casa para ver a nuestros chicos. Al entrar en casa vimos la mesa de centro de Esme rota en el suelo, a un Edward sosteniendo a Emmett quién se debatía por luchar y a Carlisle afirmando a Jasper. La escena nos paralizó en seco y Esme pidió calma.