Estábamos en una cafetería. Matías está enfrente de mí jugando con el café entre sus manos, le dio una calada al cigarrillo mientras mirábamos por la ventana expectante.
Estábamos de caza a plena luz del día. Miraba a la gente pasear, viviendo el día a día como si no importara que el tiempo estuviera pasando, y pronto tendríamos que decir adiós, deberían aprovechar el tiempo. Algunos de nosotros no pudimos despedirnos de aquellos que más queríamos.
......................
Estaba al borde del acantilado, Christian estaba animado, con el pelo revuelto más de lo normal, después de aquel pequeño tiroteó, y también nuestro encuentro en el coche; sonrió solo al recordar.
El amanecer, un momento del día especial; el primer rayo de luz dio su aparición, y cerré los ojos disfrutando de su roce.
_ Es fantástico.
Volteo a mirarle, el viento lo acariciaba, sus mejillas estaban levemente sonrojadas, estaba realmente hermoso. Me regañe a mí misma por estar pensando así de Christian, debía guardarme esos sentimientos que comenzaban a crecer con más violencia.
-Amar es peligroso
Lo mire nerviosa ¿porque decía eso?
- ¿Esta conversación a que se debe?- trate de ocultar mi incomodidad.
Sonrió sin ganas.
- No quiero que te enamores de mi Rosario.
- No lo estoy…no lo are.
La seguridad en mi voz le hizo asentir complacido por mi respuesta. Mi corazón se estrujo por las palabras que con brusquedad salieron de entre mis labios.
¡Si supieras Cristián no sonreirías de esa manera!
- No quiero hacerte daño
- Cristián solo te veo como un amigo
Era una maldita cobarde por no decirle la verdad, pero no quería que desapareciera de mi vida, preferiría guardarme lo que sentía y seguir siendo una cobarde, una maldita cobarde.
Necesitaba pensar...
Nos volvió a inundar el silencio, no era incómodo sino necesario. Los rayos de sol decoraban el cielo de un millón de colores. El día había comenzado bien.
..................
Entran un grupo de chicos del instituto, con un bullicio increíble, con algunas bromas de intermedio. Volteo a mirarlos y se calla ¡Gracias a Dios! Solo uno me miraba confundido, por la reacción de sus compañeros, les levanto una ceja acusatoriamente y se retiran con la cabeza baja hasta el fondo del local. Suelto un suspiro pesado.
Matías suelta una carcajada.
_ con solo una mirada das miedo Rosario.
Bufo sonriendo. Asiento de acuerdo. El bullicio seguía al fondo, pero no era tan molesto, vuelvo a mirar por la ventana, ya no transitaban muchas personas, volteo a mirar el reloj al fondo donde estaba la recepción. Eran las doce de la tarde, todos deben estar reunidos en familia compartiendo, comentando como va su día por el momento. Sonrió sin ganas.
..................
El día había trascurrido normal hasta ahora, estaba en la clase de lenguaje. Muevo la pierna ansiosa. Era la última hora y parecía que el tiempo no quería transcurrir. La profesora explicaba en el tablado, pero realmente no le prestaba mucha atención. Respiro hondo y por fin el jodido timbre suena, agarro mi mochila con rapidez y salgo del aula, cruzo el pacillo como alma en pena y bajo las escaleras.
Hoy Christian me recogerá, estoy emocionada. No es que fuera fácil ocultarlo.
Suelto una risita, Christian se encontraba apoyado sobre su coche McLaren P1 GTR deportivo negro, con toques de naranja, era una hermosura en realidad. Te nía el pelo revuelto, lo que le daba un toque sexy y las gafas de sol, eran la cereza que faltaba.
Me quedo un momento mirándolo, estaba concentrado mirando la pantalla de su celular, por ende tenía el ceño fruncido, y se remojaba los labios con frecuencia, un hábito que tenía. Levanta la mirada, había notado que alguien lo estaba mirando detenidamente. Cuando sus ojos se encuentran con los míos y sonríe.
Escucho como todas las chicas suspiran, no faltaba más, sabía que se lo estaban comiendo con los ojos, pero él era mío. Los susurros volvieron a comenzar, cuando empezaba a acercarme a él, en ningún momento nuestras miradas se separaron, y cada vez mi corazón latía más fuerte.