Disparo...
Uno, dos y tres, no tenía remordimiento. Como si fuera un fantasma Christian aparece enfrente de mí, disparando, y yo imito sus acciones, su ceño fruncido, su mirada fría, aquella forma en la que disparaba...era como si fuéramos uno por una fracción de segundos.
Cuando termina de disparar y voltea mirarme, sonríe, sus ojos se encuentran con los míos, y mi corazón tiembla y recuerdo por qué hago esto. Desaparece como si su figura nunca hubiera estado enfrente de mí, porque realmente nunca había estado enfrente de mí, había sigo producto de mi imaginación...como siempre.
Miro a mí alrededor, todo era un caos, había alrededor de treinta cuerpos sin vida, y todos habían muerto con solo tres balas que había disparado.
Matías a mi lado me miraba sorprendido y asustado. Él siempre me acompañaba cuando e cazar se trataba, no entiendo por qué su reacción exagerada.
- Tres balas- susurró para sí mismo pero logro escucharlo- ¿Cómo puede ser posible?- me mira tratando de entender, porque, aunque en mis venas corre sangre sobrenatural, no era posible lo que acababa de suceder.
Sin contestar doy media vuelta y me dirijo al auto.
- ¿Vienés?
Le preguntó a mitad de camino.
-¿Hasta el final de los tiempos?
Ruedo los ojos, ¿Tenía que ser tan dramático? Me subo a al auto y emprendemos el viaje de vuelta a casa.
Miraba por la ventana distraídamente. ¿Por qué tuviste que dejarme Christian? No. No debiste.
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Era.....no podía creerlo, era él. Su cuerpo estaba hecho pedazos, magullado, lleno de golpes, su cuerpo estaba lleno de moretones, pero cuando sus ojos se encontraron con los míos, seguían teniendo la misma mirada, la misma luz de siempre.
Estaba irreconocible, pero seguía siendo mi Christian.
-A aquí está tu querida Rosario- dice con burla aquel hombre- Te dije que no debías decirle nada al jefe sobre las ventas afuera, pero no quisiste escuchar.
Suelta un gruñido dándole un golpe en la nariz, haciendo que este sangre más.
- te querías hacer el héroe- lo agarra del cabello obligando a mirarme- Mira lo hermosa que es- aparta la mirada, pero el vuelve a obligarlo- Mira lo hermosa que es, te matare enfrente de ella y después la are mía...
Cristián se mueve con brusquedad. Me miraba pidiendo disculpas, ¿Porque Christian? Tú no has hecho nada malo. Le sonríe con lástima porque aunque no había crecido en aquel mundo, intuía cual era nuestro final.
Le amaba, le amaba más que a mi vida y renunciaría a ella si él no está aquí, junto a mí para hacerme compañía.
¿Cómo habíamos llegado tan lejos? Si él nunca me había dicho un "te amo" o "te quiero" y yo tampoco, nuestra relación estaba basada en sexo y de lo que podía aprender de él. Aun así estaba segura de mis sentimientos por él, aunque no había tenido las agallas de decirle lo que sentía por miedo a que todo acabara.
Míranos ahora Cristián, está llegando nuestro final, el final al cual siempre temimos.
Aquel hombre tira con brusquedad el cuerpo de Christian. Estaba en Shock, quería gritar, llorar, quería poner en venta mi alma al diablo si eso nos sacaba de esta. Estaba enfrente de mí con la mirada gacha.
- Despídete idiota, te daré ese honor como hicieron con mi hermano.
Se queda en el suelo, sin mirarme, parecía inerte.
- Mirarme...¡¡Mírame!!
Con dificultad me obedece, estaba diciendo adiós, un adiós que no aceptaba.
- Quedare conmigo- supliqué, era lo único que podía hacer, estaba amarada de pies a cabeza, lo único que podía sentir esta impotencia.
- No me dejes- una lágrima rodó por su mejilla, y me di cuenta que no había vuelta atrás.
Se levanta y queda a mi altura, acaricia mi mejilla, y me mira con lamento, pidiéndome perdón.
- No puedes dejarme- me niego a aceptarlo- ¡Aun no me has enseñado suficiente!- me quejo.
Niego con la cabeza aterrada.
Me miraba de aquella forma calmada, sus ojos estaban cristalinos, llenos de tantas cosas, recuerdos, momentos, instantes en el tiempo que desaparecerían, con él. Las lágrimas caían, no podíamos evitar esto.
Sin avisar aquel hombre disparo, Cristián reacciona abriendo los ojos, escuchaba mis propios gritos, lo acelerado que se encontraba mi corazón. Vuelve a disparar, y Cristián se afuera más a mí, todo ocurre en cámara lenta, él sonríe, de una forma gratificante, como si fuera el chico más feliz del mundo.
- Te amo
Logra susurrar, cuando la vida empezaba a dejar sus ojos, sus labios se teñían de sangre que lo empezaban a ahogar.
Su confección me sorprende, me hiere, me quema a fuego lento, se graba en mi piel como una cicatriz y me hace feliz.