Rosario

Curiosidad

Andrew.

Le había robado un beso y se había sentido como si besara a la mismísima muerte. Que exquisito,  sus labios no se comparaban con los de ninguna mujer con la que había corrido la suerte de besar.

¿Muerte? Andrew creo que tus neuronas no están funcionando bien.

Ruedo los ojos por el comentario hecho por mi conciencia.

- Andrew ¡Hermano no estas cuerdo!- ríe Anthony, dándome palmadas en la espalda.

Vez, no soy el único que cree lo mismo.

- ¿Sabes a quien acabas de besar?- pregunta incrédulo Samael.

Niego con la cabeza, los chicos silban sorprendidos. No entendía, había cumplido con el reto ¿que importaba a quien había besado?

- Amigo as besado a la reina de por acá- lo miro confundido- A Rosario- William, me mira como si no fuera obvio.

-¿Quién es Rosario?- pregunte.

- Recuerden que estuvo afuera un año- trata de explicar Anthony.

Asienten entendiendo, bueno... En un año pueden pasar muchas cosas ¿No?

Rosario, ese era su nombre, el nombre de la mujer de besos sabor a muerte. Sus ojos cuando me miraron, estaban furioso, escondían muchas cosas. Cuando me apunto con el arma, vi determinación, iba a disparar, pero por alguna razón no tenía miedo.

- Para celebrar las huevas de Andrew, tomemos unas copas en Lucifer esta noche- propuso Samael.

Todos asentimos de acuerdo, caminamos hacia la casa de William donde íbamos a pasar la tarde jugando videojuegos y jodiendo a su hermana menor Samanta. Estaba distraído, los escuchaba reír por las bromas y los comentarios ofensivos, pero no podía concentrarme, el sabor de unos labios que había probado anteriormente me tenían confundido y con el deseo de volverlos a probar.

-Andrew... ¿Andrew estas bien?- Pregunta Anthony  y los ojos de mis amigos me miran expectantes.

- Si, si estoy bien- asiento regresando a la realidad.

- El beso de Rosario ya nos lo robo- suelta burlona mente William.

Se ríen a carcajadas, y esbozo una media sonrisa.

La tarde la habíamos disfrutado entre bromas y juegos, ya había llegado el momento donde realmente podía disfrutar, un buen sexo con alguna chica guapa que me encontrara y algunas copas con mis amigos. Así intentaría olvidar aquellos labios o a la chica a la que le había robado un beso.

Entramos al bar, y no se hizo esperar el olor a alcohol, sexo, drogas y por supuesto más sexo. Lucifer era el lugar indicado para pasar una de tus mejores noches.

Una noche que a la mañana siguiente no recordarlas.

Nos sentamos alrededor de alguna meza los cuatro, mientras que esperábamos los trasgos. Cuando vuelve la rubia, con buenos pechos con los tragos me giña el ojo.

"Cariño no eres mi tipo" guise decir pero simplemente le sonríe coqueto.

- Uwww- ríe Samael- Creo que Andrew ya tiene su conquista de esta noche

Los chicos se ríen y yo les sigo negando con la cabeza. Ellos nunca cambiarían, me había ausentado un Año, por el trabajo de mi padre y por…  seguían siendo los mismos.

- Por el buen sexo de esta noche- Anthony grita sobre la música para que lo podamos escuchar. Brindamos de acuerdo. Entre carcajadas brindamos toda la noche, me estaba divirtiendo.

Ya pasadas las once de la noche, Anthony había desaparecido con alguna chica, William se había ido con la rubia de buenos pechos, y solo quedábamos Samael y yo, que sequiamos tomando.

- Iré a la pista- le grito a Samael en el oído, asiente sin interés.

Un cuerpo esbelto de buenas curvas cubierto por un vestido rojo, se movía en la pista con sensualidad. Aquella me daba la espalda dándome una gran vista de culo. La observo bailar y con cada movimiento sentía que algo en mi entre pierna despertaba.

¿Quién era ella?

Tenía un pelo castaño hermoso que caía en ondas por su espalda. Ella siente qué la observan y voltea.

Mierda...era ella, era Rosario, sus ojos sobre los míos, sonríe con burla y arrogancia, hermosa,  no podía creer que era la misma.

Se veía muy diferente aparte estaba ¿sonriendo?

Me acerco a ella, pero cuando estoy a punto de hablarle ella levanta la mano, impidiéndomelo. La miro confundido y ella suelta una carcajada, la música para con el chasquido de sus dedos.

La gente hace un círculo a nuestro alrededor, dos chicos se acercan y logro identificar uno de ellos, el que me había defendido para que Rosario no me disparara.

- Rosario yo arreglo esto- dice apresuradamente el de esta mañana.

- No tienes que hacerlo Matías.

Matías, ¿ese es su nombre?

- Estas loco muchacho, ¿Quieres que te maten?- me pregunta el chico que acompañaba al tal Matías.

¿Matarme? ¿Porque ha de matarme? ¿Acaso le he hecho algo?

- No sabes en que líos te metiste niño- dice Matías.

Se separan de Rosario, permitiendo que ella se hacer que a mí.

- ¿Sabes quién soy niñato?

Pregunta ella con diversión.

- Tu nombre es Rosario ¿no?

Esa fue nuestra primera conversación de muchas, la primera vez en que me sonrió y la primera vez que la había escuchado reír, y me había parecido una de las cosas más hermosas, ya que Rosario no reía o nunca lo hacía.



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Editado: 05.06.2018

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