"Si dos personas que han sido extrañas dejan de pronto que la pared que hay entre ellas se rompa para sentirse y descubrirse, esta será una de las experiencias más emocionantes de la vida". —Erich Fromm.
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Encontré una forma de dejarte entrar,
Pero en realidad nunca tuve una duda.
Permanezco a la luz de tu halo.
Ahora tengo a mi ángel.
Es como si me hubieran despertado.
Cada regla que te hice romper,
Es el riesgo que estoy corriendo
Y nunca voy a excluirte.
A cualquier parte que miro
Me rodea tu cariño.
Bebé, puedo ver tu halo.
Sabes que eres mi gracia salvadora.
—Beyoncé - Halo.
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Rosa amarilla: Enero.
—Para ti —JongIn estiró su brazo, Soo lo recorrió con la mirada, hasta ese simple gesto para él era algo majestuoso. Kim le tendía una bella flor. —Gratis. —susurró, cogió con delicadeza la mano de KyungSoo y le entregó la rosa.
Lo que KyungSoo había aprendido en sus 26 años de edad, era que a la vida le gusta sorprenderte, y él seguía sin acostumbrarse.
Cuando JongIn notó el leve rubor adornando las regordetas mejillas de su Hyung, sonrió.
¡Ser tan lindo debería ser un delito!
—La rosa amarilla significa amistad.
—¿Somos amigos? —Las palabras se escaparon de los labios de Do sin pensar.
—Un desconocido no paga la renta de otro. —JongIn salió de entre las demás flores, y se plantó delante del más bajo. —Muchas gracias.
KyungSoo jugueteó con los pétalos, nervioso, ansioso, deseoso.
Era cierto, ¿quién le paga la renta a otra persona? Claro, solo Do KyungSoo, alguien desesperado queriendo amar y ser amado, ya sea como amigo o como algo más...
—Gracias a ti, JongIn. —Olió el aroma tranquilizante de la flor. Subió su vista hasta chocarla con la ardiente mirada de JongIn. —Nos vemos luego. —Se giró y de espaldas habló: —Y, tienes razón, sí eres mi amigo.
Kim no pudo esconder su sonrisa y sintió su corazón latir aprisa. Esos efectos solo KyungSoo los ocasionaba.
JongIn es un florista, pero no de esos que poseen una tienda inmensa, colorida y bien arreglada. JongIn vende sus flores afuera del cementerio, mismo cementerio donde está enterrado el padre de KyungSoo.
Cuando Do llegó aquel día de diciembre agitado y llorando a una calle cercana al camposanto, chocó con un florista ambulante, quien intentó consolarlo. Grande fue la sorpresa del vendedor cuando se percató que KyungSoo no lloraba totalmente de tristeza.
—¿No existe alguna flor que exprese "Te odio—Te amo"?
—Podría hacerte un ramo. —Sugirió JongIn ese día. —La boca de León expresa decepción, el crisantemo amarillo significa amor frágil. —La voz del joven moreno era dulce, gentil, y su mirada era curiosa, KyungSoo no entendía que escondían esos ojos, pero fuese lo que fuese era debido a las flores. —Crisantemo rojo, te quiero...
"Ojalá alguien me mirara como él a las flores."
—¿Ninguna dice te odio? —interrumpió.
El más alto quiso reír. —¿Odias al difunto?
—Solo un poquito.
Kim miró todas las flores que tenía dentro de unos grandes baldes blancos con pequeñas decoraciones, Do sentía que con esos ojos escaneaba las flores y en su traviesa mente se instaló el pensamiento de "¡Hey!, ¿no prefieres escanearme a mí?". KyungSoo quiso seguir escuchando a ese hombre moreno, pero se había callado mientras danzaba alrededor de las flores.
—Listo. —El ramo lucía perfecto y Do sintió ganas de quedárselo. —Y esta es para ti. —Le tendió una pequeña flor. —Jacinto púrpura, pedido de perdón.
—¿Perdón?
—Hay que saber perdonar. Serían $65.00. —El guapísimo sujeto extendió la mano, KyungSoo depositó con delicadeza el dinero, las yemas de los dedos de Soo llegaron a rozar parte de la suave palma del contrario. —Kim JongIn, vendo flores todos los días aquí.
—Do KyungSoo, gerente de finanzas en Hankook Tire.
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Editado: 25.06.2022