ROSÉ
El fin de semana transcurre de manera normal, volví de casa de Abdi, fui a entrenar al sótano, vi a Brice un poco distraído, pero no me atreví a preguntarle lo que le pasaba.
Ya es lunes de nuevo, nada agradable, pero ni modo así toca ir al colegio. Llego y las chicas me reciben con un abrazo que les correspondo, me siento nerviosa hoy por lo que vamos a hacer con Abdi, la verdad es que nunca me he metido al cuarto de las cámaras de seguridad.
Dejando ese pensamiento de lado me voy a mi casillero a dejar mis cuadernos al terminar el día de clase, Abdi me espera en la entrada del edificio así que me apuro metiendo todo rápido, pero un sobre negro llama mi atención, lo tomo en mis manos y se ve que está hecho a mano, no dice nada por fuera así que procedo a abrirlo.
¨ ¿Segura de que quieres saber la verdad?¨ dice una frase en un pedazo de papel mal cortado, está escrito a mano con un lapicero de color negro, pero no conozco la letra. Quien quiera que me lo haya mandado sabe muchas cosas, sabe de mí y está aquí…
Salgo apurada del edificio para encontrarme a Abdi afuera esperando por mí.
-Vámonos de aquí rápido- le digo tomándola de la mano hasta su auto.
-¿Qué pasa por qué estás alterada?- detiene el paso y me voltea para que la vea.
-Alguien sabe algo sobre lo que está pasando, me pusieron una carta en mi casillero.
-Cómo es eso posible- abre los ojos asombrada.
-Quizá sea la misma persona que entró a mi casa aquella vez.
-Quien quiera que sea Rosé, sabe cosas y tal vez más que nosotras, hay que apurarnos a hacer lo planeado- corre hasta subirse al auto, seguido de eso me subo yo.
En un lapso de 5 minutos estamos frente a la puerta de mi casa, nerviosas por lo que vayamos a ver porque seguro será una pista para llevarnos a la persona misteriosa.
Entramos, subimos a mi cuarto y me cambio de ropa.
-Tendremos que borrar las grabaciones a partir del momento que estacionamos frente a tu casa- habla Abdi.
-Lo sé, no creo que tengamos problema con eso.
-Muy bien, ahora dirijámonos al lugar- me tira una mirada siniestra.
-Ya bájale dos- le dijo riendo nerviosamente.
Salimos de mi cuarto y nos dirigimos hacia el cuarto donde están las cámaras. Al cruzar el umbral de la puerta trasera giramos a la izquierda para ir directamente al cuartito secreto que aguarda ahí.
Y cuando estamos frente a él…
-No me jodas- me llevo las manos a la cara.
-¿Qué sucede?
-No tengo las llaves.
-Eres mensa.
-Ni me lo digas.
-Bueno, la única solución es esta- levanta una piedra enorme del suelo con sus manos.
-Estás loca.
-¿Ves alguna otra solución?- dice volteando los ojos.
-Ni modo.
La ventaja de todo esto es que el cuarto es medio antiguo, no lo han remodelado y es que la seguridad de las cámaras no es algo que nos preocupe o alarme, es algo sin mucha importancia, así que la puerta está asegurada con cadenas y un gran candado. Mi papá viene todos los fines de mes a revisar que todo ande bien, así que vamos a poder ver las cosas y borrarlas antes de que él sepa algo. Abdi lista para abrir el candado empieza a golpearlo constantes veces, pero no obtiene resultados.
-Dame eso- empiezo a golpearlo con fuerza, como si mi vida dependiera de ello, una y otra y otra y otra vez hasta que se abre.
-Waaoo ¿De dónde has sacado esas fuerzas?
-Entrenamiento.
-¿Entrenas, dónde?
-El chisme para después, entremos que no tenemos tanto tiempo-
Asiente, quito el candado junto con las cadenas, abrimos la puerta e inmediatamente se ve la pantalla proyectando todas las imágenes.
Me siento rápidamente en la silla y empiezo a buscar en los archivos.
-¿Recuerdas la fecha?
-Como si fue ayer- contesto atenta en la pantalla – aquí está, ese día.
Empiezo a reproducir el video y lo adelanto hasta la hora que más o menos calculo pasó todo, y ahí aparezco yo caminando a través de la sala. Se ve claramente cómo me quedo parada junto a la puerta… y entonces pasa.
Una persona aparece en la pantalla y me quedo congelada por lo que acabo de ver.
-¿Sabes quién es?- pregunta Abdi y asiento a su pregunta.
-Jason- digo en un susurro.
No entiendo qué hacía él a esa hora en mi casa y peor aún entrar por donde yo entré, me vio estar ahí escuchando todo y él escuchó también. Luego de entrar él en la sala se va por el lado contrario que me fui yo para quedar al otro lado de la oficina donde hay una ventana y pudo escuchar perfectamente todo. No quise seguir viendo más el video así que no sigo reproduciéndolo.
Un escalofrío recorre mi cuerpo.
Debo verlo.
Ya son dos ocasiones en la que se ve involucrado en mi vida y esto no puede ser coincidencia, el miedo llega y millones de imágenes imaginando lo peor pasan por mi cabeza, no puede ser, él no pudo haberme hecho daño.
Con las manos temblorosas empiezo a recortar esas evidencias, borro un lapso de 3 horas para que no hayan sospechas de nada, me apresuro a pasarlas a la memoria USB de Abdi para tener pruebas y eliminarlas de la computadora. Cuando terminamos salimos de ahí y nos encaminamos a su casa para respaldar las pruebas en otro lugar porque no me puedo confiar ni fiar de nadie en estos momentos.
Ya en el auto me agarro la cara con las dos manos y grito fuerte, desahogando toda la frustración.
-¿Y quién es Jason?- Abdi rompe el silencio.
-Mi primo del que te conté, a él le he confiado todo soy una tonta por confiar en la persona que está detrás de todo eso.
-Y dijiste que tus padres no lo soportan, seguro hay algo ahí Rosé- siento determinación en sus palabras y veo que sus nudillos se vuelven blancos apretando el volante.
-¿Por qué te noto enojada?
-Porque se lo debo- dice con la mirada triste.