Hareth
Un recuerdo.
—Lewis —me reconoció ella, porque así me identificaban todos.
—Josh, puedes decirme Josh —respondí alcanzando su mano para poder besarle el dorso.
Otro recuerdo.
—¿Viviremos juntos?
—Sí, juntos y bien solos —afirmé.
La llegada al departamento y nuestra forma de estrenarlo fue lo siguiente que asaltó mi cabeza, habíamos marcado cada esquina con un momento especial.
—Me gusta —había dicho Neira un día en la cocina, se ubicaba a mi lado observándome seguir un tutorial de una receta, ambos éramos un desastre en ese ámbito pero lo intentábamos de vez en cuando para evitar salir y así compartir más ratos a solas en el calor de nuestro hogar.
—Voy mejorando.
—No esa delicia que preparas sino que me gusta esto —paseó la vista por el entorno antes de que sus ojos volvieran a los míos—. Me gusta esta vida contigo.
Me había lanzado por su contacto enseguida, la besé como muestra de que opinaba exactamente lo mismo.
—Te amo, mi loca.
—Y yo a ti, por siempre.
Diferentes recuerdos bombardearon mi cabeza, me sentí devuelta en ese tiempo donde todo estaba bien.
Y de pronto deserté. Mis ojos se abrieron de golpe, levantando la cabeza y la mitad de mi cuerpo adolorido y traspirado como si me hubiera esforzado en despertar para escapar de una pesadilla.
Quedé consternado, totalmente exaltado. Mi vista se aclaró después de parpadear unas tres veces para alejar la distorsión de mis ojos, una punzada dolorosa en la cabeza hizo que presionara las cejas en un gesto de molestia, dejé caer la espalda sobre el respaldo. Y en esa condición inestable, pude enfocarla a ella.
—¿Qué pasó? —dije, Neira llegó hasta mí y permití que sus dedos recorrieran mi rostro, sus ojos escaneando algún indicio de molestia en mi expresión.
—Tuviste un ataque —me respondió—, tuvimos un ataque pero afortunadamente estamos bien, casi te perdimos y ahora por seguridad debemos mantenernos aquí hasta que se elimine por completo el problema.
—¿Por qué no recuerdo nada de lo que dices?
—Te estás recuperando, lo que pasó te afectó demasiado. Pero no te presiones para recordar, lo harás en su debido momento y yo me encargaré de ello. Ahora solo necesitas descansar, hubo mucho movimiento en las últimas horas y tú recibiste un brutal golpe de poder, eso te tiene así, pero te lo repito, te estás recuperando y yo ya me encargué de que esa persona se arrepintiera de lo que hizo, solo que sus cómplices siguen libres y hasta que no sean eliminados, estaremos resguardados aquí.
—¿Quién fue? No me gusta este dolor tan extraño de cabeza, no debería sucederme.
—Fue algo de otro nivel, Josh, fue un conflicto con una mujer que fue parte de mi familia, atacó a los Relish en busca del cetro y para salvarnos de lo que sea que planeara, interferimos todos para atraparla y como consecuencia estás aquí porque al principio fallamos, pero ahora que ya despertaste, ya sé que todo estará bien.
—Dijiste que sus aliados siguen sueltos.
—Están siendo perseguidos, ellos me odian porque terminé con la cabeza de su grupo y me quieren desaparecer de este mundo por ello, pero terminarán muertos antes de que se atrevan a intentar separarnos otra vez.
—¿Cómo dices? ¿Ir contra ti? —La sostuve por la mandíbula, ella asintió con la cabeza, consiguiendo que el sentimiento que me abordara se reflejase en mi vista—. No los recuerdo, de lo contrario me levantaría ahora mismo a cazarlos para fundir sus celebros por haberse atrevido a tener ese pensamiento. Pero si puedo ordenar que me los traigan vivos.
—¡No! —Demandó inmediatamente, moviendo su mano en una caricia suave por mi rostro para suavizarme el ceño fruncido—, quiero alejarnos de ese problema, deja que mi familia se encargue de ellos.
—¿No hay licántropos siguiéndoles el rastro?
—No, todo fue muy reciente, Josh.
—Pues que eso cambie ahora, quiero a toda la guardia ocupándose de su búsqueda.
—Será como tú digas.
—Deja que hable con Malcom, si queremos terminar con esto rápido debemos recurrir a todo lo que tenemos y sé que hay nuevos reclutas —dije no sabiendo muy bien el motivo—. Habíamos preparado un equipo por… Ellos se encargarán de nuestra seguridad.
—Deja que yo emita la orden, diré que es una demanda tuya. Tú necesitas descansar, es bastante tarde por eso te aconsejo que aproveches de la noche para mejorarte pronto.
—Está bien —cedí, lanzando un suspiro, acerqué mi rostro al suyo, dejando la nariz rozando la suya—, ellos se encargaran de nuestra seguridad, yo antes de volver a acostarme necesito una ducha de agua fría —le di un casto beso en la boca antes de incorporarme y ponerme de pie—. ¿Mi familia está aquí, están bien?
—Están fuera de Milford y muy bien, así que no te preocupes.
Asentí en su dirección antes de dirigirme al baño. Todo me pareció extraño, tenía los recuerdos de esta habitación bastante borrosos.
Cuando ya estuve bajo la ducha intenté que algunos recuerdos más cercanos volvieran a mí, pero nada, solo había dolor y distorsión. Era ajeno a lo reciente, me molestaba no saber con exactitud lo sucedido, solo esperaba recuperar pronto la estabilidad de mi mente, quizá al despertar ya volviera a ser consciente de todo.
Lo último cercano que recordaba era algo que me gustaría repetir con Neira.
Salí envuelto en una bata de baño, justo en ese momento Neira también ingresaba en la habitación, me alcanzó ofreciéndome un vaso de jugo que con mucho gusto acepté, seguramente me leyó la mente porque me encontraba sediento. Ella me quitó el vaso al terminar, dejándolo sobre el primer mueble a su paso. Luego volvió hacia mí, sonriente.
—Me alegro verte bien.
—Tú me salvaste.
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Editado: 29.01.2022