La tensión en el todoterreno se puede cortar con un cuchillo, Rosi va con la cabeza agachada sin querer mirar a Cris avergonzada por su reacción al verlo y pensando cómo va a sobrevivir a estos días teniéndolo al lado. Sus amigos lo miran sin hablarle sin saber cómo actuar con él, no quieren hacer daño a Rosi pero Cris a ellos no les ha echo daño, al contrario, siempre les ayuda cuando lo necesitan aunque sea fuera del proyecto. Están entre dos aguas sopesando cómo salir de ellas sin ahogarse.
— ¿A dónde nos dirigimos, al hotel que tenemos reservado o a alguna mansión espectacular de un conocido de tu padre?— rompe el hielo Isabella.
— No, mansión no hay, ¿Recuerdas la suite enorme que vimos en los catálogos y con la que fantaseamos en dormir todos juntos?— Justi sonríe travieso.
— ¡No me digas que vamos ahí!— es una suite lujosa a la que no le falta ningún detalle, gruesas alfombras, chimenea, jacuzzi exterior y una enorme bañera con vistas al mar en cada una de las tres habitaciones que tiene. La chica se estremece de placer nada más en pensar en tomar un baño caliente y hundirse en la mullida cama de dosel llena de almohadas.
— Ajá— asiente.
— ¿El también estará con nosotros?— la voz de Rosi es un susurro.
— Esa era la idea— se hace otra vez el incómodo silencio.
— Yo me voy al hotel que tengo reservado— mira la ciudad por la ventana sin verla.
— ¡Pero los hoteles están muy lejos uno del otro!— exclama Justi— la idea era estar todos juntos.
— Y lo estaremos, únicamente dormiremos separados.
— Yo dormiré en el hotel de Rosi— se ofrece Cris.
— Usted tiene órdenes de acompañar al señor Justiniano en todo momento— la voz firme del guardaespaldas no deja lugar a dudas de que Cris y Justi van juntos a todos lados.
— ¿Justiniano? ¿Te llamas Justiniano?— Isabella comienza a reírse en su cara y pronto los demás lo hacen disimuladamente rompiéndose un poco el tenso ambiente.
— ¡Huy, mira que graciosa es ella!— Justi está un poco molesto de que la chica se ría de su nombre.
— No te lo tomes a mal, me encanta, a partir de ahora te llamaré Justiniano— lo provoca.
— Señor, ¿Que dirección debo tomar?— vuelve a intervenir el guardaespaldas.
— ¿Rosi?— le pregunta Justi, ella es la que debe tomar la decisión.
No sabe qué hacer, si no va con sus amigos aunque comprendan sus motivos se sentirán decepcionados, pero.... Mira a Cris de reojo y algo se remueve en su interior.
— Yo me voy contigo— Isabella se brinda con un suspiro de resignación.
— Pues entonces yo también— salta Laura— no voy a ser la única chica del grupo entre tanta
tetosterona.
— ¿Qué dices Laura?— a David se me cambia la cara al escucharla. Si ha ido al viaje es por estar con su novia. Ella disimuladamente le pega un pisotón en el pie.
— No voy a dejarlas— se cruza de brazos.
— Pero...— David finge estar decepcionado, incluso parece que va a llorar.
— No hay nada más que decir, si Rosi no viene, yo no voy— le guiña imperceptiblemente.
— Por favor, Rosi— Justi insiste.
— ¡Joder Rosi!— se vuelve Cris, que va sentado en el asiento del copiloto, alterado— ¿Le vas a fastidiar el viaje a tus amigos por tu cabezonería?— Rosi ni lo mira— Pensé que habías madurado y pasado página, estábamos bien en el proyecto, ¿Que demonios te pasa ahora— Rosi se vuelve furiosa. Va a gritarle que lo que le pasa es él, que lo lleva grabado a fuego en su corazón y no puede arracárselo, pero se detiene justo a tiempo, parece que sí ha madurado, piensa en sus amigos y no sólo en ella misma.
— Iré— se vuelve a sus amigos con una falsa sonrisa ignorando a Cris.
— ¡Guau!— se le escapa a Laura al entrar a la suite, si era impresionante en fotos ahora le deja sin palabras.
— ¡La habitación de la cama de dosel es mía!— Isabella sale disparada arrastrando la maleta.
— Eso será si la compartes conmigo— Justi llega antes que ella.
— Porfi— lo mira poniendo morritos.
— No me mires así.
— ¿Cómo?— hace un puchero.
— Vale ya, para, toda para tí— le abre la puerta galantemente— Y eso que parecía tímida— se va a mirar otra habitación protestando pero con una sonrisa en la boca.
— Gracias— le dice Isabella desde lejos— Justiniano.
El chico sale corriendo arrepentido para hacerse él con la habitación e Isabella le cierra la puerta en la cara.
— ¡Ya me las pagarás!— grita a la puerta cerrada mientras intenta contener la risa, cada día le gusta más la rubia.
— ¿Podemos alojarnos en ésta— Laura señala la habitación que da al jacuzzi exterior frente a las montañas, no quiere molestar al anfitrión.
— Claro que sí— toma la pesada maleta y se va a su habitación pensando en vengarse de Isabella.
— Cuando me necesitéis avisadme, estaré en la habitación para molestar lo menos posible— Cris se va detrás de Justi cabizbajo, quedándose Rosi sola.
— No es un mal chico— le dice el guardaespaldas a Rosi sobresaltándola, está tan ensimismada que no se ha dado cuenta de que está ahí.
— No he dicho que lo fuera— tiene unas ganas inmensas de llorar— ¿Siempre vas a estar pegado a nosotros?
— Sí— va hacia la puerta de entrada— pero a partir de ahora no me veréis.
Las palabras del guardaespaldas le producen escalofríos, pensar que la están vigilando no le hace mucha gracia, ahora que lo piensa, ¿Por qué tiene Justi un guardaespaldas? ¿Por qué ha venido Cris? Algo no cuadra con Justi y se propone averiguarlo.
— ¡Cinco minutos para salir!— Justi llama a las puertas de sus amigos.
— ¡Ya salimos!— contesta Isabella— Rosi, ¿Estás lista?— pregunta a través de la puerta del baño.
— Ya salgo— termina de aplicarse el lápiz labial y se mira en el espejo, suspira y sale sin ganas de ir a visitar la ciudad.
Ya están todos listos cuando sale Rosi, Cris está sentado en un sillón apartado de los demás cómo si fuera un apestado, los demás miran por los cristales de las puertas correderas del balcón al exterior.
Editado: 07.12.2019