Narrador Omnisciente
El viento mecía los manteles blancos que rodeaban con decoro los jardines de la mansión de la familia Reinginal, ese día el hijo mayor de la familia estaría contrayendo el sagrado matrimonio con la única mujer por la cual dicho hijo había notado cierto interés durante sus treinta años.
El lugar estaba siendo atentado por la servidumbre a cargo de la jefa de empleados Annie Spencer, era el nombre de la señora de casi cuarenta años que con agilidad se movía por el lugar tratando de que el lugar y los arreglos estuvieran impecables.
En medio de las sillas había un camino de rosas blancas y rojas que conducían hacia el altar, aun no le cabía en la mente porque la señorita Emily no solo había ordenado las rosas blancas. Las rosas rojas a su parecer le parecían vulgares para ese tipo de ceremonia, pero guardo todo tipo de comentarios y se centró en su único trabajo.
De lado del gran árbol acomodaban un gran arco que sería el altar de la boda, trataban de decorarlo con rosas blancas y colocar pequeñas luces alrededor del extenso jardín. Una boda simple pidió la señorita, la tendría, pero a sus modos todo lucio elegante y delicado.
Era el día que la mayoría de las mujeres esperan con ansias, no tanto para Emily por como había logrado que la familia accediera a esa boda, pero algo fue necesario para que estuvieran de acuerdo.
Pero dentro de la mansión había una persona que aun no aceptaba por ningún motivo la boda que en una hora se llevaría a cabo.
—¿Por qué no amenazas a Adam? —suplico la segunda hija de Claudia, no entendía por qué su madre se había dejado chantajear por la criada.
Claudia estaba pacífica acariciando a su gato de pelaje blanco y ojos amarillos, muy indiferente de las palabras de su hija.
—Mamá, si amenazas con quitarle sus fondos de dos mil millones de dólares estoy segura de que él cambiará de opinión cuando le digas que no obtendrá nada de ese dinero.
—El matrimonio no es la gran cosa—contestó Claudia desinteresada—. Porque ciertamente puedes divorciarte y casarte de nuevo.
Su hija bufo-incrédula de las palabras de su madre, pero como siempre su madre la ignoro por completo.
—Si con este matrimonio mi Adam trae ganancias a nuestra compañía, nada puede ser mejor que esto—la ataraxia de esa mujer era increíble, nunca mostraba sus emociones siempre estaba relajada y paciente de los movimientos de sus enemigos—. Tu hermano siempre ha sido un tanto inútil y extraño, pero creo que con esto su puntaje como hijo aumentará considerablemente.
¿Alguna vez una madre que dice amar a sus hijos se había visto expresarse? Para Claudia parecían ser unos trabajadores más, mientras hicieran lo que ella quería estaban bien y si no ayudabas te daba por olvidado, serías un fantasma en la mansión y en su vida.
Algo así pasaba con su hija menor Nirvana.
—Mamá, por favor…—suplicaba casi en llanto su hija, pero a ella no le dolía verla así.
—Podemos echarla de la familia cuando consigamos lo que queremos.
—¿De verdad crees que Emily se irá voluntariamente? —chilló Dominica moviendo mis pies como una niña pequeña haciendo un berrinche.
—Hay muchas formas para hacer que ella se vaya, algunos matrimonios se separan por que no soportan a la familia de su cónyuge o por que no funciona su matrimonio. Si no crees poder aguantarla todo este proceso. ¿Por qué no tratas de arreglar todo el problema del alcalde Figueroa y me traes el contrato?
La cara de su hija se deformó porque sabía que no podrá hacerlo sin ayuda de alguien, en sus lindos ojos las lágrimas se acumulaban mientras trataba de retenerlas. Al saber Claudia la respuesta de su hija alzo su muñeca viendo el reloj de oro blanco con diamantes, ya casi era la boda y había que alistarse.
—Querida mía, faltan menos de cuarenta minutos para que sea la boda—la miro efímeramente y volvió su vista al felino que estaba acostado en su regazo. Lo veía con una adoración con la cual nunca había mirado a ninguna de sus dos hijas—. Dio mío, eres tan adorable.
…
Lejos del estudio de la matriarca de la mansión, en un cuarto estaba Emily viéndose en el largo espejo.
Su vestido blanco era largo y tenía un corte v en el pecho, en sus hombros llevaba dos prendedores con perlas que dejaban caer la cola del vestido pero más bien parecía una hermosa capa de tela trasparente con brillos y su cabello corto fue recogido por un moño sujeto a un prendedor con forma de flor blanca con perlas dejando algunos cabellos caer por sus lados, sus labios eran rojos y el resto de su cara no tenía un maquillaje exagerado algo simple como ella había pedido.
Sostenía un lindo y pequeño ramo con rosas, y se veía repetidas veces al espejo. En su corazón no se sentía correctas las razones para casarse con Adam, claro que lo quería con todo su corazón, pero algo no se sentía bien. Pero también recodaban porque ambos se estaban casando ese día.
Con una mano alisaba el vestido verificaba que todo estuviera perfecto, las damas que la habían ayudado su preparación la llenaban de cumplidos por lo hermosa que se veía, pero ella no sonreía solo asentía con gracia como agradecimiento.
Seguía con su mirada en el espejo, hasta que la presencia de alguien se hizo notar por el espejo.