Tras haber dejado a Brian bajo custodia de Marshall, Ava regresó a la habitación de Hyram, contuvo la sensación de repulsión al pasar junto a la alfombra de piel de oso polar. Habían cosas que no entendía sobre este sujeto en particular, ¿por qué conservaría esa piel si en el mercado valía millones? ¿Por qué tener trofeos en primer lugar? Para los cazadores todo se trataba de dinero.
La gran mayoría eran de bajo calibre que conseguían matar cambiantes para sobrevivir al mes con el dinero de la venta, el motivo por el que se metían al negocio siempre era el mismo: deudas casi imposible de pagar. Y el mercado incentivaba a los cazadores con la propaganda de “trabajo fácil dinero rápido” todo se movía bajo el radar, de boca en boca.
¿Cuál sería el motivo de Hyram? Ava apostaba que era el mismo que el de los demás, pero conservar pieles y partes corporales se salía del perfil. Afirmando un puño, hizo un ruego para que las almas de los cambiantes asesinados encontraran paz, ella no podía hacerlo por ellos, no podía darles justicia. Era demasiado tarde.
Por eso era importante encontrar a los desaparecidos de Nora, tenía el tiempo en su contra, el hijo de Hyram debía saber algo.
Ava se acercó a la modesta cama y al agacharse vio la caja estrecha de madera que había encontrado. Estaba a punto de tomarla cuando escuchó el tumulto allá abajo, ahora que tenía la situación bajo control podía averiguar lo que había adentro. Por el peso y el movimiento, estaba segura que había objetos de comunicación o al menos un par de anotadores. Usó sus sentidos, detectó un olor específico de los componentes electrónicos, definitivamente había algo.
Pero la caja, a pesar de su apariencia rústica de madera —lo cual sólo era pintura que ocultaba placas de metal reforzado—, tenía un moderno sistema de seguridad. No había cerradura, o candado, o bisagras. Lo que sugería que todo estaba en el interior. Al dar vuelta la caja encontró un pequeño panel integrado con lector táctil. Ava lo activó al pasar los dedos, lo único que se dibujó en la pantalla fue un teclado y un pedido de contraseña.
Como los sistemas de seguridad rara vez tenían un bloqueo definitivo luego de un número de intentos limitado, Ava intentó con varias combinaciones comunes. Apellidos, nombres, edad, pronto agotó todas las opciones. Gruñendo por lo bajo, Ava tenía ganas de arrojar la caja para romperla por la fuerza. Cerró los ojos, respiró profundo una y otra vez, reordenó sus ideas.
Necesitaba más información, y allí abajo tenía mucha.
Tomando la caja, la sostuvo entre su brazo y pecho para bajar las escaleras justo en el momento en que Brian dijo:
—No tenían que asesinarlo —el joven miraba directo a los ojos de Marshall.
El león estaba apoyado contra el mueble de la sala, piernas un poco separada, brazos cruzados al pecho. Indiferente ante el enojo de Brian, pronto cambió su enfoque hacia ella. Y en el momento en que la encontró, su corazón se aceleró por alguna razón que no quería entender.
—Él no tenía que matar a los nuestros —Ava replicó, fue hacia la sala y puso la caja frente a Brian—. Parece que volvió tu valor.
—¿Qué más puedo hacer? —Protestó, sus ojos estaban hinchados pero él colo gris brillaba, desafiante—. Ustedes van a matarme.
—¿Piensas generar lástima con esa actitud?
—No son muy diferentes a él —replicó.
—Entonces, ¿seguirás defendiendo a un asesino?
Brian quedó en silencio, bajó la cabeza, respiraba profusamente, rígido, sus venas saltaban a la vista, al igual que los tendones de su cuello. Pero había algo en él..., algo familiar.
—Tú no lo entiendes —murmuró entre dientes, y algo salió..., algo que sonó como un... ¿Siseo? ¿Los humanos podían hacer eso? —. Se trata de mi padre, mi única familia, no puedo despreciarlo a pesar de lo que hizo..., era mi padre.
—Es difícil aceptar que alguien a quien amas se ha vuelto un criminal —Marshall habló con calma, pero sus palabras iban dirigidas a ella.
Ava lo sabía, pero las cosas en común con este chico no iban a hacer que tuviera piedad, la situación no era la misma. Entonces la duda que Marshall sembró en ella durante la noche volvió a picar, ¿qué habría hecho Ava si hubiera descubierto lo que Nolan estaba haciendo? ¿Lo habría encubierto?
Fuerzas opuestas chocaron, su pecho se apretó dolorosamente y su visión comenzó a empañarse, hubo un cambio en Brian, de pronto se puso en alerta y levantó la cabeza, fue como..., si le hubiera sentido.
Confundida por este extraño humano, Ava le echó una mirada por encima del hombro a Marshall, el león estaba esperando por ella, la conexión los hacía encajar como dos engranajes perfectamente diseñados para trabajar juntos.
Le hizo una señal. Y él se puso en acción.
—¿Sabes el motivo que tenía tu padre para ser cazador?
Brian se humedeció los labios, y volvió a disparar otra mirada dura.
—Lo estás viendo.
—Explícate.
—Mi madre murió cuando me dio a luz, su coalición no quería saber nada con un humano y su hijo híbrido, y la familia de mi padre lo abandonó también. Él me crió solo. Pero al no conseguir trabajo, supongo que optó por matar cambiantes.
—¿Tan fácil se rindió? —Ava cuestionó.
—No conoces lo que es la desesperación. No tenía nada, recuerdo que dormíamos en una casilla hecha de tablas de cajones y bolsas. Tenía cuatro, ¿puedes entenderlo, podrías soportar esa clase de vida donde no eres capaz de alimentar a tu hijo?
—No intentes darme lástima.
Detrás de ella, Marshall se incorporó para acercarse y quedó a un paso de distancia, ese muro de calor fue suficiente para que la marea violenta se apaciguara.
—No lo hago. Es solo que ustedes insisten en verlo como si fuera la reencarnación del diablo, cuando solo era un hombre con malas decisiones.
—¿Siempre supiste sobre lo que hacía? —Marshall preguntó.
—Desde los dieciséis.
—¿Intentaste denunciarlo?
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Editado: 08.08.2022