Muchas veces la fortaleza, se desmorona. Muchas veces el castillo que montamos, se cae a pedazos, pieza por pieza y cada día más cuesta reconstruirse, duele reconstruirse, quema reconstruirse. Y aunque lo intentemos una y otra vez, por nuestro instinto de vida, volvemos a rompernos de forma ilimitada. Y así, terminamos siendo aquello, a lo que la gente recurre para quebrantar.