Rujarquia |#1|

Capítulo 6: Las bestias.

—Vaya, Vratar tiene buena puntería —mencionó Tiago, han pasado 5 días desde que la Academia recibió a sus nuevos reclutas, el entrenamiento de hoy era el arco y la flecha, la ballesta, rifles y otras armas de fuego. Vratar era el más hábil en esta prueba.

Cada uno probó su puntería con el arma que más les era fácil. La mayoría prefería las armas de fuego, a pesar de que algunos no eran muy buenos con ellas. Luego están las pruebas en equipo, solo los mejores eran elegidos como líder de un equipo.
Estaban por empezar con la prueba, pero el General Supremo Özdemir llegó y los detuvo.

—Sergei, omitiremos las pruebas de equipo por esta semana, tendremos una reunión dentro 30min. —avisó y se retiró.

—Vayan todos con la Maestra Ivanova, tendrán su clase con ella ahora. —ordenó el instructor, todos fueron al salón de la Maestra Ivanova.

Estaban confundidos, pues no les habían dicho porque suspendieron las pruebas de equipo, y más aún cuando es una de las partes fundamentales del entrenamiento.

El salón era bastante amplio, una gran pizarra que tenía dibujos de las bestias, Taigāurufu. Cada uno tomó asiento y la Maestra ingresó a la sala.

—Bien, al parecer tendremos nuestra clase más temprano de lo previsto —dejó su bolso en su mesa, parecía ser más amable que el Instructor Sergei.

—Esta es la primera clase que tenemos, Soy la Maestra Ágata Ivanova, conmigo aprenderán todo lo que tengan que saber sobre los trajes, sus funciones, también aprenderemos sobre los clanes —se escucharon murmullos —. Me di cuenta que tenemos reclutas provenientes de los clanes, y, también aprenderemos sobre ellos —señaló el dibujo en la pizarra, todos ya sabían lo que era, así que estaban dispuestos a escuchar todo sobre las bestias. La maestra continuó:

—Probablemente ya saben lo que es, los Taigāurufu son abominaciones provenientes de Norcrania, aún no se sabe de donde salieron o que los hizo, lo que sí sabemos, es que son muy voraces y sanguinarios —Shigo sintió una rara sensación en el estómago mientras observaba el dibujo con horror—, se estima que el 30% de la población tiene una historia que contar sobre estas bestias, o sea, han visto como devoraban a sus familiares y/o amigos.

—Maestra, puedo retirarme por un momento —Shigo se levantó.

—Shigo... —por su expresión parecía conocerlo y saber que le sucedía —, claro, puedes salir un momento.

Shigo se retiró de la clase y al cerrar la puerta se recostó en la pared del pasillo. La maestra miraba la puerta desde que Shigo salió.

—Debajo de sus mesas hay un libro, leerán la página 38 y cuando vuelva seguiremos hablando.


Tsuki sintió que algo le había sucedido a Shigo, comenzó a preocuparse por él.

—Un Taigāurufu puede olerlos a más de 15 km, estos cazan en manada, normalmente en grupos de cuatro o cinco, se alimentan de cualquier cosa que tenga vida, en caso de que estén desarmados, solos y en el bosque se encuentran a uno huyan de ahí...

— ¿Solo huir? —La interrumpió Nikolay— ¿No podemos hacer algo más?

—Desarmados no, las bestias son peligrosas, quiero que se tomen esto en serio, no intenten lucirse o podría ser lo último que hagan —dijo en tono amenazante —. Bien, su debilidad es la cola
—señaló en la pizarra —, si tienen la oportunidad córtenla y perderá el equilibrio, no del todo pero lo hará más lento y torpe; las katanas forman parte del armamento militar, cada uno tendrá una, en caso extravío o algún otro inconveniente, deberán acudir a Gunter, él es quién se encarga de supervisar la fabricación de las Katanas. Las bestias son muy voraces, vivo o muerto comen, así que hacerse del muerto no funcionará.

Se fijó en la hora de su reloj.

—Es hora de almorzar, vayan al comedor y los veré mañana.

En orden fueron al comedor, Tsuki se acercó a la maestra a preguntar:

—Maestra, ¿Que le sucedió a Shigo?

—Se sintió mal, pero ya debe estar mejor, si te preocupa que no haya estado en la clase tranquila, él sabe muchas cosas sobre las bestias —contestó y comenzó a juntar los libros que había dejado en su mesa.

— ¿Sabe en dónde está?

—Probablemente ya esté en el comedor.

—Gracias —Fue al comedor en busca de Shigo.

Todos se ubicaron en el mismo lugar de siempre, tal y como dijo la Maestra, Shigo estaba en la mesa comiendo, los mechones de cabello le cubrían el rostro.

— ¡Hey Shigo! Te perdiste de la clase —mencionó Tiago mientras se acercaba con Rebecca sujeta de su brazo.

—No importa, conozco a las bestias —respondió sin mirar.

Tomaron asiento. Tsuki quería hablarle pero por cómo se veía, solo pensó en esperar.
La hora del almuerzo se volvió eterna, Shigo no hablaba con nadie, se mostraba indiferente.

Cuando el almuerzo acabó y todos se dirigían al patio a de los pasillo, Tsuki aprovechó para conversar con él, así que agarro a Shigo de su mano y lo jaló discretamente hacia otro pasillo que se encontraba vacío, por suerte nadie se dio cuenta.

—Tsu-Tsuki... ¿Qué haces? —se puso algo nervioso, no todos los días eres arrastrado por una chica hacia un lugar vacío.

— ¿Te encuentras bien? —lo miró preocupada.

—S-si... ¿por qué lo preguntas?

—Me preocupe cuando saliste de la clase y no volviste.

—S-solo es que... —suspiró y habló —no me gusta hablar sobre las bestias.

—Entiendo... —No quería preguntar porque, se notaba que era algo personal y que lo hacía sentirse mal —Puedes hablarme de cualquier cosa si quieres, ven —señalo al pasillo que llevaba al patio —Hay que llegar antes de que Sergei note que no estamos.

—Sabes... no era necesario arrastrarme a un pasillo.

—Pensé que sería un tema del que no quieres hablar con muchas personas alrededor —Expresó.

—Entiendo...

Ninguno dijo nada después de eso, solo se escuchaban sus pasos y murmullos que venían del segundo piso, probablemente pertenecían a la reunión. Ella permaneció junto a él en el patio, sentados en un rincón esperando a el Instructor vuelva.




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