La mudanza siempre es un proceso estresante y agotador. Después de pensarlo, había decidido mudarme de mi ciudad natal en busca de un nuevo comienzo. Esta decisión no fue fácil, pero era lo mejor para mi carrera de patinaje artístico.
Cuando comenzaba a guardar mis pertenencias en las cajas, mi mente empezó a volar y recordar todas las competencias de patinaje en las que había participado a lo largo de mi carrera. Gané muchas de ellas y también perdí algunas, pero la pasión y el amor que tengo hacia el patinaje siempre fueron mi motivación para seguir adelante.
Mientras sigo doblando ropa, mi mente se perdió en pensamientos confusos sobre lo que me deparará el futuro. Miro a mi alrededor y veo las paredes vacías de la habitación que he llamado hogar durante tantos años. Las fotos que cuelgan en la pared son el único recordatorio de todo lo que he pasado en este lugar.
Después de un rato, finalmente terminé de empacar todo y cerré las maletas. Ahora todo estaba listo para irme. Tomé la última mirada sobre la habitación, y me despedí mentalmente de los recuerdos que dejaba atrás.
Después de todo, no importa cuánto tiempo estemos en un lugar, siempre se nos presenta la oportunidad de explorar nuevos caminos, nuevas personas, y nuevas experiencias.
- ¡Kiara! – Grita mi madre desde la cocina. – Apúrate sino quieres perder el autobús.
- Sí, mamá. Ya tengo todo listo. – Contesté con una sonrisa triste.
Mi madre es todo lo que he tenido en mi vida y es la mejor madre que me pudo tocar. Llegó a la cocina donde se encuentra mi madre.
- Estoy orgullosa de ti, Kiara. Sé que esto es lo que siempre quisiste y estoy segura de que lo lograrás. – Dijo con determinación mientras yo me acerque a darle un último abrazo
Las despedidas son ese momento en el que nos damos cuenta de que hemos vivido momentos inolvidables con personas que nos han marcado en nuestra vida.
En esta última semana tuve reencuentros a último momento, y estaba agradecida por todo el amor y apoyo que había recibido de mis amigos y mi madre.
- Adiós madre. – Dije con nostalgia, mientras íbamos caminando a la puerta.
- Me avisas cuando llegues, Kiara. – Dice con los ojos cristalizados.
- Si madre, Te amo. – Acercándome a darle un último abrazo.
Con ayuda de mi mamá, cargamos todo al taxi que me llevaría al terminal de autobuses.
De camino al terminal tuve una pelea interna con todos mis miedos e incertidumbres pero apresar de esos pensamientos también estaban mi felicidad, pasión y amor por cumplir mis sueños.
Al llegar al terminal ya las personas estaban abordando el autobús, así que me apresuré para hacer la fila.
Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me fijé que me estaban hablando.
- ¿Señorita? - Pregunta el señor del autobús. - Boleto, por favor. – Pide mirándome.
- Aquí tiene. - Respondo entregándole el boleto avergonzada de la situación.
En poco tiempo el autobús arrancó, miré por la ventana y vi kilómetros de carretera desplegándose ante mí. Sabía que había muchos cambios por delante, pero estaba decidida a enfrentarlo con valor y optimismo.
Fue un viaje lleno de altibajos. Hubo momentos en donde me sentí sola, extrañando a mi madre y amigos en casa. En los que me cuestione mi decisión, preguntándome si había cometido un error al dejar todo atrás.
Pero cada vez que me sentía así, me recordaba a mí misma por qué estaba haciendo esto. Estaba persiguiendo mi sueño, arriesgándome y abrazando lo desconocido. Y con ese pensamiento en mi mente, seguí adelante.
...
¡Nota!
Espero que el capítulo les guste mucho. Lo escribí con mucho amor y dedicación para ustedes. Pronto tendrán el siguiente capítulo y sin otra cosa que decir gracias por leer y los quiero.
Me pueden seguir en Instagram como @Davielismarinl