Sabana-
—¿De verdad me veo bien? —pregunto por milésima vez.
—Si, te ves bien hija. Vas a causarles buena impresión.
—Si no me veo bien puedo ir a cambiarme ahora mismo. Solo me das las llaves del auto y estoy aquí en unos minutos —digo nerviosa.
—Tranquila, de los 11 vestidos que te probaste, éste es el mejor. Así que respira.
Hago lo que me pide. Inhaló y exhaló.
—Está bien, solo estoy un poco nerviosa —acomodo mi vestido —Agradarles es mi prioridad, espero que tengan una buena impresión para que olviden lo que han escuchado de mí. No quiero avergonzar a Ben de esa manera —agachó la cabeza.
—Mi niña, Ben te adora, puedo asegurarte que está orgulloso de tener una relación contigo —acaricia mis hombros —Sin importar lo que el resto de la ciudad diga sobre ti.
Escuchar la voz de madre me tranquiliza. Tiene razón, Benjamín no me dado motivos para dudar sobre él, es el primero en muchos años que ha tomado de mi mano al caminar por la calle y siempre con la frente en alto.
Estoy muy orgullosa y feliz de tener a alguien así a mí lado. Tengo tantas esperanzas puestas en nosotros y en este noviazgo... Un momento, ¿Cómo mi madre sabe que estamos en una relación? Le había contado que estábamos prácticamente en una pero no le confirme nada. ¿Qué carajos?.
—¿Cómo sabes que estoy en una relación con Benjamín?.
—Sin querer los escuché hablar cuando pase por tu habitación —la miro con los ojos abiertos —¿Qué? Iba al baño y oí por error. Ahora vamos, que llevamos como 10 minutos frente a la puerta.
—Está bien.
Caminamos hacia la puerta y tocamos el timbre.
—¡Hola, Clarissa! —saluda la madre de Benjamín al abrir la puerta.
¡Wow! Esa mujer no ha cambiado en nada en todos estos años. Sigue estando igual de hermosa.
—¡Linda! Gracias otra vez por invitarnos —se abrazan.
—No tienes nada que agradecer, nuestras familias están entrelazadas por nuestros hijos —comenta separándose. Me mira por primera vez en 14 años —Sabana ¡Wow! Luces hermosa, mira lo grande que estás, eres toda una mujer.
—Hola, señora Linda —sonrió caminando hacia ella —Es un gusto volver verla.
—Puedes llamarme Linda, querida —nos abrazamos.
—Mamá ¿Cuánto más tiempo vas a tener a Sabana y a Clarissa afuera? —escuchamos la voz de Benjamín a su espalda.
—Lo siento, lo siento. Pasen —dice Linda apartándose de la puerta.
Entramos en la casa, el recibidor es amplió y hermoso. El olor a comida inunda la casa, hay voces y risas por todas partes. Me gusta, este ambiente me gusta.
Unos brazos sé posan sobre mí cintura, acercándome a su cuerpo. Sonrió al sentir un beso depositado en mi cabeza.
—Pensé que no ibas a saludarme —digo.
—Estaba esperando el mejor momento.
—¿Este es el mejor momento?.
—Por supuesto. Poder abrazarte de esta forma y susurrar a tu oído que estás hermosa, muy hermosa. Hace que valga la pena.
Sonrió evidentemente sonrojada. Estoy muy, pero muy enamorada de este hombre. ¿Cómo no estarlo?.
—¡Tórtolos!.
Giro encontrando a Megan mirándonos con una sonrisa y apuntando en nuestra dirección con su teléfono.
—Salen muy tiernos en esta foto. Se las enviaré ahora mismo —teclea en su teléfono —Listo.
—¿Qué haces aquí Megan? No esperaba verte —beso su mejilla.
—Ian es parte de mi familia, así que eso incluye a Megan también.
—¿Tus padres también están aquí? —le pregunto.
—No, mis padres están en un viaje de negocios y cómo vivo muy cerca de aquí. Por lo tanto, paso mucho tiempo con Linda y Ben.
—Se hacen compañía entre todos, eso es lindo. Ben ¿Tu padre vendrá hoy?.
—Sigue internado en el hospital, aunque se siente mejor. Lo conocerás en el cumpleaños de Ally.
—Por cierto, ¿Dónde está la famosa Ally?.
—Con Ian, en la cocina —anuncia Megan.
—Claro que iba a estar ahí, mi pequeña glotona —deja de abrazarme por la espalda y toma mi mano —Andando.
El olor a comida se hace mucho más evidente. Tengo que saber quién es el chef, huele delicioso.
Cuando entro divisó Ian agregando vino blanco a un sartén. ¿Ian es el chef?.
—¿Tu eres quien está cocinando? —digo sorprendida.
—Te deje anonadada, ¿Verdad?. No te esperabas que fuera un genio en la cocina —me guiña el ojo.
—Todos nos sorprendimos al saber que Ian tiene un don para la comida —comenta Ben y Megan asiente.
—Así fue como llego a mi corazón, a través de mi estómago —Megan se toca la barriga.
—Al mío también llegó así —apoya Ben.
—Me falta llegar al de Sabana, pero luego de esta noche, su corazón va a ser mío —asegura.
—¡Ian! ¿Podrías darme más? —exclama una niña con una mirada tierna.
Esa debe ser Ally. Sus ojos son iguales a los de Benjamín, es precisa.
—Claro que sí, cariño. Pero antes quiero presentarte a alguien —anuncia Ian.
—Ally, te presento a mi novia, ella es Sabana —se pone entre las dos —Sabana, ella es mi hermanita Ally.
—Es un placer conocerte —me agachó a su altura y estiró la mano.
Ella observa mi mano con recelo. ¿Será que no le caigo bien? ¿Que hice mal? Ay no, me estoy alterando.
Estrecha su manito en la mía y me sonríe.
—También es un placer conocerte. ¡Eres muy bonita! ¿Quieres ser mi hermana? Contigo tendría cuatro hermanos.
—¿Tienes tres hermanos? ¡Son muchos hermanos! —Ally asiente —¿Quiénes son tus hermanos?.
—Primero está Ben, Ian y Megan —apunta a cada uno —Entonces ¿Quieres ser mi hermana?.
—¡Claro que sí! Me encantaría ser tu hermana —respondo haciendo que me abrace.
—Como eres mi hermana, voy a decirte un secreto —usurra en mi oído —Pero más tarde.
—Está bien —susurro de vuelta.
—Los bocadillos están listos. Ben trae a Candace y a Linda para que los prueben.