Sabana-
—Aquí está la cuenta —deja la nota sobre la mesa y se retira.
—Yo pago la mitad —ofrezco sacando mi cartera.
—No hija, yo invitó —me detiene colocando un billete sobre la nota.
Le sonrió en agradecimiento.
Me pareció un poco extraño recibir una invitación de mi padre para almorzar.
No supe nada de él después de la cena en que presente a Benjamín como mi novio, supuse que se había marchado sin despedirse.
Remueve los dedos inquietos sobre la mesa.
Tiene algo que decirme, lo sé por la forma en que ha estado mirándome desde que llegue.
—Hija... —desvía la mirada —, ¿Has sabido algo de tu hermana? —pregunta por fin.
—¿De Clove? —pregunto aunque la respuesta es obvia —. No, por supuesto que no. Ella y yo no tenemos una relación amena —asiente un poco triste —. ¿Por qué la pregunta?.
—He intentado comunicarme con ella y no he podido. Estoy preocupado.
—Ví a Aiden hace unos días en la Universidad, fue a llevar unos documentos y no menciono que Clove se encontrará mal.
—Ella siempre me responde cuando la llamó, pero no se que hacer —suspira.
Se ve sumamente preocupado. Quizá Lucinda decidió encerrarla como castigo, luego de ver la forma en que la trataba puedo creer cualquier cosa de ella. No dudaría ni un segundo que esa bruja tiene que ver con la desaparición de Clove.
¿Es apropiado decirle lo que ví? Clove no es mi persona favorita en el mundo, pero es mi hermana y aún hay una parte de mi que la quiere como si nada hubiera pasado.
—La ví discutir con Lucinda el día del Festival —me da toda su atención —. La regañaba por haber quedado en segundo lugar en el concurso, la insulto en realidad. Después de eso no la volví a ver.
Suelta otro suspiro.
—Me lo temía —confiesa —. Ni siquiera Aiden sabe dónde está, lo que me tiene aún más preocupado.
Eso explicaría su reacción cuando esos idiotas mencionaron a Clove, puso todo su estrés, impotencia y miedo en cada puñetazo.
Yo me volvería loca si Benjamín desapareciera repentinamente, y aún más si supiera quien lo tiene cautivo.
—Clove es inteligente, estoy segura que en la primera oportunidad que tenga se comunicará contigo.
—Eso espero —dice desanimado.
No se que más decirle, en este momento me siento un poco incómoda. Aunque soy su hija no siento el mismo aprecio que siente Clove por él y viceversa, ambos han estado juntos desde siempre, él nunca la abandonó. En cambio, a mi sí.
Luego del divorcio de mis padres, mi padre se comunicó por primera vez en mi cumpleaños 18, solo me felicito y colgó sin esperar mi respuesta.
Nunca le he hablado de estos sentimientos, de como quise que esperará unos minutos más para poder agradecerle por no haberme olvidado.
Pero han pasado tres años de eso, él ha estado más presente con el paso de los años, y ya no siento que sea necesario escuchar la respuesta a esa pregunta que siempre me he formulado:
¿Por qué?.
—¿Quieres que nos vayamos? —me saca de mis pensamientos.
—Si, si claro —me levanto un poco aturdida.
Imita mi acción acomodando su traje.
Luce tan elegante y yo un tanto casual que captamos la atención de todo el restaurant.
Si Benjamín estuviera aquí encajaría perfectamente, desprende un aire de seguridad y elegancia sorprendente.
—¿Cómo esta Ben? —sonrió rápidamente.
Justo estaba pensando en él.
—Muy bien, esta en la universidad entregando unos documentos.
—Como dijiste que vio a Aiden supuse que el también había entregado sus papeles.
—Fue con ese propósito... —muerdo mi labio inferior —, pero hubo un inconveniente y le cambiaron la cita —me limito a decir.
—Él es un gran chico, al igual que Aiden —suspira —. Me costó mucho apreciarlo luego de lo que te hizo, quería hacerlo añicos cada que lo veía —río —, pero con el tiempo fue ganando mi estima, no con palabras sino con actos.
Sonrió.
—Aiden es una buena persona, por ello me gusto en primer lugar. Creí que después de lo que pasó no podría iniciar una relación con alguien más, y mírame ahora.
—Te veo, y puedo notar lo feliz que eres desde que Benjamín llegó. Esa es una de las razones por lo que me agrada, logró despertar esa parte de ti que estuvo dormida durante mucho tiempo.
Lo miro sorprendida.
Mi padre no estuvo tan ausente de mi vida como pensé, no ignoró ninguno de mis sentimientos y mis acciones en todo este tiempo.
No me rechazo como supuse que lo hacía.
—Gracias por invitarme a comer —sonrió sinceramente.
—Cuando quieras, después de todo eres mi pequeña.
—Hace tiempo que no escuchaba decirlo.
—He estado un poco ausente —admite —. Pero no has dejado de ser mi niñita.
Mi corazón se conmueve y no puedo reprimir mi sonrisa.
Gracias papá, eso es justo lo que necesitaba oír.
Lo abrazo fuertemente y él me corresponde.
No recuerdo cuando fue la última vez que abracé a mi padre, pero cuanta falta me hacía.
—¡Papá! —gritan a la distancia —. ¡Papá! —repiten. Esa voz me parece familiar —. ¡Sabana! —me separó rápidamente.
Ese nombre no es muy común en este país, y dudo mucho que haya dos Sabana's en un mismo lugar.
Miro a todos lados buscando al dueño de la voz.
—¿Escuchaste eso? —le preguntó a mi padre.
—¿Escuchar qué? —me mira confundido.
—Mi nombre... —murmuro.
—¡Sabana! —llaman a mi espalda.
Me doy la vuelva velozmente.
Cubro mi boca viendo a la responsable de los gritos cojear hacia nosotros.
—¡Clove!.
Corro hacia ella con los brazos abiertos.
Se abalanza a mis brazos sin perder tiempo.
Reposa su rostro de mi pecho y me quedo observando su cabeza.