I
Se sentía encerrada, en una mente de cuatro paredes que no le permitían ver más allá de aquellos recuerdos, viles y engañosos. Un terrible encierro y no más que una decepción. Lo había perdido todo, aunque, realmente, sabía que aquellos hombres no la aterrorizarían más, ni a ella, ni a lo que quedaba de su gran equipo, los cuales eran pocos y solo faltaba uno, pero bien, se sentían vacíos. Aquella alma vivida y elegante se había perdido, había sido cubierta por el mal que había existido hace tan solo unos días. Lo habían perdido para siempre. Solo tenía un casete en manos, que la hacía engañarse a sí misma que todo estaría bien.
Las lágrimas que caían de su rostro, intentaban reflejar el cliché «Estoy bien». Por lo menos, Harvey hacia todo lo posible para que la condena se extendiera. El sótano de Hallie Wenzel era una escena del crimen, había sangre por todos lados, aunque ya seca, cubriendo las paredes de un olor fétido y arrogante. Todo convirtiéndose en una máquina del tiempo, provocando recordar aquel terrible momento. Aunque la joven Wenzel no había estado presente aquella noche (si no más bien encerrada en las oscuridades de una habitación de la casa de Louis O ‘Sullivan) podía sentir un aura tétrica que viajaba por todos aquellos rincones de la casa, podía sentir la desesperación y el dolor de ese momento.
Grey Geckham y Weston Gates se encontraban en prisión, finalmente, después de tanto esfuerzo. Lo habían logrado. Aunque Hayden realmente era inocente, solo había sido tomado de rehén y obligado a cometer crímenes, y Hallie lo había comprobado, en todo el transcurso de aquella historia, ella sabía finalmente toda la verdad. Aunque ya no podría ver más a Maeve, sabía que podía buscarla y, efectivamente, encontrarla tras la mirada de Hannele, aquella vista tan inocente que la hacía recordar a Maeve cuando aún podían reencontrase en una habitación blanca para hablar sobre lo que realmente era la vida, lo que fue del pasado, es del presente y será del futuro.
Harvey, quien se había esforzado tanto por mantener la vida de Maeve, había tenido que sufrir por su perdida, pero ahora ya no se encontraba. Ella y Harvey no eran realmente familia, ni Hannele lo era. De hecho, prácticamente ninguno la tenía. Pero entre sí se cuidaban como si lo fuesen, evitando la traición fuera de aquel lugar. Aunque Maeve y Hannele no pudiesen salir de la habitación, sabían cómo sería. Por lo menos, aquella enfermedad las mantenía alejadas del verdadero terror que era la vida.
-y ahora, ¿Qué se supone que deba suceder?- Declaró Hallie Wenzel dentro de aquella habitación, observando intranquilamente a Harvey O’Brien quien intentaba, por lo menos, pensar en como seria todo después de que aquellos momentos acabasen.
-Hallie, aún tenemos muchas cosas que arreglar. Tu sótano esta hecho un desastre y aun teniendo en cuenta que debo arreglar lo de Grey y Weston.
Hallie bajó su mirada, desconcertada. Realmente no sabía si quería seguir con aquel juicio. Grey, evidentemente se lo merecía, pero Hayden, el por lo menos merecía una segunda oportunidad, todo había sido tan injusto en su cruel vida y gracias a la despreciada alma de Grey.
-¿Dónde está Zander?
-Reclamando.
-¿reclamando?
-Lleva desde ayer intentando entrar a ver a Grey.
-¿Por qué?
-Finalmente lo tiene débil y vulnerable. Tras las rejas. Quizá le dirá en la cara lo bien que se siente estar libre y el haber ganado.
-Pero no hemos ganado completamente.
-Yo también lo extraño, Hallie. Lo hemos perdido, pero él se sacrificó por todos nosotros. No podíamos hacer nada.
-¡si podíamos, Harvey! Él estaba con ustedes antes de que todo ese desastre sucediera. Pudieron detenerlo.
Hallie simplemente no podía evitar el hecho de que todo esto pudo haber sido evitado de no ser de la ignorancia de los chicos y su gran deseo de atrapar a Grey, eso ya no importaba más, aunque Grey se encontrara preso, todos sabían que aquella frase tenía razón. Justo la última vez que vieron al dúo, no en la cárcel, si no la noche tan atroz, de hecho, aún no habían asistido a la cárcel, como Hallie lo había prometido a Hayden.
Aquellas palabras que dolían como una apuñalada. Cuando Geckham se resistía contra ellos.
«No importa cuánto tiempo me retumben en prisión, eso no les devolverá al chico. ¿O sí?»
-hasta ahora, solo tenemos ese casete, es lo que yo tengo de él.
-¿Eso importa, Hallie? Es solo un video, pronto te aburrirás de eso. Sabrás y sentirás que de verdad necesitas verlo- Harvey sabía que nada de esto valía la pena, ya nada lo podía devolver a la vida. Había muerto y debían tenerlo presente, no podían esconderse de eso -. Hall, debemos comenzar a superarlo.
-Jodete, Harvey- dijo últimamente para observarlo con enojo. Solo esperaba que todos comprendieran que no podía olvidarlo. No podía.
-Hallie, yo… lo lamento, ¿sí? Lo extraño. Todos lo extrañamos. Y si, tienes razón. Pudimos detenerlo, pero en ese momento estábamos cegados por el honor de acabar con todo lo que sucedía. Pensábamos que por fin podíamos protegerte, y eso fue lo que nos hizo pensar que todo saldría bien.
Hallie solo negó, caminando en desconfianza fuera de ahí, dejaría a Harvey terminar con todo lo que debía hacer. Porque ella después de eso debía mudarse, no podría seguir si aun recordaba todo el mal que se encontraba escondido en varios rincones, obligándola a entrar en una fase de depresión y decepción. Zander iría a ver al dúo, ella también quería ir, aunque desde ahora, evitaría cualquier cosa o persona que la recordara los eventos pasados. Porque eso sería un obstáculo para su futuro. Debía seguir, se llevaría a Hannele con ella, la cuidaría y finalmente progresaría fuera de las mentiras y los secretos, la protegería y mantendría como suya, sentirá el amor que ella nunca llegó a sentir.