—Oh, no sabía que te gustaba alguien. Cuéntame, ¿Quién es? —Sus ojos reflejaban una enorme curiosidad, cruzó las piernas en forma de indio y me miró.
—Bueno, no quiero que reacciones de mala manera. —Tomé aire y lo solté en un suspiro—. Es Lucas.
Por unos segundos, que me parecieron eternos, miré sus piernas como si fueran lo más interesante mientras esperaba su reacción.
— ¡Vaya! De alguna forma me lo esperaba
La miré sorprendido. Ella me sonrió tranquila.
— ¿Por qué?
—Bueno, siempre me pareció que su relación es demasiado "cercana", se conocen desde niños y han estado juntos desde entonces, prácticamente inseparables. Podrías decir que solo son amigos, pero siempre he sentido que ustedes dos... son mucho más que eso. Y Lucas siempre te ha mirado de una forma especial, como si fueras lo más preciado. Así que no me sorprende demasiado que él te guste y puedo apostar que es correspondido. —Ella se inclinó y acarició mi cabello con cariño.
Solté un suspiro aliviado.
—Me alegra que no te moleste
— ¿Por qué me molestaría?
—Pues somos dos chicos y es tu primo de quien estamos hablando
—Eso es algo que solo le concierne a los dos. Y con esto me queda claro que nunca tuve una oportunidad contigo —soltó en medio de risas.
—Lo siento —le respondí apenado.
—No te preocupes, ya lo he superado
Miré hacia un extremo de la habitación y susurré—: ¿Tú crees que en verdad sea correspondido?
— ¿Quieres apostar? Estoy casi segura de que es así. ¿Por qué no lo averiguas?
—Tenía pensado hacerlo hoy, pero... joder, será difícil, no sé ni cómo decírselo —La miré nervioso.
—Oye, no debes tener miedo. Si él te rechaza, que no creo, estoy segura de que lo hará de una forma suave, es Lucas, te adora. —Su sonrisa creció y entonces me abrazó.
Solté una risita.
Ambos estábamos en problemas, bueno, más ella que yo.
Después de aquella plática, que dejó un gran alivio en mi interior, decidimos pasar lo que quedaba de la tarde viendo películas.
Entrando la noche llegó Lucas y se sorprendió un poco al verme en su casa, pero luego se unió a nosotros. Por supuesto, perdí la oportunidad de declararme pero ya podría hacerlo en otro momento.
Una semana después me encontraba desayunando en casa de Lucas. Mi madre y yo habíamos pasado la noche con ellos, en una pijamada improvisada, con muchos dulces y juegos de mesa. Mamá salió muy temprano para su trabajo, así que decidí quedarme con ellos el resto del día, ya que era sábado y no habría mucho más que hacer.
— ¿Tienes práctica hoy, cariño? —preguntó tía Trina mientras levantaba su taza de café con leche.
—Sí, de hecho ¿quieres acompañarme, Eli? Tú también, Cinthya
—Por mí está bien, quiero verte jugar —respondió su prima entusiasmada.
—Sí, me gustaría. —Asentí.
Dicho esto, terminamos de comer y fui a mi casa para darme una ducha, cambiarme y hacer tiempo mientras llegaba la tarde.
—🍁—
—Es más grande de lo que pensaba —dijo Cinthya sorprendida mirando la cancha en la que nos encontrábamos.
Yo asentí estando de acuerdo, era enorme.
—Lo sé, la primera vez que la vi también quedé boquiabierto —Lucas nos guio a las gradas y tomamos asiento. Hoy, por suerte, tendrían un partido de práctica, lo cual me emocionaba bastante, hacía mucho que no veía al pelinegro jugar.
—No esperaba verlos aquí. —Volteé hacia el lugar de donde provenía la voz y sentí cómo mi ceño se fruncía de inmediato.
¿Qué hacía la rubia aquí?
—Ni yo a ti. ¿Y eso que estás aquí? —le respondí tratando de ser amable.
—Siempre estoy aquí para acompañar a mi hermana, ya que ella debe ayudar a nuestro tío —contestó ella sonriendo y a continuación desvió su mirada y su sonrisa se hizo aún más grande.
Seguí su mirada y pude ver a Lucas con el uniforme preparándose para jugar, se veía bastante bien. Sentí una pequeña molestia al saber que ella podía verlo practicar todo el tiempo.
—Oye, ignórala, él te quiere más a ti. —Cinthya me empujó suavemente, de forma juguetona.
Solté una risita y asentí.
El partido comenzó y resultó en una derrota por dos puntos, el otro equipo es bastante bueno, sin embargo, fue un juego bastante entretenido. Se dieron las manos y los chicos se dispersaron, Lucas se dirigía hacia nosotros y recordé que Lucy seguía sentada a mi lado.
— ¡Qué lástima, Lucas!, pero estoy segura que en la próxima práctica ganarán —dijo Lucy mientras le sonreía.
—Sí, seguro, gracias. No quería que nos vieran perder en su primera vez aquí, lo siento —comentó Lucas, dirigiendo sus últimas palabras hacia nosotros y a continuación revolvió mis cabellos.
—No te preocupes, jugaste bien, me gustó.
—Sí, a pesar de que no me gusta mucho el básquet, lo disfruté —Añadió Cinthya, dándole una palmadita en el brazo.
Él asintió y nos dijo que lo esperáramos mientras se duchaba y cambiaba.
—Oye, Eli, ¿Cuándo le dirás a Lucas? —preguntó Cinthya de repente, mirándome de forma extraña, abría los ojos de forma exagerada, mientras apuntaba con la cabeza a la chica rubia.
La miré confundido para luego captar el mensaje, miré de reojo y pude ver como Lucy estaba atenta a lo que decíamos, sonreí.
—Pues, lo haré pronto, ya es hora de que se lo diga y podamos avanzar —le contesté sonriendo.
—Eso espero, a ver si así ciertas personas entienden lo que es obvio y se rinden de una vez —agregó Cinthya, acentuando sus últimas palabras.
De repente Lucy se levantó, nos miró seria y bajó de las gradas.
Apenas se hubo alejado lo suficiente ambos estallamos en carcajadas.
— ¡Eres malvada! —Seguí riéndome de lo infantiles que habíamos sido lanzando indirectas, pero aun así había sido gracioso ver su cara.
—Lo sé, no pude evitarlo, los adoro a ambos y si lo que sienten es correspondido no voy a dejar que alguien más intervenga