Clara y yo tenemos mucho en común.
Basé ésta historia ficticia pero con hechos cien por cien reales.
Clara enfermó a los veintisiete años, yo a los diecinueve.
Todos los procedimientos por los que ella pasó, son relatos de los verdaderos. Los bultos en el cuello, las operaciones, las punciones de médula que eran dolorosas, la linfografia fue horrible, todavía tengo malos recuerdos de ese día, de hecho tengo una foto que me sacaron, estaba azul. Hoy tengo 46 años y todas y cada una de las cicatrices siguen ahí, recordándome que el cáncer fue real.
La masa de ganglios calcinados sigue en mi pecho, entre mi pulmón izquierdo y mi corazón. Soy paciente coronaria, tomo tres medicamentos para el corazón a diario. También tengo una limitación en la función pulmonar.
El cáncer pasa por tu cuerpo y deja rastros visibles y no tanto.
El cansancio que desarrolló Clara es tan real. Vivo y hago mi vida con él a cuestas.
Mi sueño también era el mismo que el de Clari. Yo deseé tanto un hijo, que tengo tres.
Voy a escribir una segunda parte de ésta obra. En la que vamos a ser testigos de una inmensa superación personal y del crecimiento de Mora.
¿Me acompañarán?
Gracias por leerme, significan mucho para mí.
Los quiero
Ceci