[REALIDAD Y PESADILLA]

16 de julio 2018. 
Marfa / Texas. 

 

Eider. 
 

Corría con la fuerza máxima que yo podía poseer provocando el crujir las hojas secas que caían de los enormes árboles dentro del bosque. Mantenía una respiración agitada, todo mi cuerpo pedía un descanso pero sabia que hoy menos que nunca no era el momento para eso. Debía alejarme, tenía que desaparecer. 
 

Escuchaba perfecto sus pesadas pisadas solo un poco alejadas de mi. Sentía los ojos picar con unas inmensas ganas de echarme a llorar por la desesperación que sentía. Podría apostar que estaba a nada de atraparme si no me apartaba de su camino. Caí, mis manos y rodillas llenas de barro provocaron que chillara de dolor al rasparme. 
 

— Eider — su canto anunciando mi nombre se podía escuchar a ada del lugar donde estaba. 
 

Sabía que en poco tiempo ya no estaría sola. De inmediato volví de pie siguiendo con el mismo camino. Después de unos segundos ya no podía escucharlo cerca, tal vez logré perderlo. Al llegar a un árbol descanse la espalda contra su gran tronco café. Jadeaba. Estaba aterrada ¿Cómo fue que llegó a mi?. 
 

Solloce. 
 

¿Qué es lo que está sucediendo?; Es él, me quería llevar. Tengo aproximadamente diez minutos tratando de escapar. La pesadilla ocurría y era muy real. Creí que sería capaz de escapar lejos, me equivoqué. Estaba aquí para hacerme daño si lo permitía. 
 

La noche cayó en el pequeño pueblo Marfa, la luz de la luna era ahora mi única aliada para escapar esta noche. Tome un un bocado enorme de aire y volví a correr.
 

— ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor que alguien me ayude! — gritaba hasta que dolió mi garganta, estaba desesperada — por favor — mi voz se quebro. 
 

Sabía que nadie estaba tan cerca de mí para tenderme una mano aunque siendo francos, ¿quién se arriesgaria a salir en altas horas de la noche para ayudar a una loca desconocida? 
 

Y la mala suerte me perseguía, mi tobillo se torció. 
 

— Mierda. 
 

Me detuve un momento, juro que solo fue un segundo esperando a que pasara un poco el dolor cerrando los ojos fuerte. 
 

— Por fin preciosa. 
 

Me sobresalté y los abrí de golpe. Él ya estaba frente a mí me sentía estremecer. Provocó mis pelos ponerse como de gallina. Tenía una máscara negra con luces led color azul. A pesar de que sus ojos estaban ocultos tras las luces en forma de tacha podría verlos, estaban blancos, sentía su malicia en ellos. Una de sus manos cubiertas con guantes negros de piel viajo hasta mi mejilla tocándola con delicadeza pero sabía que no debía bajar la guardia y fue muy tarde cuando lo pensé. Se detuvo por mi cuello apretándolo fuerte, a punto de levantarme del piso, solo las puntas de mis pies lo tocaban. 
 

— Suéltame. 
 

— ¿Por qué hacerlo querida Eider?, Quiero divertirme contigo. 
 

— Déjame en paz — la voz que me salía no era muy audible. Negó. 
 

— Nos divertiremos mucho caramelo — su agarre se volvió débil acercándome a él — será inolvidable. 
 

— ¿Me matarás como las demás? 
 

— Averigüémoslo. 
 

Me alarme en ese momento. Tenía la certeza que si no reaccionaba me mataría. Trague pesado. Debía ser más inteligente que él. Tenía que pensar con claridad. En un pequeño descuido levante mi rodilla golpeándolo con gran dureza en su entrepierna. Este de inmediato se dobló por el dolor liberándome. Sin mirar atrás corrí. 
 

— ¡Eider! 
 

— ¡Púdrete! — grite desesperada. 
 

Escapar era mi único objetivo largarme de este loco pueblo que sólo me ha traído problemas y miedos. No creí que llegar a este lugar fuera la peor decisión, todo gracias a ellos.