Reyno de Foram
JÚPITER
Estaba al borde de la histeria, había decepcionado a mi padre una vez más, perdimos la batalla contra Valefar y todo por culpa de mi despreciable primó, él maldito sabe pelear muy bien, demasiado.
Como castigo mi padre, no quiso sanarme retardo la curación, me lo merecía por no ganar se supone que soy él príncipe y general, como es que llegué a perder, me reusó tengo que matar a Bael para recuperar mi honor.
Me relajó en mi recámara, sanando de a poco, pero todo sentido de tranquilidad se pierde al escuchar los gritos que se mezclan con las risas de los soldados provenientes de los jardines reales.
Me levantó con lentitud, una corriente dolorosa pasa por todo mi cuerpo, formó una mueca, maldición si qué duele, me encaminó a la ventana para observar qué sucede, pero ya me imaginó qué es.
–Largó –ordenó con autoridad –Estoy tratando de sanar y sus gritos no me reconfortan.
Observó a la ninfa dueña de los gritos, apoyada sobre una mesa llorosa con un cambia formas, metiéndose encima de ella, no hay qué ser adivinó para saber qué pasa.
–Lo sentimos príncipe, disculpe nuestra insolencia–asiento, aceptando sus disculpas.
Sin más, ellos se retiran llevándose consigo a la hermosa ninfa, bien qué la disfruten cuanto les plasca.
–Mi señor, él rey pide su presencia –informa con tono sensual Épona, mi actual follada, es exquisita una belleza sin duda.
Si no estaría herido, ahora mismo estaría en mi cama gritando mi nombre, pero ya que, suspiró con pesadez.
–¿Donde?–pregunto vistiéndome, sin rozar mi herida.
–En la sala principal–responde sin interés alguno, mientras yo me tensó, las reuniones en esa sala son de suma importancia.
Una vez terminado de vestirme, me encamino a la estúpida sala con Épona siguiendo mis pasos, al llegar las puertas son abiertas para mi, dejando a la vista a mi padre y demás lideres de clanes, esto esta bastante raro.
–Al fin llegas–exclama mi padre con fastidio–ponte cómodo hijo.
Me encamino en silencio a lado de mi padre, para escuchar de qué trata esta inesperada reunión.
–Bien ya qué todos estamos reunidos, pondré en claro varios puntos qué no son de nuestro favor, pero todo tiene una solución –hablá, observó como todos toman suma atención a lo qué dirá Vulcano–Ya no tenemos muchas tropas para seguir con la guerra así qué usáremos toda la magia de los clanes.
Me tenso ante la información, ya qué me dirige una mirada acusatoria, me esta echando la culpa.
–No podemos hacer eso–exclama él líder de los magos con molestia–Mi raza esta cansada, llevamos quince años de guerra sin parar, necesitamos reposó para recuperar fuerza, me temo qué solo podremos aguantar dos ataques más.
Como se atreve a responder de esa manera a su rey, estoy apuntó de sacar mi espada y clavársela, pero la mano de mi padre me detiene.
–¿Alguien más quiere aclarar sus reclamos? –pregunta mi padre con tranquilidad.
Y eso me sorprende, él jamas actúa de esa manera y tampoco permite que le hablen así, recuerdo la última vez que alguien se dirigió a él de ese modo.
Le cortaron la lengua.
–Mi clan necesita sangre, mi señor, cada vez se debilitan más–informa él líder de los vampiros.
–Mi clan no tiene problemas, mi señor–dice la líder de la brujas, sonrió por su valentía, ellas nunca seden son orgullosas.
–El clan de los cambia formas están extinguiendo, no quedan muchos mi señor, no participáremos en las siguientes batallas, hasta qué luchemos con todo–demanda él líder de los licántropos.
Un profundo silencio le siguen a esas palabras, mi padre no dice nada, hasta qué lo escuchó soltar él aire con lentitud, ahí va.
–Bien, dada las circunstancias, tendremos qué seguir con la última opción qué tenemos –dice mi padre y yo lo observó confundido, a que se refiere con última opción–Mandaremos a los mejores guerreros de cualquier clan a la isla sagrada.
¿Que?
–Con todo respetó mi señor, ¿A qué se iría a esas tierras?–pregunta él líder de los duendes.
–Muy fácil inútil, ahí hay poder, magia infinita y la necesitamos, no pienso perder ante mi ingenuo hermanó, esas tierras tiene algo en su interior qué es fuente de poder y vida para esa isla y eso es lo qué quiero poseer.
Me preguntó de donde saco toda esa información, no es nada impactante qué mi padre mencione esa isla, siempre estuvo obsesionado con ella.
–Es peligroso, morirán los mejores guerreros por algo qué no es seguro–exclama él chupa sangre.
–Nunca cuestiones mis decisiones maldito chupa sangre, no pedí tu opinión yo lo demando y así se hará –refuta entre dientes mi padre, golpeando la mesa con ambas manos, todos nos quedamos en silencio.