Desconocido
Hannes escupió sangre en mi rostro, fue totalmente desagradable.
Me decepcionas Hannes. – Limpie mi rostro con la palma de mi mano – No entiendo porque la proteges, pronto la encontraremos, pero sabes que él se va a exasperar entre más tardemos, y la va a matar. –
¿Cuánto te están pagando? O te lavaron el cerebro con promesas de poder. – Sentí como mi mandíbula se apretaba y mi puño impacto de nuevo en su rostro, Hannes apenas gimió y volvió a escupir esta vez al suelo.
¿Promesas de poder Hannes? , nuestro mundo está muriendo gracias a ella y a Friedrich. – Debía sacarle información de alguna manera. Un Zashchitha solo activaba sus poderes bebiendo de la sangre de su maestro. Era la única manera de transferir el legado. –
Él arruino nuestro mundo, deseando el poder que no le concernía. No es culpa de Friedrich que él asesinara a su hermana porque después de violarla descubrió que no podía concebir. – Los ojos de Hannes se aguaron. Todo el mundo amaba a Anna, era una mujer brillante, hermosa e inteligente. Tome el cuchillo que había en la mesa. Hannes apenas se dio cuenta de lo que iba a hacer, pero no se resistió. Corte la palma de su mano hasta que empezó a salir la sangre en flujo constante. – Te vas a arrepentir de esto, y cuando lo hagas. Ya será muy tarde. – Entonces bebí de su sangre.
Abril Trembley
Mis vacaciones habían sido realmente aburridas. Exceptuando mi intervención con el Dr. Stevens, ese hombre era un asco. Pero me había dado mucho por lo cual divertirme, omitiendo que engañaba a su mujer con tres de las enfermeras del hospital a las cuales les prometía el cielo y el infierno en su oficina; sus ruegos para que no le advirtiera a su esposa me habían hecho la noche. Pero, no descarto el hecho de que debía borrar recuerdos de los últimos días y eso incluyo a diez personas y cuando iba en la décima el área de urgencias se alarmo. Keaton entro en una camilla prácticamente sin signos vitales. Con tres disparos en el tórax. Apenas si le escribir a Sabine que había hecho lo que me pidió. Pero Keaton duro toda la noche en cirugía, sus hermanos habían llegado preocupados y yo solo podía secarme las lágrimas cada vez que las sentía recorrer mis mejillas. Jayden se había dormido en mis piernas, Calum y Kenneth estaban sentados con los ojos rojos esperando respuesta. Y ese día a las 6:30 de la mañana el cirujano nos dio la noticia. Keaton había muerto y el alguacil de turno nos dio el pésame mencionando que no podían abrir un caso. No habían pruebas además de las balas que ni si quiera estaban marcadas. Y la persona que lo había llevado al hospital tenía una capucha cuando lo dejo con los paramédicos.
Jayden había llorado toda la semana completa y yo apenas si salía del apartamento, Sabine no me había llamado y yo no tenía fuerzas para hacerlo. No podíamos hacer el debido funeral, el Estado se había hecho dueño del cuerpo de Keaton y demandaba que no sería entregado hasta encontrar el dueño de las balas que lo habían asesinado… aunque eso no iba a ser posible y lo relacionaban con los asesinatos en el pueblo.
El citófono sonó y Jayden me miro.
¿Diga? –
La señorita Sabine se encuentra aquí –
Que siga, gracias –
Abril la puerta dejándola entreabierta y volví al lado de Jayden.
¿Quién es? – preguntó mientras acariciaba mi cabeza. Su voz estaba ronca y era apenas un susurro.
Sabine – Gruño y enterró su rostro en mi cabello.
Minutos después vi como Blake entraba con los ojos rojos con Sabine y Derek detrás. Apenas si pude sentarme cuando Blake hablo.
Debemos irnos Abril – Jayden se levantó y al miro. Todos estaban atentos a ella y luego a mí.
Sabes que tenemos prohibido relacionarnos Blake – Forcé una sonrisa. Hannes nos había dado órdenes de no relacionarnos por fuera de las horas de práctica.
Hannes está en peligro. – Eso fue suficiente para que me levantara a ponerme las zapatillas. Jayden hizo lo mismo y salimos seguido de ellos. Mis ojos se enrojecieron. Mis padres se habían muerto para salvarme y Hannes se convirtió en un padre para mí y para todos. Al bajar en el ascensor. Derek y Blake se dirigieron al Camaro. Sabine me tomo del brazo.
¿Desde cuándo la conoces? ¿Quién es ella y como jodidos conoce a Hannes? – Suspire. Y la tome de gancho.
Ella es Leonie Um o lo era hasta hace unos años. – Sabine trato de recordar.
La chica que entrenaba Hannes. –
Esa misma y aun nos sigue entrenando Sabine. –
No te va a seguir entrenado si lo encontramos muerto igual que a Keaton – Sabine abrió sus ojos, apenas si lo conocía. Pero se quedó callada, y arrugo las cejas caminando hacia la camioneta.
Sabine condujo siguiendo a su primo por veinte minutos; pero, si me preguntaban yo sabía perfectamente a dónde íbamos. A las afueras del pueblo se encontraba únicamente el bosque, en donde había algunas cabañas. Incluyendo la casa de Hannes, era sector de caza así que los constantes disparos no eran algo fuera de lo común.