(Eva)
No sé a dónde me lleva, pero tratándose de Lyon, no tengo miedo.
Ya en el segundo piso vamos por un largo pasillo que tiene varias puertas. De lo poco que había visto en el camino pude apreciar lo hermosamente decorado que está la mansión. Bellos cuadros colgados, algunas mesas apegadas a las paredes con floreros llenos de flores y la elegancia del lugar, no tenían comparación.
Llegamos a una puerta en el fondo del pasillo y nos detenemos ahí, antes de que Lyon gire la perilla, la puerta ya está siendo abierta por Lorenz.
- Mi señor, las habitaciones ya están listas, la otra está al otro lado del pasillo, ¿necesita algo mas? – dice mientras nos deja entrar y él se queda en el umbral.
- No Lorenz, gracias – Lyon empieza a ver la habitación – ¿Es de tu agrado? – dice volviéndose, mientras yo estoy aún en la entrada.
La habitación es realmente un sueño. Espaciosa con paredes de color marfil. Al fondo, en el centro, está una cama enorme suficiente para 3 personas o más con sabanas de seda negra, un cobertor rojo y las almohadas del mismo color que las sabanas.
A cada lado de la cama hay una mesita de noche con una lámpara y en la de la derecha se encuentra un reloj y un teléfono. En la pared de la izquierda hay un armario hermoso y suficientemente grande como para ser una habitación más.
Entre el armario y la cama hay una puerta que supongo es el baño. La pared de la derecha es una sola ventana que va desde el techo hasta el piso dando una vista expectacular del exterior.
Frente a la cama, hay un mueble blanco largo de un material parecido a la gamuza, los pequeños almohadones son negros y muy suaves, frente a éste hay una mesita de café con varios libros y un control remoto para la TV plasma que cuelga de la pared.
- Es realmente hermoso
- Me alegro que te guste
Haciendo una pausa de inspeccionar la habitación me doy vuelta y lo observo mientras toca el cobertor rojo sobre la cama. Es perfecto y por un momento lo imagino yaciendo ahí, en esa cama, despertando juntos... ¿cómo sería verlo dormido a mi lado?
- Bueno, me retiro – dice sacándome de mis pensamientos – voy a subir a tu amiga a la habitación hasta que la pueda llevar de regreso a su vida.
Diciendo eso, Lyon sale de la habitación como si le quemaran los pies. Cierro la puerta y voy directo a la cama. Como lo suponía, es realmente fabulosa y cómoda. Cerrando los ojos la oscuridad termina por envolverme.
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(Marcus)
Después de permanecer largo rato en la habitación, no puedo soportar más. Tengo que salir, respirar aire fresco y distraerme con algún tipo de trabajo del Scholeio...oh bueno ese era el plan.
Apenas salgo de la habitación, mis pies toman el mando y se dirigen a donde no debería ir... a la habitación de Eva.
A pesar de que no debería hacerlo, necesito verla. Necesito disculparme por lo bastardo que me porté y quitar la imagen que le había formado a ella. Así que voy por las habitaciones y encuentro a Lorenz.
- Sir Marcus, ¿le puedo ayudar en algo? – el viejo Lorenz. Siempre dispuesto a servir a los que vivimos en la mansión. No tenía ni idea de lo que sería este lugar sin él...bueno si lo tenía... sería un tremendo campo de batalla, en donde las trincheras estarían hechas con ropas sucias y demás porquerías.
- Lorenz, ¿ya has instalado a las huéspedes? – digo mientras trato de poner un aire desinteresado.
- Oh, si mi señor, se han instalado en las habitaciones del fondo – con una mano Lorenz indica el pasillo. Regresando su mirada hacia mí, continúa - el señor Lyon acaba de instalar a cada una de las muchachas en sus habitaciones.
- Lyon- el nombre me sale como un gruñido. Sin poder detenerme agradezco a Lorenz y emprendo el camino hacia las habitaciones que me indicó.
¡Otra vez Lyon!, tenía ganas de pegar al bastardo.
¿Pero qué rayos le pasa?. No podía hacer algo así, él es su Frater, su hermano de armas y su lealtad está con él.
Sin pensarlo más, me detengo en la última puerta. Algo dentro de mí me dice que ésta era la correcta, la habitación de Eva. Sin querer esperar más toco a la puerta.
Nada.
Lo intento nuevamente obteniendo el mismo resultado.
¿Y si le había pasado algo?, ¿si tenía alguna contusión por los golpes que recibió en la calle y se había desmayado?
Que se agarren de donde sea esos malditos athiktos, porque les haría pagar con sangre.
Abro la puerta de la habitación que por suerte está sin seguro o la hubiera derribado.
Una vez dentro, escaneo todo lo que hay alrededor para encontrarla. La cama está vacía, el sofá igual, sigo buscando hasta que el ligero sonido de la ducha me indica donde exactamente está y porque no respondió a la puerta.
Tomando un respiro, me siento en el sofá y prendo el televisor. Ya que estoy adentro, no hay motivos para salir.
Después de varios minutos, el sonido de la ducha desaparece. Me paro rápidamente mientras la puerta se abre.
- ¡Dios santo!¿qué rayos hace aquí? – Eva dá un salto y las palabras salen en un grito.
Ella está hermosa, tal y como la había visto en la oficina, pero ahora mucho más. Su estatura de 1.60m le hace parecer una adolescente en comparación con mi 1,90. Su cabello largo castaño está suelto y mojado, sus ojos cafés claros demuestran inteligencia, audacia y dulzura, no lleva nada encima excepto la toalla que rodea su cuerpo y que apenas le cubre los muslos, su rostro está sonrojado y dudo que sea solo por la ducha.
- He dicho¿qué rayos haces aquí?- grita sacándome de mis pensamientos.
- Necesito hablar contigo – doy media vuelta para darle algo de privacidad, aunque ya era tarde para eso ¿verdad?