La leyenda de la bruja negra.
Rhysand
La noche no era tan fría como habían sido en años anteriores. Al aire estaba mucho más tranquilo en las alturas que en la parte de abajo en dónde los pobladores duermen dentro de sus casas mientras que nosotros los integrantes de la corte de la media noche hacemos como siempre nuestras rondas para asegurarnos de que nada fuera de lo normal pase. Mis hermanos y yo nos dirigimos al castillo de las legendarias de las valquirias, guerreras de leyendas nórdicas que no están en contra de nada, pero tampoco nunca estuvieron a favor ante el nacimiento de Darleen la princesa de la guerra y la sangre. Son guerreras poderosas que le han jurado lealtad a la siguiente reina, aunque su reinado estará lleno de oscuridad y destrucción sobre todo de caos y lluvias de sangre de inocentes como años anteriores ya se ha visto en el reino de Staffordshire.
Las reinas dentro del castillo de las valquirias tienen el poder de ver hacía el futuro y aprender de los errores que cometen los mortales, pero también tienen el poder de interferir, ayudar o esperar a que todo el caos se detone y ellas tenga que bajar y ser el apoyo a la reina en caso de que su ejército vaya perdiendo. Freya la princesa de las valquirias, la siguiente líder. La siguiente reina que siempre espera a que alguien sea capaz de poder desterrar a Darleen de la faz de la tierra para que la princesa Abbey sea la siguiente reina y ella sepa llevar a los reinos unidos por un buen camino y no directo a la oscuridad en dónde se propicia la masacre.
Yo como el rey y líder de una de las razas más antiguas de los nueve reinos estoy yendo hacía el castillo de mi ex prometida y ahora rival para proteger los cielos de los reinos que desde que fui yo quien rompió nuestro compromiso desde entonces las cosas han sido algo complicadas dentro de nuestra relación laboral pero aun siendo esa nuestra situación actual no fue la razón por la que decidí ponerle fin a ese compromiso sin afecto.
Tal vez Darleen si tenga razón cada que piensa que el amor es una carga emocional de la cual solo los mortales saben controlar y, pero en los seres sobrenaturales como nosotros solo es un peso más grande que nos lleva a cometer tantos errores que a veces nos terminan costando la vida. Pero yo ya he ganado más de lo que he perdido y siendo un ser tan poderoso incluso más que Celia he aprendido a cómo manejarla aun sin ser nada. Reconozco que tengo cierta influencia sobre muchas mujeres y hombres no solo por mí belleza física, sino también por mí inteligencia, y la destreza que presenta cada que una guerra se acerca y sobre todo por mí fuerza.
Hasta que ella y su maldita presencia nos hizo darnos cuenta de que no somos los únicos seres bastante poderoso y tenía que haberse presentado en mi castillo llevándose consigo la espada más poderosa de todos los reinos incluyendo los del cielo nos hemos quedado con bastantes dudas acerca de si era quien decía ser en realidad o solo ha sido un espejismo de quien solía ser.
En cuento nuestros pies tocaron la entrada del reino nuestras alas alzaron una gran corriente de aire que hizo que las grandes puertas se abrieran anunciando que hemos llegado dejando ver lo que muchos haces llamar: una majestuosa pose que solo a nosotros tres nos caracteriza. El poder que emanamos los tres juntos en superior al de quince valquirias y no se diga más sobre la fuerza que tienen las mujeres dentro de ese reino, entrenadas para ser fuertes y no dejar que nadie las lastime y mucho menos usurpe su reino. Pero antes de ellas no existía Darleen y ahora existe.
—No estoy seguro de que Celia quiera hablar contigo, Rhys —comenzó a hablar Cassian mientras nos introducimos en el castillo sin ser silenciosos.
—Ser pesimista nunca sirve de nada, mi querido amigo. Pero si Celia no habla al menos puedes sacarle información a Paloma esa chiquilla siempre ha demostrado mucho interés en ti —mi voz ronca resonó por todo el pasillo. Pero ninguno de los tres volvimos a emitir algún sonido.
El pasillo es aún más largo de lo que los tres recordábamos. Las luces son tenues pero luminosas. El silencio es tan largo y tan tranquilizador que mi mente deja de pensar en lo que realmente nos preocupa y más por querer saber de quien se trata. Quien es la ladrona y ahora portadora de la espada sagrada de la diosa de la muerte. Una de las diosas con leyendas bastante famosa por los pasillos de todos y cada uno de los castillos.
Después de un par de minutos, encontramos a Celia sentada en la orilla de la fuente que está situada a la mitad del patio principal del primer jardín.
—Realmente creí que tardarían más tiempo en venir de lo que imaginaba —comenzó a hablar sin siquiera mirarnos, pero tenía razón nosotros tendríamos que acudir a ella después de todo en busca de la respuesta que la misma Darleen jamás nos podrá dar sin que nos asesiné primero.
—Entonces ya debes saber la razón por la que hemos vino hasta aquí, Celia —esta vez fue Azriel quien hablo con dureza. Nunca ha sido de su agrado estar frente a Celia y cada que puede lo hacía notar como ahora mismo lo hace—. Solo dinos lo que queremos saber y saldremos de aquí antes de que vuelvas a intentar arrancarle las alas a Rhysand.
Celia dejo escapar una tenue risita sarcástica.
O al menos eso quiso simular.
—Quisiera ser yo quien se las arrancara, pero realmente ese puesto me lo ha ganado la princesa Darleen. —Levanto su mirada y por la expresión en su cara puedo notar que los tres tenemos la misma expresión facial—. Quiero suponer que han venido por qué ella se ha llevado su espada y ustedes dos no me hicieron caso y ella les declaro la guerra a muerte, ¿o me equivoco?
—Tuviste razón desde el principio, Celia ahora ve al maldito grano —le gruñí.
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Editado: 02.09.2022