De capaz y regalos
Darleen
Todo el mundo dice que el día de su boda es el día en el que más felices de encuentran las novias, pero la verdad es que yo no siento ni un poco de felicidad ni nada en lo absoluto yo solo creo que es un maldito caso perdido, una causa para evitar la excepción de las cosas que van a pasar.
Un punto ciego y una forma de hacer enojar a mi enemigo.
Hace doce días que venían trayendo y llevando tantas cosas que sentí que me ahogaban en lo más profundo del río una y otra vez. Adalyn y Abbey han salido de sus habitaciones, pero únicamente han estado jodiéndome la maldita existencia la cual no tengo ahora mismo y tampoco quiero que me molesten, pero al parecer a todo el mundo parece agradarles que les gruña, que les muestre los colmillos y los haga quitarse de mí camino de la forma agresiva.
Suspire tan fuerte que sentí arder todo mi cuerpo en busca de una salida, un escape e incluso hasta una muerte que pueda utilizar para mi conveniencia, pero nada de eso funciona y me estoy comenzando a desesperar que las manos de Mikeila y Alexa se muevan por todo mi rostro a una velocidad máxima. No me quiero casar, pero si me muevo Mérida me hará regresar a mi asiento. Lleva dos horas haciéndole las mejores modificaciones al vestido que Isobel escogió para mí, es nefasto y absolutamente dije que no me lo pondría por lo que mis chicas decidieron modificarlo.
—¿Estáis de acuerdo que nadie te lo perdonara? —lanzo la pregunta Mérida nerviosa por la reacción de mi familia y la de él.
—Nunca me han afectado las opiniones de los demás, Mérida y si no quieren cancelar la boda entonces haré todo lo que me dé la regalada gana para hacerla a mi manera —finalice con una enorme sonrisa en mis labios.
—Eres demasiado egocéntrica para todo el mundo, Darleen. —Se dirigió a mí Mikeila.
—Todos anhelan el poder de la corona que posee esté reino, yo solo protegeré lo que le pertenece a mi familia hasta mi último aliento y si lo tengo que dar en un campo de batalla entonces lo haré sin importa lo que digan y opinen de mí —concluí poniéndome de pie.
Camine hasta las puertas de mi balcón, pero antes de que yo abriera las puertas las puertas detrás de mí se abrieron de golpe haciéndome notar la presencian de Adalyn. La observe sobre mi hombre ignorando el hecho de que está enojada. Demasiado para ser lo suficientemente capaz de controlar su ira contra mí.
—Creí que te había educado demasiado bien como para que hagas tus tonterías —soltó sin titubeos.
—Criaste a una bestia encerrada y tiene que salir de vez en cuando ¿no lo crees?
—No de esa forma, Darleen. No cuando se trata de tú vida y de la de los demás, carajo.
—¡Fuera de mí habitación! —Le grite a Adalyn.
—Eres mi hija —me echó en cara— y debería de ser yo quien te ayudara a arreglarte para tú boda no la madre de tú padre que tanto me odia igual o incluso más de lo que me odias tú siendo mi propia sangre, Darleen.
—Mera se ganó el lugar que tú no querías así que ahora mismo ¡sal de mi habitación madre!
—Eres igual de egoísta que tú padre.
—¡Oh! Por favor, Adalyn. —Comencé a reírme—. No me vengas a echar en cara nada tú lo empujaste a buscar amor en otra mujer y de ese amor que tanto reprimes por él nació un hijo quien para tú maldita desgracia como también para la mía contiene sangre de un Kane corriendo por sus torrentes sanguíneos.
—Si para cuando termine la ceremonia el niño no está muerto la sangre que correrá por las calles será la de tú padre, Darleen. Piensa bien lo que harás, pero los quiero muertos a los tres tanto como tú los quieres muertos causarle pena a tu padre no te fue suficiente antes entonces ahora cáusale dolor.
Por la severidad de su voz puede deducir que no le agrada la idea y a mí tampoco en eso si tenemos algo que compartir.
A mí tampoco me agrado la idea de que fuera una plebeya y no puedo hacer nada para cambiar los hechos ya llevados a cabo es repugnante ver como su matrimonio es una vil mentira al día de hoy. El niño nació siendo un vampiro y su madre es una simple mortal con un hijo igual que ella, odio a mi madre, odio a mi padre y odio a todo el maldito mundo.
—Lo haré —le asegure— los matare por ti, pero si tú haces algo por mí.
La sonrisa de Adalyn se ensancho tanto que me sentí como una idiota.
—¿Qué quieres que haga por ti querida?
—Vete de mi habitación y desaparece de mí vista antes de que cambie de opinión —abrí las puertas del balcón y salí. Las dejé ahí a las cuatro sin importarme nada. La cabeza me da tantas vueltas es que poco razonable intentar detenerme ahora mismo.
Jaden
Darleen fue capaz de hacer mover, tierra, mar, sol y arena para cancelar la boda mientras que yo siento que cada que levanto la vista del suelo el corazón se me detiene una y otra vez en la espera de verla caminar hasta el altar. Sería la primera vez que camina hacía uno.
Todo es demasiado sencillo pero personal y familiar eso es lo que verdaderamente importa ahora mismo que me casare con ella, que la desposare y después de eso puede hacer arder el mundo como ella quiera y con quien quiera, pero antes no. No la puedo perder dos veces. Le disgusto tanto la idea de la boda que envió a sus damas a cancelarla y amenazarme con hacerme el hombre más infeliz del mundo, pero aún bajo sus amenazas decidí que casarme con ella es la mejor decisión que tomare por mí mismo para unir a dos familias de gran imperio.
Darleen y yo estamos a minutos de cambiar al mundo con este matrimonio y sé que no le agrada bastante la idea de casarse, pero ella así solo tendrá todo lo que terceras personas quieren de ella.
Está bastante claro que ella no busca el poder, pero nació en una familia con demasiado poder.
#9333 en Fantasía
#1159 en Paranormal
guerra mentiras reinado reinas, guerra perdida dolor desapariciones, vampiros valquirias lobos brujas
Editado: 02.09.2022