Saga Boyz! → Loveless Boy - Libro #1

Parte I: Cómo dar una mirada.

Sucedió a través de un cristal.

 

Él trabajaba en una librería y a mí me encanta leer. No algo que pudiera hacer todos los días, después de los dieciocho; Ciertos pasatiempos suelen convertirse en lujos si no se sabe administrar el tiempo, o si simplemente el tiempo, por más que se administre no alcanza de ninguna manera. Pues leer era uno de aquellos pasatiempos que más me gustaba, pero que menos podía disfrutar. Por ello me procuraba pasar cada tanto por una librería o una biblioteca en busca de algo interesante por lo que sacrificar las horas de sueño que a duras penas me alcanzaban con tanto trabajo y universidad, lo único que estaba dispuesto a sacrificar, claro está.

En todo caso, el caso a todo esto es que, en un muy raro momento libre que tenía, mientras estaba revisando los títulos de los libros expuestos en la vitrina de la librería en busca de algo interesante que me impulsara a entrar y coger algo de leer y comprar para pasar el rato en la cafetería al final del pasillo que tanto me gustaba; él y yo cruzamos miradas a través de éste.

 

Sin embargo, al contrario de lo que pueden estar pensado, no. No fue amor a primera vista, ni atracción a primera vista. No porque Adam fuera mal parecido o no fuera exactamente mi tipo (Callado, bajito, pálido, reservado, misterioso...hermoso) sino porque simplemente no era la primera vez que cruzábamos mirada.

 

Nos habíamos conocido de vista hacía aproximadamente un mes, en una fiesta, una salvaje y loca fiesta en casa de uno de mis más cercanos amigos: Eric Donovan. Resultaba que Adam tenía a Eric como amigo en común conmigo.

 

Él estaba allí con Spencer. Un muchachito que al final de la velada fue con quien terminé hablando, porque él y yo éramos los únicos sobrios en todo el lugar. Después de las diez de la noche casi todos los invitados de la fiesta soltaban prenda y hablaban con la lengua enredada. Yo me había entretenido en una interesante conversación casi filosófica con mi compañero, por lo que cuando me quise dar cuenta: Ya las luces habían bajado varios tonos de iluminación, la música retumbaba contra las paredes de la vivienda y todos bailaban mucho más cerca de lo que podría llamarse simplemente un baile.

Busqué a Adam con la mirada y lo hallé hablando con alguien cerca de la entrada apoyado de la pared. Aparentemente, por sus movimientos letárgicos, también estaba ebrio. Pero no había como saberlo, no lo conocía de nada y tampoco tuve la oportunidad de hacerlo, al menos esa noche, ya que en algún momento de la noche, él subió solo escaleras arriba y no volvió a bajar...

 

Y no es como si hubiese podido hacerlo después de meter la pata como lo hice más temprano esa noche cuando lo vi por primera vez…

Esa noche, poco después de llegar y saludar a mis conocidos y amigos en la fiesta: Adam y yo cruzamos miradas por casualidad. Enseguida quedé cautivado y atraído por esa mirada felina y filosa que tenía, labios gruesos y perfectamente listos para ser mordidos, piel como la porcelana y esa actitud esquiva y reservada con la que parecía desenvolverse entre los demás. Él hablaba con alguien quién me daba la espalda pero con la vista fija sobre mis ojos. Fue en ese momento en el que yo cometí el primer error de todos los que progresivamente fui cometiendo a medida que nos conocíamos, al entornar los ojos hacia él y pretender hacer una guerra de miradas, al mejor estilo ligue Riveira, dónde el que retiraba la mirada sería el perdedor y quién cedería esta noche…Cuán equivocado y estúpido estaba cuando pensé que mis técnicas funcionarían con un chico como él… Lo siguiente que sucedió fue estrellarme con sus ojos que se torcieron y su ceja enarcada sarcástica y burlonamente fue lo último que esperé.

 

Cuándo él retiró la mirada, quien se sintió perdedor, en realidad fui yo.

El shock y la impresión hicieron de mi mente una confusión, fui presa de la decepción y la incredulidad cuando él simplemente pasó de mí. En ese momento estoy seguro que de haberme quedado un poco de dignidad después de ese desplante en el que me había auto-proclamado ganador de un juego que no era el que yo pensaba que estábamos jugando; Probablemente me hubiese acercado y le hubiera aclarado unas cuantas cosas. Pero no. Yo me quedé justo donde estaba, y pronto me obligué a olvidarme de él…al menos por esa noche. La mañana siguiente supliqué, rogué a Eric porque me contara sobre él, porque me dijera algo. Necesitaba saber quién era ese chico que causó esa impresión en mí, quién era ese chico que había osado a pasar de mí de esa manera tan tajante y cómo era posible que no lo hubiese conocido antes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.