Luke
—¡Luke! —Se oye la voz, ese maldito sonido que explota mis oídos.
Ya no soy un niño y esos sonidos estúpidos con mi nombre me vuelven completamente loco.
—Sí, ¿qué sucede? —Ruedo mis ojos y me acerco a ella con el ceño fruncido al detenerme frente a frente.
—¿"Qué sucede"? —Frunce el ceño de igual manera que yo. Me observa fijamente con la esperanza de que cambiara, pero yo no lo haría ni en sueños y de eso estoy completamente seguro—. Sucede, hijo querido, que dejaste a Rubby y a Dios. —Hace una extraña mueca con su rostro.
Evidentemente no está para nada feliz con mi acción de dejar en libertad a esos seres.
—Ahh, eso... —Imito su mueca, lo logro hacer a la perfección—. Me pareció estúpido y los liberé.
—¿Sin mi consentimiento? —Alza una ceja—. Y mataste a tú padre, ¿Qué clase de hijo eres?
—Sí. —Asiento moviendo mi cabeza—. Soy la clase de hijo que se venga de su querido papi.
—Ajam...
—Mamita, tranquila...
—Nos vemos, Luke. —Ella se acerca y besa mi frente y camina hacia la salida.
—¡Qué aburrido! —Camino hacia la salida—. ¿Qué?
Trato de abrir la puerta, está no se abre así que me comienzo a alterar, no me gusta esta clase de jueguitos tontos que no comprendo. Hace demasiado tiempo estaba encerrado, ahora quiero salir y disfrutar del tiempo libre.
Me parece más que justa mi decisión de libertad; no estoy pidiendo nada del otro mundo, ¿o sí?
Oigo como alguien se levanta y se acerca hacia la puerta, al abrir la joven parece un tanto perpleja por la situación, no siempre un joven guapo aparece por tu placar.
—¿Qué rayos? —Se asombra.
La miro.
—Gracias. —Observo su atuendo y luego su rostro—. ¿Rubby? —Ladeo la cabeza con el ceño fruncido sin dejar de observar sus ojos.
—Sí, ¿qué haces aquí? —Frunce el ceño sin poder comprender lo que estoy haciendo yo en su casa y mucho más en el placar de su habitación—. Esta es mi habitación.
—Lo siento, no podía salir y uno de los portales se abrió aquí.
—Vete, ahora de mi casa, ¡Ya! —Grita.
—Sí, lo siento. —Alzo mis manos en forma de paz—. Gracias...
Camino hacia la salida de su casa, pero antes la observo sin descaro alguno.
—Idiota... —Murmura y se va a dormir nuevamente.
«Sí que me odia» ruedo los ojos y camino hacia el maravilloso parque que todos le hacen propaganda.
—Este debe ser.
Me adentro al parque y tomo asiento en una banca, es un hermoso lugar.
—Lindo lugar —Murmuro.
—Lo sé... —Sonríe y me mira con sus cabellos rubios, oculta su rostro con ellos—. El jardín de Dios.
La miro asombrado por su capacidad de entender lo que no debería saber.
—¿Cómo sabes eso? —Alzo una ceja y trato de ver sus ojos.
—No lo sé... Yo solo... —Sonríe con amplitud—. No tengo idea.
—Parecías segura de saberlo.
—Sí, Luke. Parecía. —Se levanta y me mira sin borrar aquella sonrisa de sus labios—. Nos vemos.
Frunzo el ceño y agarro su brazo con brusquedad.
—¿Cómo me dijiste?
Nadie sabe de mí. Dios se encargó en el pasado de borrar muchos recuerdos, pero por lo que veo, eso sigue siendo el juego favorito de Dios. Mi abuelo ama borrar la mente de todos, pero... ¿Por qué ella sabe con claridad mi nombre? Ni siquiera yo la conozco.
Se suelta de mi agarre con velocidad.
—Luke. —Se da la vuelta y camina.
—¡¿Cómo sabes mi nombre?! —Alzo la voz para que me oiga.
Vuelve hacia mí y me mira a los ojos.
—Porque me persigues...
—Disculpa, no comprendo. —Ladeo la cabeza y frunzo el ceño sin comprender lo que sale de los labios de aquella joven—. ¿Te persigo?... Imposible recién ayer salí del...
No me deja continuar con mi oración.
—¿Del infierno? —Ella sonríe y asiente—. Lo sé... Yo sé todo de ti.
Al oír que supuestamente sabe todo de mí no puedo evitar reírme a carcajadas frente a su rostro, una cosa es que sepa mi nombre y de dónde vengo, pero dudo mucho que sepa todo con claridad. Ni siquiera yo mismo lo sé.
—Sí, claro... Ajam... —Ruedo los ojos como yo solo sé hacerlo.
—Emmm... Así es, sé que es muy raro pero... No lo sé, solo sé que me persigues.
—No te persigo. No te conozco.
—Pero yo a ti sí.
—¿Y eso qué?
—Que dejes de aparecer, por favor. Tu voz está en mi cabeza, y quiero que se vaya.
—No puedo hacer nada por ti. —Me encojo de hombros.
—Nos veremos, Luke.
—Pero...
La joven de cabellos rubios desaparece caminando lentamente por un oscuro sendero.
—Qué extraña... —Susurro mirando el lugar.
«¿Rubby?», pienso en mis adentros con una pequeña sonrisa sobre mis labios.
Observo a una joven muy parecida a la dicha y me acerco para platicar, si es que era ella.
—Hola, ¿Rubby?
—Hola, Luke. —Una hermosa sonrisa se dibuja en su bello rostro.
—No, no eres Rubby. —Me alejo con rapidez—. ¿Quién eres?
—Mmm... No funcionó. —Sonríe y vuelve a su cuerpo normal.
—¿Quién eres? —Digo reiterando mi pregunta. Mi ceño se frunce inmediatamente al no recibir una respuesta, no puedo evitar que mis ojos cambien. Me sentía indefenso—. Mejor dicho... ¿Qué eres? —Me quedo completamente asombrado al visualizar su cuerpo en forma de agua, un aura de tigre azul.
—Sí, un tigre... —Sonríe con suficiencia—. Bueno, soy todo lo que quiera ser. —Me mira.
—Genial... —Sonrío y toco su agua—. ¿Cómo?
—¿El agua? —Sonríe. Al parecer ha leído mis pensamientos o algo por el estilo—. Sí, bueno. Estamos en un auto, Luke y te estás ahogando. —Se encoje de hombros y desaparece.
—¿Qué? —Tomo conciencia de lo que está sucediendo.
Es verdad estoy en un auto, inmediatamente comienzo a golpear las puertas y ventanas del vehículo.
«¿Cómo es posible?», pienso tratando de encontrar el modo de salir de allí.