ERIC

Varios años antes…

El metal donde el cuerpo del chico o experimento 1 descansaba era tan frío. El sujeto en cuestión había sido uno de mis alumnos, su control del elemento agua era sorprendente, tanto que había sido elegido para ser torturado una y otra vez hasta que los científicos pudieran separar ese cromosoma que lo hacía diferente del resto.

Los oscuros ojos de Frank se veían más salvajes a medida que su cuerpo iba soportando las continuas torturas. Pero en el fondo ambos sabíamos que más allá de las guerras de miradas, su final estaba cada vez más cerca.

— ¿Por qué hacemos esto? —mi voz sonó cansada mientras una de mis manos descansaba sobre la pared de vidrio.

Otro grito hizo eco en mi cabeza.

—Son órdenes del Emperador —fue la seca respuesta de Richard.

— ¿Pero por qué?, ¿qué ganamos con esto?... Son solo niños.

— ¿Son sólo niños? —La furiosa voz de Richard se oyó en todo el pasillo—. Primero que nada, tienen algo en su sangre que se nos fue arrebatado, y en segundo lugar… ese niño podría destruir una nación entera si quisiera.

—Les estamos robando la vida a cuesta de una teoría incongruente que podría ser falsa…

—Ten cuidado Eric —advirtió Richard—. Si cuestionas las órdenes del Emperador podrías recibir la muerte como castigo.

—No cuestiono las órdenes del Emperador… sólo que no concuerdo con su ideología. Esos niños no pidieron nacer con esos dones.

—Porque no lo pidieron, se los quitaremos.

Los gritos de Frank cesaron por un tiempo, sus ojos no dejaban de verme con odio, había sed de venganza en ellos.

Me di la vuelta y caminé por el largo pasillo, necesitaba respirar aire fresco.