Saga Elemental I: El Legado

Elizabeth

 

Desde que he nacido he tenido el espíritu muy inquieto, tal vez esa sea la razón por la que ir al Instituto I.P.J.C.E me había emocionado mucho. Quizás porque allí aprendería muchas cosas acerca de mi habilidad, o simplemente porque adoraba meterme en problemas.

Mi madre siempre supo que era diferente al resto de los demás chicos de mi edad, pero lo que no sabía era lo que yo podía hacer. Lo descubrí un día, cuando estaba peleándome con una niña unos años mayor que yo, la niña me golpeó fuerte en el rostro y eso me enojó lo bastaste para que me prendiera fuego. En cuestión de segundos, mi cuerpo entero estaba en llamas, la niña corrió al verme cubierta por fuego. Lo extraño era, que esas llamas no me quemaban para nada, es más, sentía una sensación agradable.

Creí que mi madre se enfadaría mucho conmigo o que me echaría de la casa por ser un fenómeno, pero no dijo nada. Me llamó y empezó a armar una maleta para que me fuera con mi tía que vivía en un campo en el exterior del país. Le pregunté si estaba molesta y por eso se quería deshacer de mí. Mi madre me miró a los ojos, me abrazó y simplemente dijo:

—Es por tu bien.

Lo dijo para tranquilizarme, pero yo podía sentir el miedo en sus palabras. Al principio pensé que sentía miedo de mí, de que le hiciera daño. Pero al otro día, un hombre vestido con una ropa extraña golpeó la puerta de la casa. Mi madre la abrió y se cubrió el rostro con las manos y comenzó a llorar. Creí que el sujeto iba a hacerle daño por lo que mi cuerpo volvió a cubrirse por las llamas, y cuando iba a atacarlo, mi madre me detuvo diciéndome que a partir de ese momento tendría que irme con ese hombre. Intenté entender por qué tenía que irme con un completo extraño a quien sabe dónde, pero mi progenitora solo me abrazó y dijo que era por mi propio bien. También me pidió un favor: que no volviera más a la casa, porque a partir de ese momento ya no era mi casa.

La tristeza me invadió por completo, mi propia madre, la mujer que me había traído al mundo, me había pedido que me fuera y que no volviera más. Había perdido todo, mi hogar y mi familia solo por hacer que el fuego cubriera mi cuerpo.

Seguí al extraño hombre hasta que llegamos a un bosque situado en una isla, todo allí se veía tan sombrío y sin señal de la luz del sol. En el cielo solo se veían algunos cuervos que volaban por sobre los árboles dando volteretas en el aire y luego lanzándose en picada.

El sujeto junto a mí sacó dos espadas que habían estado cruzadas en su espalda. Retrocedí de inmediato dándome cuenta que tal vez ese sería mi fin, pero en su lugar, el hombre solo me pidió que no me mantuviera lejos de él mientras nos introdujéramos en lo profundo del bosque. Intenté preguntarle el motivo por el cual había empuñado las espadas, cuando un horrendo lobo se interpuso en el camino. Lo miré fijo y descubrí que no era un animal, sino una extraña criatura que de lobo tenía muy poco ya, era como si los rasgos del animal que era antes se estuviera desvaneciendo casi del todo, solo podía percibir las afiladas púas que formaban parte de su pelaje y sus gigantes colmillos que resaltaban en su boca abierta, derramando baba.

El hombre junto a mí, lo mató en segundos, pero luego aparecieron más y más. Cuando creía que moriría allí por una de esas horribles bestias, el hombre me pidió que corriera hacia lo profundo del bosque. Y eso fue lo que hice, aunque perdí mis pertenencias por el camino. Dos de esas cosas estaban siguiéndome y yo solo podía gritar del miedo.

Al poco tiempo estaba segura de que me había perdido y que moriría despedazada por una de esas bestias, pero luego me acordé de mi madre y de sus palabras, y entonces algo sucedió en lo más profundo de mi ser. Volteé y enfrenté a una de esas cosas, que retrocedió con rapidez cuando mi cuerpo entero se cubrió de fuego, se dio la vuelta e intentó correr, pero tropezó con la otra cosa que estaba detrás de él. No les dejé huir de todas formas debido a que exploté, lo que causó una gran erupción a mí alrededor y los quemó vivos.

Mi cuerpo entero experimentó una extraña sensación de alivio e ira a la vez, sabía que estaba a salvo, pero aun así quería destruir a cada una de esas miserables bestias.

Desafortunadamente para mí, había gastado toda mi energía y caí al suelo sin poder mover un solo músculo de mi cuerpo. Al poco tiempo escuché pasos cerca de mí y la voz de una mujer diciéndome que todo estaría bien. Podía sentir como un par de brazos me rodearon y me alzaron llevándome hacia una construcción gigante que se encontraba detrás de un muro. Por las rendijas de mis ojos que se estaban cerrando del cansancio, pude ver que había jóvenes de todas las edades caminando libres por el césped que rodeaba la construcción frente a mí.

A lo alto de una de las torres, vi una bandera con un escudo dentro de ella, en el escudo se veía una araña, un escorpión y una cobra junto con las letras I.P.J.C.E. Me resultó extraño que los tres animales más letales estuvieran en un escudo. Tal vez lo descubriría más adelante, cuando volviera a la conciencia.

Cuando abrí mis ojos, estaba recostada en una cama de metal cubierta a ambos lados por telas en forma de cortina. Me senté y pasé una mano por mis cabellos, intentando recordar cómo había llegado allí, pero solo podía recordar el fuego y las palabras de mi madre “vete y ya no vuelvas más”. Me levanté y observé que tenía un vestido blanco que me llegaba hasta las rodillas.

Di unos pasos al frente donde había otra cama, más adelante había otras más. Entonces entendí que debía ser una habitación de enfermería, y bastante grande de hecho, porque había muchas camas una frente de otra, todas divididas por sábanas y un enorme pasillo en el medio de la habitación. Empecé a caminar hacia la puerta en busca de alguien que me explicara en qué lugar me encontraba, cuando de repente oí que la puerta se abría y una mujer entraba y corría hacia mí, diciéndome algo que no podía entender, pues la cabeza empezó a darme vueltas y todo lo que podía ver era blanco y… un momento, mis manos… estaban vendadas ¿pero por qué? No importaba, de todos modos, el suelo me recibió con un golpe sordo.



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En el texto hay: suspenso, poderes, acción

Editado: 17.07.2022

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