CON NUEVAS PERSPECTIVAS
Lunes muy temprano.
A pesar de ser a penas las siete el sol ya calentaba el día. Ryder se acercó al balcón de su oficina y abrió la puerta recargándose en el barandal de acero forjado estilo español. Miró a la poca gente que pasaba por la acera, estaba impaciente porque su secretaria llegara, tenía que hablar con ella acerca de lo que había pasado el viernes en la noche.
Estaba consciente de que no tenía derecho a reclamar que le hubiera ocultado quien era, pero era de alguna manera una falta de confianza para él. Había pasado el fin de semana pensando en el asunto y la conclusión fue esperar por una explicación el lunes, apenas ella llegara a la oficina.
Pasó una hora y algunos minutos y entonces la escuchó entrar con su tranquilo caminar a la recepción de su oficina. soltó un suspiro y caminó hasta la puerta de cristal de su oficina, jaló el asa de metal y se detuvo unos segundos con la puerta abierta aún sosteniéndola. Lena estaba de espaldas a él, colgaba su bolso en el perchero de madera tras su silla ejecutiva. Recorrió su delgada figura; no le sorprendió ver su atuendo, llevaba una chaqueta de manga hasta los codos en un tono gris con una falda larga sin forma, un conjunto ideal para ocultar ese cuerpo bien proporcionado y tonificado después de tantos años trabajando el ballet.
Se aclaró la garganta y fue hasta ella deteniéndose frente a el escritorio.
Lena se dio la vuelta intentando mantener la calma. La noche anterior no había podido dormir mucho consciente de que al volver a el trabajo su jefe iba pedir una explicación acerca de lo sucedido la noche del viernes.
Lo miró detrás de las enormes gafas. Se sentía pálida y cansada; pasó una mano por su cabello recogido y esperó.
- Buenos días Lena o debo decir...
- Es Lena, sólo Lena - dijo la joven intentando tranquilizar sus nervios.
- Esta bien, Lena - asintió él sin apartar la mirada de ella -. He intentado buscar una explicación a lo que pasó la noche del viernes, pero no puedo encontrar una respuesta lógica.
- No hay ningún secreto terrible detrás de mi condición laboral - dijo ella sosteniendo sus manos para evitar que la viera temblar -. He cambiado de profesión. No creí que mi experiencia como bailarina fuera necesaria para trabajar como su asistente; es algo... muy diferente.
- Demasiado diría yo - replicó Ryder cruzando los fuertes brazos -. No todos los día me enteró que mi asistente es algo más que una simple bailarina; es ¡Yelena Kutznikova! ¡Una revelación en el mundo del ballet clásico!
- ¡Ya no soy ella! - el tono de su voz subió un poco por primera vez desde que trabajaba para él -, mi nombre ahora es Lena Kutznikova e intentó vivir de esta manera, el p-pasado ya no es importante, no para usted o mi trabajo.
- No lo creo así - dio un paso hacía ella -, la mayoría del personal que trabaja para construcciones King , son personas normales...
- ¿Quién cree que soy entonces? - Demandó molesta aunque aún buscaba la manera de contenerse manteniéndose tensa en su lugar -. ¿Algún ser fuera de este mundo?
- No, por supuesto que no...
- Bueno, entonces me gustaría que me dijera que es en lo que he fallado - separó sus manos y las colocó en el respaldo de la silla con fuerte agarre -. Si es un inconveniente para usted será, mejor que me lo diga y podré irme si así lo desea...
- No es mi intención que lo haga señorita Kutznikova .
- Entonces dígame ¿Qué quiere hacer? - Demandó a punto de perder el control -, ¿Quiere que le cuente porque dejé mi ascendente carrera de bailarina? O quizá, quiere que lo dejé husmear en mi vida privada para que se sienta más seguro de...
- ¡Basta! - La calló acercándose a ella tomándola de los hombros.
Lena levantó la mirada hacía su demasiado atractivo jefe. los ojos bicolor de él la mantuvieron atrapada en sus profundidades, un ¡Oh! fue lo único que surgió de su cerebro.
Una extraña descarga eléctrica recorrió sus brazos hasta llegar a su pecho. Fue algo tan inesperado que Lena trastabilló y gracias a que Ryder King la sostenía no cayó al suelo perdiendo, ahora si toda la compostura.
Ryder se dio cuenta que estaba demasiado cerca de ella. Era la primera vez desde hacía dos años que la miraba así de cerca, con toda su atención puesta en ella. Recorrió su rostro, su piel era tersa, podía notar los diminutos vellos casi transparentes desde su frente hasta su barbilla, sus cejas arqueadas que apenas necesitaban arreglarse, la nariz pequeña y respingada y sus labios pequeños y gruesos brillando por el gloss que olía a cerezas mezclándose con su olor corporal a violetas.
Un sonido en el exterior lo obligó a volver a la realidad, de inmediato la soltó y se apartó frunciendo el ceño molesto por lo que acababa de pasar. dio media vuelta y caminó hasta la puerta todavía abierta de su oficina. Se aclaró la garganta y sin mirarla le ordenó que le buscara los papeles que necesitaba para el presupuesto de la obra más reciente.
- Yo..., enseguida se lo llevo - su voz salió ronca.
- Lo quiero ahora mismo - la miró molesto esperando.
Lena asintió y temblorosa fue hasta el archivador. Intentó abrir los cajones pero fue imposible. ¡Maldición, estaban cerrados y la llave estaba en su bolso! Se inclinó un poco buscando algo de aire para tranquilizarse.
- ¡Los quiero en mi oficina en cinco minutos! - Lena escuchó el grito de su jefe al darse la vuelta para entrar a su oficina.
La puerta siempre silenciosa de cristal sonó al ser azotada por Ryder King. Lena se giró recargándose en el archivero, colocó una mano en su pecho calmando el ritmo de su corazón, una sensación de inquietud empezó a querer apoderarse de ella. Movió la cabeza negándose caer, y sin perder tiempo fue hasta su bolso y buscó las llaves yendo hasta el mueble cuando las encontró para abrir y sacar los papeles del presupuesto.