...TODO SUCEDE SIN PODERLO EVITAR
Lena sostuvo en su pecho la tableta de citas que tenia que llevar esa mañana a su jefe. Habían pasado dos días sin que Ryder King le dirigiera la palabra a menos que fuera absolutamente necesario y no era que hablarán mucho antes, pero se sentía aliviada por eso, sin embargo había algo que mantenía una ligera molestia en su estómago cada vez que pensaba en la mañana del lunes y todo lo que había sucedido después.
Los nervios habían llegado a atraparla, pero buscaba la manera de esconderlos como siempre hacia para que nadie notara su debilidad. Lanzó un profundo suspiro y con una grabadora en la mano y la tableta en la otra fue hasta la puerta de grueso cristal y llamó con un par de golpes.
Ryder levantó la vista de los planos que había estado estudiando. Tras la transparente puerta con las letras de su nombre y la empresa estaba su enigmática secretaria. ¿Enigmática? Bien podría ser la personificación de lo que él podía darle al significado de la palabra. La mujer que en un momento de locura había sido capaz de besar o casi besar.
Lamió sus labios pensando en la carnosa y pequeña boca brillante; el olor a cereza y violetas que lo seguían cada vez que ella entraba en su cabeza interrumpiendo a veces su rutina diaria.
- Pase.
La puerta se abrió, Lena titubeó antes de entrar yendo hasta la mesa de trabajo y acercando a él la tableta de sus citas.
- He agregado una visita a la obra que supervisa su hermano - le dijo sin mirarlo - el resto de las citas las he acomodado para el resto de la semana.
- ¿Por qué?
- N-no eran tan urgentes - balbuceó nerviosa -, las arreglé para que pudiera salir esta tarde a las dos obras que tiene pendientes de visitar.
La mirada bicolor era demasiado intensa para buscar la manera de calmar los nervios que ya de por sí tenia alterados. Hizo el intento de cruzar los brazos, pero cambio de opinión y los escondió en su espalda.
- ¿El cambio fue porque usted pensó que las otras citas no eran importantes? - Inquirió acercándose a ella inclinando las cejas rubias -. ¿Desde cuando se siente con el derecho de cambiar mis citas sin consultarme?
- ¡No lo son! - respondió segura de su propia experiencia -. Las citas estaban anotadas para este día porque la agenda no estaba llena, pero se pueden cambiar para mañana o el viernes...
- ¿Viernes? - el tono de su voz cambio volviéndose violenta.
La recorrió con la mirada, Lena se estremeció ansiosa de escapar y dio un paso hacia atrás.
- Usted siempre me ha dicho que... Puedo arreglar las citas para... - pasó saliva - yo creí...
- No esta autorizada para hacer cambios a nada, ¿Entiende? - se inclinó a ella quizá demasiado cerca.
- S-si señor King.
Lena apartó su mirada, era ya bastante abrumador estar a esa distancia de Ryder King y al mismo tiempo enfrentarse a esos ojos.
- Quiero todo el cambio que ha hecho - le ordenó seco -, ahora mismo en mi escritorio, después hablará con los clientes y les dirá que los recibiré a la hora acordada.
La joven aguantó un suspiro y asintió en silencio. Tomó la tableta que le daba su jefe y dio media vuelta para salir de la habitación.
- Y señorita Kuztnikova el que arregla citas y todo lo demás soy yo - entrecerró los ojos molesto -, la próxima vez hable eso conmigo.
- Si señor.
Salió controlándose para no correr hasta se escritorio. ¡Dios! Se sentó de golpe y miró la superficie de su escritorio y permaneció sentada controlando el temblor de sus manos y piernas. ¿Qué había sido eso? Nunca en el tiempo que tenia trabajado para Construcciones King había recibido un regaño así. Lanzó un suspiro y arregló como pudo las citas y se levantó nerviosa mirando por el cristal de las puertas, Ryder estaba con la mirada sobre los planos como si nada de lo que le había dicho le hubiese distraído de su trabajo; pero, que podía ella hacer para que él se distrajera de su trabajo, ¿haber cambiado las citas de ese día? No, aquello sólo fue un pretexto para desquitarse por lo que había pasado; quizá aún estaba molesto por su atrevimiento al responder a su reclamo.
Ryder levantó la mirada con el ceño fruncido y con una señal de la mano le permitió entrar a su oficina.
Lena abrió la puerta y le mostró la tableta sin decir una palabra.
- Dejela encima del escritorio.
Ordenó mirándola apenas y volviendo su atención a los planos que seguía estudiando.
La joven salió casi de inmediato. Ryder no se movió de la pose que tenía, porque sólo era eso, una pose para mostrar su indiferencia hacia ella. ¡Maldición! Levantó la cabeza y miró hacia algún punto de su oficina, ¡Los sentimientos que ella le inspiraba era todo menos indiferencia!
*
Panther levantó la taza de café. Miró la acera llena de gente, sus cejas se fruncieron tras los lentes de sol. Había terminado de visitar las obras y resolvió algunos problemas con los exteriores, a pesar de que su hermano mayor apenas le hecho una ojeada a las estructuras; lo había visto nervioso y apurado, algo que era muy extraño en él, ni siquiera hizo el intento por quedarse a tomar un café con él y hablar acerca de lo que encontraron en las obras que se estaban restaurando. En vez de eso salió corriendo hasta una cita que tenia en menos de media hora en la oficina. ¿Su secretaria estaba haciendo bien su trabajo? Tenia que hablar con ella y...
- No esperaba encontrarte por aquí a estas horas.
Su cuerpo se tenso al escuchar la voz masculina tras él. Dejó tranquilamente la taza sobre la mesa, fue muy cuidadoso ya que no quería hacer notar la perturbación que sentía cada vez que estaba cerca.
Los ojos miel de Burt sonrieron al quitarse los lentes estilo aviador. ¡Demonios! Gruñó Panther en silencio apretando los labios. No quiso corresponder a su saludo, mucho menos a su sonrisa.
- Burt - dijo en un tono seco a modo de saludo.
- ¿Puedo sentarme? - señaló la silla frente a él.