Saga King's

CAPITULO 30

UNAS BUENAS RAZONES

¿Habría momentos mejores que esos?

Burt sostuvo por unos segundos más las pesas sobre su cabeza antes de dejarlas caer y verlas rebotar frente a sus zapatos deportivos. Limpió el sudor de su frente con la pequeña toalla blanca y movió la cabeza de un lado a otro salpicando de sudor algunos metros a su alrededor. Miró su imagen al terminar en el espejo frente a el área en donde se encontraba. Sus ojos color miel lo recorrieron, su camiseta sin mangas azul marino mostraba los músculos de sus brazos húmedos por el extenuante ejercicio, su camiseta estaba empapada, haciendo una mueca la sacó por su cabeza y limpio los restos de sudor. Hizo un gesto de desagrado al oler el sudor y tomó la decisión de darse un baño y quizá después podría dar una vuelta a la academia de baile de Panther y darle una sorpresa.

Volvió a mirar el atractivo rostro que le sonrió al mismo tiempo que su boca se curvaba.

Arrojó la toalla a uno de los cestos en la esquina de la construcción hecha especialmente en el terreno trasero de su casa. Panther quería mantener el gimnasio fuera de la casa, ya que en ocasiones lo prestaba para algunos ensayos de su escuela de baile y quería que aquel lugar fuera independiente. Así que ese bien equipado gimnasio mantenía su privacidad y aquello había ayudado a no ser descubiertos en momentos muy comprometidos.

Sin poderlo evitar miró de reojo el espacio desnudo frente a un enorme espejo de piso a techo. Ahí, en ese lugar podía perderse en el éxtasis de ver a Panther mover su cuerpo de bailarín, ondulando los músculos que brillaban en su oscura piel de chocolate con leche tensos y sudorosos. Le encantaba la forma en que su alto y bien proporcionado cuerpo le provocaba. Sabía que Panther lo notaba y le provocaba clavando sus hermosos ojos azules en él hasta que le era imposible no rendirse a su provocación. Era el erotismo puro, su completa perdición.

Un tirón en su entrepierna lo volvió a la realidad. Miró hacia abajo y la tela de sus pantaloncillos se movía como si estuviera con vida. Movió la cabeza intentando controlarse, consiente de que era demasiado bueno; el sueño de su vida. El sueño desde la primera vez que lo vio en los pasillos de esa exclusiva escuela, cuando él era parte de los populares alumnos del ultimo año junto con su hermano Ryder. Los King, los dos atractivos chicos que todos deseaban tener en su grupo. No dudaba que algunos de los chicos que ahí estudiaban incluso estuvieran enamorados como él lo estaba.

Nunca en esos sueños de entonces creyó que Panther llegaría a estar con él. Ahora lo tenía sólo para él, podía sentir sus caricias y tenerlo por las noches a su lado en la cama y adorarlo mientras guardaba para sí mismo las palabras que nunca podría pronunciar a menos que quisiera alejarlo de su lado.

Suspiró y fue hasta las duchas. Abrió la llave de agua fría y se metió suspirando cuando esta tocó su cuerpo caliente y sudoroso. Si, necesitaba enfriar su cabeza para ocupar el lugar en el que debía estar, el cual no debía traspasar. Enjabonó su cuerpo bronceado por las horas libres que tenia desde que su padre le quitó su trabajo y que pasaba en la orilla de la piscina y cortando hierba mala del jardín que Panther tanto cuidaba.

Cerró los ojos cuando la espuma de su cabello fue bajando por su cara, hombros, cuerpo. Todavía le era extraño asimilar lo que había pasado el fin de semana anterior. Panther se había atrevido a salir del armario con su padre. Al principio cuando lo escuchó decir que eran pareja, él estuvo a punto de caer de espaldas con el corazón paralizado ante aquella declaración. Sus ojos fueron de inmediato a la figura alterada de Panther antes de dirigirla a el hombre mayor junto a él; los tres estaban impresionados de maneras diferentes, ¿Quién no lo habría estado después de semejante declaración?

- ...él es mi pareja, él es hombre que vive conmigo. Soy homosexual padre, él..., él es mi amante...

Al principio, cuando su cuerpo y mente como un torbellino volvieron a la cordura pensó en negarlo, decir que todo había sido una broma de mal gusto por parte de Panther; sólo que su ahora amante se mantuvo seguro y con la barbilla en alto muy seguro de lo que decía y su padre parpadeó por unos segundos antes de mirarlos alternadamente. No dijo nada, se mantuvo en silencio, de pronto bajó la cabeza y acarició su blanca barba bien cortada antes de levantar la cabeza y sonreír manteniendo la calma que ninguno de los dos hombres más jóvenes tenían.

- Bienvenido a la familia.

Se mostró tan sorprendido como el mismo Panther. Ambos se miraron a los ojos, Burt abrió la boca buscando decir algo y se sintió como un pez en busca de oxigeno fuera del agua. Después de aquello Frank los acercó a él rodeando sus hombros y los llevó a un recorrido por los establos mientras hablaba sin descanso de sus preciosos caballos. Panther y él se miraron, ambos sabían que Frank King estaba dándole la oportunidad de entrar en su familia. Burt sintió una rabia terrible de pensar en su propia familia, de saber que por un terrible error del que se sentía por completo responsable estaba completamente solo. Solo sin nadie que le respaldara, sin nadie a quien recurrir cuando él se cansara y volviera a estar fuera de su vida.

Cerró la llave y salio de las regaderas, tomó una toalla cubriendo la parte inferior de su cuerpo y dejó que la fresca agua cayera en gotas sobre su torso. Abrió por las puertas plegadizas blancas y se detuvo repentinamente al notar que no estaba solo en el gimnasio.

Un hombre alto de un buen constituido cuerpo y cabello rubio estaba mirando hacia la ventana junto a los aparatos de cardio. Estaba parado con las piernas abiertas y las botas bien plantadas en el suelo de duela brillante. Una mano sostenía uno de los tubos de una de las maquinas y la otra estaba en su cintura en una pose casual.

- ¿Puedo ayudarle en algo? - Preguntó pasando una mano por su cabello húmedo.




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