UNA CABALGATA DIFÍCIL
Lena miró sus ropas sintiéndose incomoda. La invitaron a montar y ella no estaba vestida para hacerlo. Su vestido de un coral muy tenue y la chaqueta ligera que se quedó en uno de los sillones de la terraza no eran para nada cómodos para un día en el campo y mucho menos para montar un caballo, ni siquiera en la campiña francesa en donde había aprendido a montar desde que era una niña, mucho antes de que su...
Caminó por las pequeñas piedras con sus zapatos de tacón de siete centímetros siguiendo a Win que la llevaba hacia una puerta lateral en las caballerizas.
- No te preocupes - dijo sonriente abriendo la puerta de madera -, aquí dentro esta el baño y los vestuarios. Encontraremos algo para ti. No estaría bien que nuestra invitada se quedara sentada mirando como nos divertimos.
- No quiero ser una molestia para ustedes.
- No lo eres - la tranquilizó -, nos sentimos contentos al tener por primera vez a una invitada por Ryder en el rancho. Es algo extraño en mi hermano, la mayor parte del tiempo siempre viene solo, las mujeres que frecuenta son...
Se calló mortificada y dio un paso hacia atrás.
- Lo siento - la miró sonrojada -, te esperamos en los establos. No nos iremos sin ti.
Lena entró en el vestidor y miró el traje para montar colgado en un gancho. Lanzó un suspiro, no acostumbraba a usar muy seguido ese tipo de prendas, la ultima ves que se subió a un caballo fue en su cumpleaños veinte cuando su padre insistió en ir a su casa en la campiña francesa para relajarse antes de su presentación...
Se empezó a quitar la ropa dejando a un lado los recuerdos que todavía dolían.
Diez minutos después salió con los ajustados pantalones grises de algodón, unas brillantes botas a su medida y una camisa con un estilo muy masculino de delgado algodón blanco. La ropa era demasiado ajustada a lo que estaba acostumbrada. Incomoda caminó hasta el grupo que esperaba a los caballos que uno a uno iban saliendo de sus boxes de la mano de los trabajadores el establo.
Se sujetó el cabello con una cinta que llevaba en su bolso.
Ryder golpeo la fusta en su pierna. Había decidido dejarse los vaqueros y sólo se cambio la camisa por una playera blanca de algodón; él no era de los que se cambiaba su ropa por el equipo de montar a menos que fuera muy necesario, y Kaleb el más chico de la familia tampoco lo era, él jovencito era más dado a montar como un verdadero vaquero, a veces solía verlo montar a pelo muy temprano en las mañanas mientras su padre aún no se levantaba.
Se giró perdido en sus pensamientos hasta que notó una figura femenina acercarse a el grupo. Un vuelco surgió en su pecho. La elegancia y las curvas destacándose en ese atuendo le hicieron volver al día anterior casi sin aliento. A su mente llegó el cuerpo cubierto con ese conjunto de ropa interior tan sensual aquella noche cuando no le quedó más remedio que desnudarla. Cuando la vio le fue imposible dejar de mirarla.
¡Mierda! Gruñó lo más bajo que pudo buscando no llamar la atención del grupo que charlaba y reía a su lado. La sensación de esa suave piel en sus dedos cuando al final no pudo evitar tocarla para seguir apartando la ropa de su cuerpo cuando la llevo a la cama...
Lena le sonrió un poco nerviosa mientras seguía acercándose a él, en ese momento se dio cuenta de que estaba cometiendo un error al querer mantenerla a su lado y ayudarla a sacar sus demonios de su interior, y ¿A él? ¿Quién iba a ayudarle a sacar sus propios demonios?
- Gracias.
Ryder Parpadeó buscando de alguna manera borrar las imágenes de ella casi desnuda y esa pálida piel que muy pocas veces él encontraba en una mujer, las mujeres con las que acostumbraba a salir presumían de su perfecto bronceado texano. La miró mientras ella jalaba la blusa como si esta le ajustara demasiado.
- ¿No es de tu talla? - Preguntó frunciendo el ceño sin evitar que sus ojos se detuvieran en sus redondos senos.
¡Maldita sea! Apretó los labios sintiendo como la sangre abandonaba rápidamente su cerebro hacia el sur.
- Si, esta bien - asintió con la cabeza deteniendo sus mano cerrándolas a cada lado de su cuerpo sonrojándose.
- ¿Estas segura de que sabes montar? - Inquirió mirando hacia los caballos que desfilaban ante ellos buscando distraer su mente de lo que pasaba en su cuerpo -. Win ha escogido a Romantic para ti, ella es una yegua muy tranquila. No será ningún problema si no sabes...
- He montado desde que tenia cinco años - replicó Lena siguiendo la mirada e Ryder King admirando los caballos grandes que esperaban impacientes por salir al aire libre -, mi padre tenia una casa en el campo en Francia, íbamos cuando mi padre tenia algunos fines de semana libres, que al final no eran muchos - suspiró - así que estoy sólo un poco nerviosa e tener un poco más de cinco años que no monto, pero espero no haberme olvidado de nada.
Ryder sonrió de una manera enigmática mirándola por unos momentos. Lena sintió sus ojos brillantes y azules sobre ella mientras su mejillas se sonrojaban una vez más.
- Lena, ven conmigo.
La voz de Win la salvo de seguir al lado de ese hombre que por alguna razón la desequilibraba de una manera que no le gustaba.
Se dejó llevar hasta donde estaba una hermosa yegua pinta. Su color blanco con manchas grises la hizo lanzar una exclamación acariciándola con suavidad. Pronto el hermoso animal le correspondió acercando su hocico hasta su cara como buscando que le diera algún incentivo. Volvió a reír acariciándola y aceptando un cubo de azúcar que Win le proporcionó.
Ryder golpeó una vez más la fusta sobre su pierna. Esta vez lo hizo con más fuerza para sentir dolor y así dejar que su cuerpo le estuviera traicionando hasta el punto que ahora mismo tenía una incomoda erección de la que tenia que deshacerse antes e que alguien lo notase, dio media vuelta y fue hasta Knigth, su majestuoso caballo de brillante pelo negro azulado, subió a él sin importarle que todos se volvieran a verlo y salió. Todo galope hasta alguna parte de las extensas tierras de la propiedad de su padre.