Lisa apoyó sobre la mesa la fuente con el manjar. Al hacerlo se inclinó levemente sobre ella permitiendo ver parcialmente su pecho por entre su camisa entreabierta. Le fue inevitable a Jake guiar su mirada sobre aquella pequeña abertura, expuesta casi a propósito, pero lo que vio lo dejó helado de impresión. A pesar de la fugacidad del hecho y del escaso espacio de observación, le fue imposible desconocer la joya que la esposa de Jeffrey llevaba al cuello. Era el collar de oro y diamantes de Danna. Aquella alhaja invaluable era única, no había otra igual en el mundo, motivo que en el pasado se había transformado en centro de atención de poderosas ambiciones y objetivo a sus selectas habilidades. No podía equivocarse, aquella era la joya que casi le costó la vida. Quedó atónito al encontrarlo luciendo al cuello de Lisa y de la niebla creada por la oscura sorpresa nacieron ciertas ideas atropelladas que lo abrumaron dejándolo ido, absorto, distante...
-¿Le ocurre algo, señor?- le pregunta la mujer al ver su repentina alteración.
-¿Eh?- responde volviendo en sí –Ah, no nada...
-Que tenga buen provecho- le dice sonriendo.
-Espere- la detiene antes de que se alejara -¿Puedo hacerle una pregunta?
-Por supuesto, dígame...
-La joven que llegó ayer, usted sabe, de cabello rubio...
-La señorita Anahís, si...
-Golpeé a su puerta antes de bajar de mi cuarto pero no me respondió. Seguramente no estaba en su habitación ¿Podría decirme donde ha ido? ¿Le ha visto? Es que quiero hablar con ella...
-Lo siento, pero ella se ha marchado de Saint Greenbounn- le explicó Lisa con cierta pena –Esta mañana temprano pagó su cuenta y se fue de nuestro pueblo. Fue extraño que se marchara tan pronto. Apenas había llegado. Seguramente algo le había urgido para irse tan repentinamente ¿Necesitaba algo en que podamos ayudarle?
-No, descuide, no era nada importante- murmuró Jake con un gesto de frustración –Solo quería saber cuándo iba a emprender el viaje nuevamente. Quizás como ella tenía vehículo podía acercarme a mi destino. Pero bueno, no importa...
-De veras lo siento...
La mujer se marcha entrando de nuevo a la cocina dejando al huésped solo con su almuerzo. Pero Jake apenas probó bocado viendo desaparecer su apetito ante los efectos de la noticia recibida. Apenas comió y regresó a su habitación en donde su mente se desplegó en horrendos pensamientos. A pesar de la explicación de Lisa, sabía que cuanto le había dicho era una absoluta mentira. Las razones por las que ella tuviera el collar eran escasas y se reducían aun más al dar algunas de ellas por completo descartadas. Conocía bien a Danna y sabía que no se obtendría de ella tal posesión bajo su entero consentimiento. Se apego a la joya le impedía ponerle precio de venta y si llegara a acceder a ello, no había nadie allí que tuviera con qué pagarlo. También era absurdo suponer que pudiera perderlo. Adoraba ese collar desde que lo tuvo entre sus manos, tanto como para traicionarlo a él siendo que era a quien más amaba, poniendo incluso su vida, la de su amado, en riesgo al adueñarse del botín de la peligrosa misión que juntos llevaran a cabo. Las posibilidades se reducían y se conducían a una única y de matiz drástico. Algo malo le había sucedido a Danna, estaba seguro...
A pesar del enfado ciego, del odio venenoso que sentía por ella y que le hacía indiferente su posible suerte, tenía que saber qué le había pasado a Danna como una medida para proteger su propio cuello. Sea lo que sea que le haya pasado, la razón de su destino era uno único, iniciándose en un único lugar y puesto que ambos compartían la misma razón para estar allí, su desaparición no podía serle indiferente. Solo había una pista que podía seguir para confirmar su paradero sin despertar sospechas con su repentino interés por una desconocida. Nadie habría allí que le dijese lo contrario a lo que Lisa le había dicho, ni quien revelase la verdad de la que Jake sospechaba. Por tanto, solo en pequeñas huellas podría confiar.
Era la una de la tarde. Saint Greenbounn se volvió silencio y soledad. Una calma total reinaba sin que pudiera advertirse trastorno alguno a la normalidad diaria. La hora de la siesta era respetada allí tanto como Jake lo hacía. Nadie andaba por las calles lo que redujo los riesgos a su investigación. Entonces salió de la posada en busca de la respuesta que tanto deseaba saber siguiendo la única pista que lo llevaría a ella. A falta de similares, las huellas del auto de Danna parecían grabadas en la tierra suelta de la calle y por tanto eran fáciles de seguir. Disimulando ante la posibilidad de ojos fisgones observando, las rastreó viendo como estas daban vuelta en torno a la plaza y tomaban el camino de salida del pueblo hacia la carretera principal por donde él había llegado. La evidencia indicaba que, a pesar de cada negativa e contradicción que lo ahogaron en fantasías, Danna había alcanzado su objetivo. Sin embargo, al abandonar el caserío, las huellas cambiaron repentinamente de dirección. Claramente se veía como el automóvil se había desviado hacia la izquierda perdiéndose en los verdes prados. Allí las huellas se perdían, pero al levantar la cabeza vio que la dirección tomada llevaba al gran lago a un lado de Saint Greenbounn. Se adentró por las tupidas malezas siguiendo el rastro hasta llegar al azulado espejo. Entonces encontró en la ribera las huellas del vehículo perdiéndose en las profundas aguas del lago y junto a ellas varias pisadas marcadas en el fango que señalaban que lo habían empujado allí haciéndolo desaparecer.
Entonces Jake horrorizado supo que tenía razón. Todo cuánto había pasado esa noche anterior se volvió claro. Luego de dejarlo inconciente y robarle sus notas, Danna se aventuró en el gran templo para apoderarse del Saintia Selenne, pero la descubrieron y acabaron con ella, sepultándola junto a su automóvil en las entrañas del lago en donde nadie jamás la encontraría. Toda prueba de su pequeña instancia allí había desaparecido. La asesinaron, la desaparecieron sus captores y Jeffrey y su esposa se apoderaron de sus pertenencias dejadas en el hospedaje, incluido el collar que delató su desgracia. Todo había sucedido como Jake había imaginado como la peor de las posibilidades y que ahora frente a él se volvía completa y macabra realidad.