Salva a la villana

Capítulo 4:¡El plebeyo qué hizo llorar a la señorita!

Capítulo 4:¡El plebeyo que hizo llorar a la señorita!

Layla Nessro recuerda: —Mi nombre es Layla Nessro y soy la joven señorita de la familia Nessro, heredera y próximamente futura prometida del príncipe.

Me encontraba en esta situación muy mala cuando uno de mis guardias personales asesino a mis dos sirvientes y me secuestro, entonces fuimos al bosque de esta aldea de plebeyos y estaba por ser manchada por un tipo que no amo, me asuste mucho cuando no tenía fuerzas para liberarme de mi asaltante y quería llorar, gritar, pedir ayuda y nadie ayudaba hasta que recibí un fuerte golpe en la cabeza por lo que me desmaye sin saber más de mí, hasta qué desperté en el mismo momento qué el secuestrador estaba convertido en huesos y enfrente observé un niño menor que yo, una apariencia salvaje y siniestra, pero mi salvador ahora viéndolo qué cayó por la falta de fuerza me preocupo qué no vaya a despertar — recordó los sucesos qué habían pasado hace unos momentos.

Layla se quedó mirando directamente la cara del niño que la había salvado y se sintió avergonzada al tener ese tipo de pensamientos sobre un plebeyo cualquiera; ella era una orgullosa noble y joven señorita teniendo ese tipo de pensamientos.

Mirando más de cerca, por la curiosidad, además de que fue salvada por este niño y ella estaba agradecida, realmente lo estaba, pero la única forma de pagarle había desaparecido y no tenía monedas de oro porque fueron desaparecidas junto a la carne y ropa del caballero.

Suspirando tomó las manos del niño para llevarlo a un lugar tranquilo donde pueda descansar y despertar. Para agradecerle de la mejor manera, por alguna razón el niño no estaba muy pesado y fácilmente puede cargarlo. Lo llevó al lugar y se sentó al lado del niño hasta que despertara.

Kijiro sintió un poco de dolor y después una sensación de fuerza mayor en todos los músculos que lo hacían fuerte; por alguna razón los diferentes cambios que sufrió habían pasado y logró regresar a la misma apariencia que tenía, ojos negros sin pupila, cabello negro, piel blanca y no al pálido enfermizo.

Decide abrir los ojos para ver qué había pasado y se sorprende por lo que encontró: estaba acostado en el pasto verde largo que sirve como colchón y en el pecho tenía la cabeza de la niña que salvó hace unos momentos u horas. Vio el cabello azul cristalino de la niña y observó la cara de esta; tiene los labios entreabiertos color blanco, las cejas muy tupidas de bello azul y las pestañas largas con bello color azul. Además, viste un vestido algo desordenado, pero se puede ver lo cara que es en realidad esta prenda. Tiene el color rosa con varias joyas y unos brazaletes en ambas muñecas de oro.

La niña tiene el cabello corto hasta la altura de los hombros; además, estaba descalza y dormida sin preocupaciones, acomodada agradablemente en el pecho del niño que la salvó.

Kijiro al ver todas las fracciones de la niña lo supo de inmediato. Sabe que la identidad de esta niña es muy especial y es la villana que cuando tenga treinta años será asesinada, todo por un engaño por parte de ambos hijos del destino.

Viendo nuevamente a la niña pequeña que dormía derramando un poco de saliva en el pecho, decidió despertarla; después de todo, no quería estar pegajoso con baba.

Kijiro habló débilmente. —Desierta Layla, Layla despierta —dijo con voz suave y tocando levemente la cabeza de la niña para que despierte.

Parece que estas llamadas le gustan a la niña y subió una pierna atravesada en el cuerpo del niño; después continuó dormida abrazándolo como si de un oso de peluche se tratara.

Kijiro sintió un poco de dolor en el cuerpo por los cambios físicos que había sufrido y ahora está esta niña que lo abraza como un peluche.

Kijiro habló más decidido. —Layla despierta —dijo en voz alta y haciendo que la niña logre reaccionar al escuchar la voz llamándola.

Layla escuchó que alguien le llama por su nombre y salió del hermoso sueño que estaba teniendo. Soñó que estaba secuestrada por un malvado dragón y un héroe la salvó. Entonces ambos estaban en la boda para aceptar y ser pareja, pero abrió los ojos y la imagen del apuesto héroe se interpuso con la imagen del niño de ojos negros sin pupila y dientes algo filosos.

Layla reaccionó confundida y congelada al ver esta imagen, haciéndola saltar del miedo y gritar —¡Hahaha! ¡No acepto! —dijo con urgencia en la voz y miedo al recordar que estaba por aceptar convertirse en la pareja de este héroe.

Kijiro observó las diferentes reacciones exageradas de esta villana y tenía una gran gota de sudor al verla actuar asustada y rechazarlo en algún sueño que tenía.

Kijiro habló: —Cálmate, no nos vamos a juntar o convertir en pareja, me alegro de que tengas energías —dijo con simpleza y algo de aburrimiento.

Layla escuchó la respuesta del niño y vio que había estado dormida en el pecho del niño plebeyo hasta derramando saliva, algo que la sonrojó bastante al saber que alguien la vio así.

Layla habló —¡Tú! No digas nada sobre esto y te voy a recompensar con dinero valioso, entendemos, plebeyo —dijo con fingida arrogancia.

Kijiro escuchó lo que la niña loca decía sobre plebeyos y recompensa; sinceramente no quería ser recompensada por algo que en realidad no tenía por qué serlo y siempre se tenía que ayudar de corazón.

Kijiro habló: —No necesito nada, esta acción llegó desde mi corazón y aun si hubiese muerto. Yo habría tratado de salvarte —dijo con sinceridad y viendo directamente a los ojos de diferentes colores de la niña, el ojo izquierdo color azul cristalino y el derecho color verde, ambos con pupilas de estrellas.

Layla escuchó la respuesta sincera del niño que parecía pobre y muy demacrado que no quería recompensa alguna por salvarla; ella siempre había dado estas recompensas a las personas que la ayudan y siempre habían agachado la cabeza para agradecerle el buen corazón al darles dinero, pero ahora este niño no había reaccionado positivamente a lo de la recompensa y sintió una extraña emoción indescriptible en el estómago y el corazón latía aún más cuando escuchó las palabras que dijo. Él moriría por tratar de rescatarla y venía del corazón algo que le gustaba y los ojos los sentía llorosos.




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